Mariano Rajoy afirma que no permitirá que se cuestione la unidad en España

En su primera visita a Cataluña desde la votación simbólica sobre la independencia del 9 de noviembre, el jefe del gobierno español aseguró que no permitirá "que nadie venga a elegir entre ser catalán o español".




El jefe del gobierno español, Mariano Rajoy, hizo este sábado un viaje relámpago a Cataluña, el primero en seis meses, para convencer a los catalanes de las ventajas de permanecer en España y rechazar contundentemente una negociación sobre la independencia.

"Que quede claro una cosa: yo no voy a permitir que se ponga en tela de juicio la unidad de España" ni "que nadie tenga que elegir entre ser catalán y  español", lanzó categórico durante un acto público de su partido en la capital catalana, donde se desplazaron cinco ministros y varios líderes regionales.

Se trata de su primera visita a Cataluña desde la votación simbólica sobre la independencia del 9 de noviembre, en la que unos 1,8 millones de personas  (80% de los participantes) se mostraron partidarios de la secesión de esta potente región nororiental de 7,5 millones de habitantes.

"Si lo que pretendía era presentar una Cataluña independentista ha fracasado en toda regla", aseveró Rajoy, destacando que era su décimosexta visita a la región desde su llegada al poder a finales de 2011. La última se remontaba al 30 de mayo de este año.

Durante estos seis meses, el conflicto entre el ejecutivo central y el gobierno nacionalista regional se agudizó hasta niveles nunca vistos desde el fin de la dictadura de Francisco Franco en 1975, especialmente a raíz de la consulta del 9 de noviembre a pesar de la suspensión decretada por el Tribunal  Constitucional.

Esa votación provocó divisiones en el seno del partido de Rajoy, cuyos sectores más conservadores, especialmente en Cataluña, le criticaron no haberla  impedido.

"Los delirios se calman con tranquilidad, no con más alboroto", se defendió este sábado en Barcelona, donde atacó duramente la nueva hoja de ruta  presentada por Artur Mas.

Ante la imposibilidad de organizar un referéndum sin permiso de Madrid, el líder nacionalista propuso unas elecciones regionales donde los partidarios de  la secesión se presentaran en una lista conjunta.

En caso de obtener mayoría absoluta, el gobierno saliente debería negociar con España y Europa las condiciones de separación y construiría las estructuras  de Estado necesarias para declarar la independencia a finales de 2016.

"Lo último que necesita Cataluña son aventuras que traigan más inestabilidad y espanten a inversores y emprendedores", dijo Rajoy.

"ESPAÑA, UNA HISTORIA DE ÉXITO" 

Acusado por la oposición socialista de no dar una respuesta política a la crisis territorial, el líder conservador prometió acudir a Cataluña para  "explicar mejor" sus razones.

Lo hizo en una corta visita a Barcelona para intervenir únicamente ante militantes de su partido, que apenas tiene un 10% de los votos de la región. En un discurso de casi una hora, se esgrimió como garante de la "estabilidad" económica en la región aunque no ofreció nada nuevo a los nacionalistas.

España es "un país grande y fuerte", "uno de los cuatro países del mundo que más ha crecido en renta per cápita en los últimos 40 años", dijo.

"Si junto hemos escrito esta formidable historia de éxito, ¿por qué algunos quieren acabar con ellaâ", se preguntó.

Además, recordó que su ejecutivo ayudó en varias ocasiones a la delicada economía del gobierno regional, con una deuda del 31% de su PIB, sin acceso a los mercados financieros y con problemas para pagar a proveedores y funcionarios.

La crisis económica de 2008 fue precisamente uno de los detonantes de la ola independentista en esta región, cuyo gobierno denuncia una diferencia de  11.000 millones de euros entre lo que aporta y recibe del Estado. Madrid la sitúa en 8.500 millones. 

Dotada de amplias competencias en educación, sanidad o seguridad, Cataluña reclama desde hace años autonomía fiscal para gestionar sus recursos, como  hacen las regiones de Navarra y el País Vasco.

La propuesta fue rechazada en 2012 por Madrid hasta superar la crisis económica que atravesaba entonces el país. Ahora, tras cinco trimestre consecutivos de crecimiento en el país, el ministro de Hacienda descartó recientemente mejorar la financiación catalana.

Tampoco abren la puerta a la reforma constitucional propuesta por los socialistas para federalizar el país y blindar las competencias adquiridas por  Cataluña frente a injerencias de Madrid.

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