Los secretos detrás del gran regreso de Jorge Valdivia a la selección chilena
El volante reconoció a sus más cercanos su intención de retribuir el respaldo de Sampaoli. Ansioso tras 23 meses de ausencia, el "Mago" requirió el constante apoyo de sus padres.
Pasaron casi 700 días para que Jorge Valdivia volviera a vestir la camiseta de la selección chilena. El volante, quien estuvo separado de la "Roja" por lesiones e indisciplina, jugó su último encuentro con la Selección el 11 de octubre de 2011, en la victoria por 4-2 ante Perú.
La historia del retorno del "Mago" comenzó a escribirse hace una semana. El jugador de Palmeiras arribó al país cerca del mediodía y se trasladó de inmediato a Juan Pinto Durán para ponerse a las órdenes de Jorge Sampaoli.
"La evaluación de Valdivia ha sido buena, porque lo hemos ido llevando de menor a mayor. Esperamos tenerlo con buena intensidad. Por eso trabajamos con él para que nos pueda dar todo su talento el mayor tiempo posible", declaró el casildense en la antesala al duelo ante Venezuela.
Responder al respaldo
Una de las principales preocupaciones del volante era no fallarle a Sampaoli, quien le ha brindado un fuerte apoyo durante todo el proceso. Valdivia había sido elocuente con su entorno. "Quiero jugar un gran partido para responderle al técnico", les había confesado.
El reconocimiento tenía que ver con la permanente preocupación que ha mostrado el DT y su cuerpo técnico por su condición física. Además de las ocasiones en que Sampaoli viajó a observar sus partidos, y por los constantes contactos telefónicos. Valdivia valoró esos gestos y concluyó, según su círculo íntimo, que "pocos técnicos se la han jugado de esta manera por él".
El respaldo de sus compañeros lo había recuperado hace rato. "En rigor, nunca tuvo conflictos con ellos. Todos cometen faltas, pero saben que es producto de que son gente joven. En el plantel hay personas honestas y de buen corazón", afirmó Luis, el padre del "Mago".
En las horas previas al duelo ante los "llaneros", Valdivia se refugió en sus padres. "Lo vi muy tranquilo, pero ansioso por jugar. En general, estaba calmado, pero muy concentrado en lo que tenía que hacer", reconoció el progenitor del volante, quien lo visitó un par de veces y, antes del partido, lo abrazó para transmitirle calma. Antes de entrar a la cancha, miró hacia el cielo y alzó los brazos, quizás su única cábala. Que no le falló.
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