Migración infantil a EEUU: La odisea que no termina en la frontera

Después que dos hermanas de 8 y 9 años cruzaron la frontera solas, pasaron casi un mes en centros de detención de Texas y Miami, para luego enfrentar un largo camino en los tribunales de inmigración.




Jolleth y Marí­a atravesaron varios paí­ses centroamericanos para llegar a Estados Unidos, pero lo que no sabí­an es que el camino a una mejor vida no terminaba al final del viaje.

Las dos hermanas Ruiz viajaron desde su tierra natal de Nicaragua hasta México con un tí­o, pero después cruzaron la frontera solas y pasaron casi un mes en centros de detención de Texas y Miami.

Finalmente se reunieron con su madre en Nueva York, donde comenzó el largo laberinto judicial que supone pasar por las cortes de inmigración estadounidenses.

"La primera vez en la corte fue noviembre, luego volvimos en febrero, ahora en julio y nos han dicho que la próxima cita es diciembre", dijo Tania Meza, la madre de 28 años de ambas niñas. "Es duro porque tengo que preguntar cuáles son los trenes para llegar hasta aquí­ (la corte) y es caro también, pero no tengo miedo porque confí­o en Dios".

Jolleth, de 8 años, y Marí­a, de 9, son parte de los miles de niños centroamericanos que han cruzado la frontera solos en el último año, agitando el debate migratorio que se vive en Estados Unidos. Sin embargo, después de llegar a su destino, algunos de estos niños inician una segunda travesí­a que podrí­a durar años, hasta que se decida si deberí­an ser deportados o quedarse en el paí­s.

Meza llegó a Estados Unidos en 2007 sin sus hijas. Después de que la madre de Meza fuera diagnosticada con cáncer y no pudiera cuidar de las niñas, Meza decidió que éstas realizaran el viaje con su tí­o. La familia logró recopilar los más de 10.000 dólares que pagarí­an a los "coyotes" para que las pequeñas cruzaran la frontera.

Después de cruzar y pasar unos dí­as en un centro de detención de Texas en junio del 2013, las hermanas fueron enviadas a otro en Miami y, tras dos semanas, se reunieron con su madre en Nueva York. Meza acude cada vez a la corte de inmigración, en el corazón de Manhattan, sin abogado porque no puede costearse uno, y asegura que si deportan a las niñas, se irá con ellas.

"El lugar más horrible fue en Texas porque parecí­a que estaba en una cárcel", recordó Jolleth, a la salida de la corte migratoria.

Neena Dutta, abogada de inmigración en Nueva York, dijo que la ley federal prohí­be la deportación inmediata de personas consideradas ví­ctimas de tráfico humano que provienen de paí­ses que no están conectados geográficamente con Estados Unidos. El proceso judicial que empieza entonces es largo, asegura.

"Toma mucho tiempo lograr una primera fecha en la corte", señaló la experta, que sin embargo explicó que una gran parte de estos menores que entran en el sistema judicial migratorio logran quedarse en Estados Unidos.

Aproximadamente 57.000 niños han llegado a Estados Unidos desde octubre hasta mediados de junio, procedentes en su mayorí­a de Guatemala, Honduras y El Salvador, según las autoridades estadounidenses. La mayorí­a huye de situaciones de violencia o pobreza extrema.

El presidente Barack Obama ha solicitado 3.700 millones de dólares para enfrentar la crisis. Una alianza de grupos de derechos de los inmigrantes demandó esta semana al gobierno federal porque la vasta mayorí­a de los menores que enfrentan deportación no reciben representación legal.

La foto viral que refleja el drama de los niños sin papeles en EEUU

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