Misa católica para gays
En vísperas de la visita del Papa al Reino Unido, varios representantes de la comunidad homosexual que consideran que la Iglesia católica es intolerante con su sexualidad muestran su oposición.
Pero en una iglesia de Londres los homosexuales pueden participar en una "misa para gays" que cuenta con la bendición del clero.
Paul Brown no había vuelto a rezar en una iglesia desde el velorio de su madre, en 2002. Ahora ha vuelto gracias a una misa —la única del tipo en el país— que está dirigida especialmente a los gays y las lesbianas de Londres.
"Buscaba una misa con un mensaje positivo acerca de las cosas que debo hacer, no alguien que me repita las cosas que no debería hacer", dice.
Paul, quien viste una campera de cuero negra, es uno de los que ha transformado la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción y San Gregorio, en el West End de Londres.
Cantan himnos a voz en cuello. Muchos aparentan ser menores de 30 años. Algunos llevan el pelo teñido. De pronto, parecería que ser católico está de moda en esta parte de la ciudad.
REZOS, NO RETOS
Si esto le parece un tanto extraño, efectivamente lo es. La doctrina de la Iglesia católica acerca de la homosexualidad es dura. Los homosexuales están llamados a vivir la castidad.
La única expresión sexual que Roma aprueba es la que se da dentro del matrimonio, en la que todos los actos sexuales estén abiertos a la vida, de ahí su prohibición a los anticonceptivos.
¿Y de dónde ha salido entonces esta "misa para gays" (que en teoría está abierta a todos los fieles, pero en los hechos se ha convertido en eso)?
"La gente estaba habituada a reunirse en la vecina iglesia anglicana de Santa Ana, pero sintieron que era hora de buscar un lugar católico", explica el párroco monseñor Seamus O'Boyle.
Fue entonces que se cruzaron una serie de documentos al más alto nivel entre los cardenales de Londres y el Vaticano, para ponerse de acuerdo acerca de algunas reglas esenciales.
La jerarquía eclesiástica quería garantías de que las ceremonias no iban a convertirse en una plataforma para desafiar a la doctrina. De forma que uno de los "principios básicos" es que "la información acerca de esta misa dejará en claro que no puede ser utilizada para hacer campaña o para crear ambigüedades acerca de las enseñanzas de la Iglesia".
CATOLICISMO Y SEXUALIDAD
Los organizadores detrás del Consejo Pastoral de las Misas del Soho, el equipo que coordina estas celebraciones, estuvieron de acuerdo con estos términos.
"El énfasis está puesto en la atención pastoral. A veces la gente llega con lágrimas en los ojos, porque por primera vez dos aspectos de su vida se hacen uno: su catolicismo y su sexualidad", afirma el presidente del consejo, Joe Stanley.
Renate Rothwell es otra de los incondicionales. "Mi vida sin la misa del Soho sería insulsa, solitaria y menos alegre", dice.
Esta misa es la única del tipo en el Reino Unido, al menos hasta ahora.
Cuando la BBC preguntó si existe alguna razón por la que no se extiendan este tipo de ceremonias a otras partes del país, el arzobispo Vincent Nichols, la autoridad máxima de la Iglesia católica en Inglaterra y Gales, dijo: "Creo que esa es una decisión que compete al obispo, y su juicio responderá a la necesidad pastoral de sus fieles".
En otras palabras, si otros grupos de gays pidieran lo mismo en Manchester o Brighton, podría considerarse la posibilidad.
¿CELIBES?
Pero no todos están contentos en la familia católica. Dos veces por mes, un pequeño grupo de tradicionalistas se reúnen frente a la iglesia para rezar el rosario de rodillas y cantar himnos.
Han pedido a la arquidiócesis de Westminster que cancele la misa para gays.
Cuentan con el respaldo del editor del Catholic Herald, William Oddie, quien ha acusado a las autoridades eclesiales de apoyar a quienes practican lo que él denomina "estilo de vida homosexual".
"La ficción en que se basa la arquidiócesis para respaldar las misas del Soho es que están siendo celebradas para homosexuales que aceptan las enseñanzas de la iglesia y se abstienen de prácticas sexuales", ha escrito en su blog.
INMIGRANTES
Sin embargo, el arzobispo Vincent Nichols insiste en que él apoya estas misas.
"Es una misa parroquial a la que todos están bienvenidos, aunque tenga un interés especial para las personas que se sienten atraídas por el mismo sexo. No para distinguirlos del resto de la comunidad, sino para que puedan sentirse en casa aquí".
"Pienso que es el momento indicado para hacerlo, porque de a poco –y es un proceso efectivamente lento- ofrece la posibilidad a quienes que sienten las enormes presiones de cierta identidad de aflojar un poco en este aspecto y decir, no, primero que nada soy católico, y como católico vengo a misa".
Y en una respuesta dura a los críticos de la misa, afirma que "cualquiera que intente emitir juicio sobre las personas que se acercan a comulgar, debería aprender a cerrar la boca".
Hasta hace unos años, una misa como ésta hubiera sonado a pura fantasía. Pero la iglesia Católica en el Reino Unido ha cambiado considerablemente.
Ya sea por el gran influjo de inmigrantes de Europa de Este, la ola de laicismo, la imagen pública de los sacerdotes y la jerarquía por el escándalo de los abusos sexuales, o el advenimiento de curas anglicanos casados a las filas del clero católico, ésta es una comunidad en transformación.
Algunos lo ven como una oportunidad, mientras otros se resisten al cambio. Y eso es lo que hace que los cuatro millones y medio de católicos británicos sean tan fascinantes.
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