Ministro admite que el Gobierno de Peña Nieto vive sus días más difíciles tras desaparición de 43 estudiantes

El secretario mexicano de Gobernación, Miguel Ángel Osorio, reconoció hoy que el mandato del presidente Enrique Peña Nieto vive sus días más difíciles a raíz de la desaparición forzada de 43 estudiantes hace más de un mes, pero confió en que van a "salir adelante".

"Se ha dado esta circunstancia, esta situación lamentable, que no solamente a nivel nacional, sino a nivel internacional, nos ha lastimado", declaró Osorio a la emisora Radio Fórmula, tras admitir que esta es la crisis más grave que ha vivido este Gobierno desde que se inició en diciembre de 2012.

Confió en que el Gobierno va a superar este problema y dotar de seguridad a la región de Tierra Caliente del sureño estado de Guerrero para evitar que "vuelvan a darse hechos tan lamentables".

Sobre la reunión de casi seis horas celebrada este miércoles en la residencia oficial de Los Pinos con los familiares de los 43 alumnos desaparecidos de la Escuela Normal de Ayotzinapa, dijo que fue "muy respetuosa" y "con exigencias, pero negó la existencia de un enfrentamiento.

Apuntó que el Gobierno entiende la decepción de los padres, quienes "nunca podrán estar satisfechos" mientras no sean encontrados sus hijos.

Sobre el paradero de los jóvenes, Osorio comentó que "todos los escenarios son posibles", pero que la prioridad es hallarlos con vida, la principal demanda de los familiares, quienes han dicho al Gobierno que dejen de buscar a sus hijos en fosas.

Consideró válidas las exigencias de miles de mexicanos que han salido a las calles a protestas por este caso, pero reprobó las manifestaciones que violan los derechos de terceros, como cuando se han atacado sedes oficiales y saqueado comercios.

La noche del 26 de septiembre pasado policías atacaron a tiros a estudiantes de la Normal de Ayotzinapa presuntamente por órdenes del entonces alcalde de Iguala, José Luis Abarca, causando la muerte a seis personas y heridas a 25 más.

Además, de acuerdo con la investigación, los policías detuvieron a 43 estudiantes y los entregaron al cártel Guerreros Unidos, cuyo líder, Sidronio Casarrubias, ordenó su desaparición creyendo que se trataba de miembros de Los Rojos, un grupo criminal rival.