Los pros y contras de esperar por el colegio ideal
Con frecuencia, al difícil proceso de admisión se debe sumar la disyuntiva sobre qué hacer si el niño es rechazado: dejarlo un año más en el jardín o postularlo a otro establecimiento. Los expertos entregan recomendaciones.
El Instituto Alonso de Ercilla, en Santiago, es un colegio de altos resultados académicos y con una alta demanda. Especialmente desde que se volvió mixto. Cuando ello sucedió, hace cinco años, muchos apoderados hicieron que sus hijas repitieran el kínder esperando la apertura de las vacantes para las niñas. No es difícil hallar a alumnas de cuarto básico con un año más que sus compañeras.
Es una práctica común en los colegios de elite, pero que no es compartida por los expertos. Para ellos, los padres siempre deben tener más de tres alternativas de colegios y no obsesionarse con sólo una. Por otro lado, aseguran que la repitencia sólo se justifica en los casos en que el menor no tiene el desarrollo cognitivo, emocional o sicomotriz esperado para su edad.
"Los colegios top son los más deseados, pero hay muchas escuelas que pueden ser una buena oportunidad para un niño", explica Claudio Boza, sicólogo de la U. Mayor.
Entre los peligros de esperar por un cupo en el establecimiento soñado están el terminar siendo el mayor del curso. Si bien numerosos estudios han descrito los beneficios de estar entre los mayores, como tener menos tasas de repitencia y mejor rendimiento académico, las ganancias pasan a ser perjuicios cuando el niño ha adquirido una sobreedad, esto es, ser mayor un año completo que sus compañeros. "Se puede afectar su autoconcepto académico, porque sienten que van a un curso con niños más chicos y, por tanto, son menos capaces", añade Boza.
Además, desde los cuatro años se dará cuenta si está pasando las mismas cosas que el año anterior, lo que, además de causarle aburrimiento, también mermará su autoestima.
"La repitencia se justifica cuando el niño se aparta de lo esperado para su edad en lo cognitivo, motriz o en lo socioemocional. Si con esas características asiste a un colegio exigente, verá que no puede responder y se angustiará", dice la neurosiquiatra infantil Amanda Céspedes.
Para ella, lo mejor, entonces, es esperar a que el niño adquiera las habilidades en el jardín infantil.
Si no es el caso, lo mejor es buscar otra alternativa y que ésta tampoco sea vista como una opción para estar un par de años, mientras se abre el cupo en el colegio anhelado. "Hay que hacer los menos cambios posibles. La idea es facilitar al menor la adaptación, que sienta que está en un lugar estable, de lo contrario sentirá que no puede encariñarse, porque no es un lugar permanente", dice Verónica Villarroel, directora del Magíster en Psicología Educacional de la UDD.
Los expertos llaman, en primer lugar, a reflexionar qué se espera del niño en términos académicos y emocionales y en base a eso analizar las opciones académicas. Luego, seleccionar cinco colegios, postular a tres y tener un cuarto en caso de que no quede en ninguno de los anteriores.
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