Moisés Naím, analista venezolano del Carnegie Endowment for International Peace: "Consecuencias de la caída del precio del petróleo marcarán el 2015"
Según Naím, eventos como la irrupción de Putin, la aparición del Estado Islámico y la amenaza del ébola perderán potencia. Junto con alertar sobre ciberataques y accidentes climáticos, estima que el embargo a Cuba no será levantado.
¿Se parecerá 2015 a 2014? Esa era la pregunta que Moisés Naím se hacía en una de sus últimas columnas en el diario español El País. Para el influyente analista y economista venezolano e investigador del Carnegie Endowment for International Peace, un think tank de Washington, una de las pocas certezas para 2015 "serán las consecuencias políticas y económicas de la caída del precio del petróleo", según afirma en esta entrevista con La Tercera, donde analiza lo que se espera para el próximo año.
En una reciente columna usted escribió que "nadie pudo prever a finales de 2013 la epidemia de ébola, el auge del Estado Islámico o la invasión de Crimea", por parte de Rusia. ¿Qué cabe esperar para el próximo año?
Creo que lo más interesante que va a suceder es que los eventos más visibles que marcaron el 2014, que son Vladimir Putin transformado en el líder mundial más notorio, la aparición del Estado Islámico como la potencia militar que estaba transformando Medio Oriente y el ébola como una amenaza a la salud del mundo, van a perder potencia. Esos eventos que nadie anticipó en el 2013 marcaron el 2014. Y mi principal pronóstico es que no van a ser tan importantes en el 2015. Pero lo más importante que pasó en 2014 es la caída de los precios del petróleo. No hay nada que haya pasado en el 2014 que sea más importante y más transformador que eso. Y creo que eso sí va a seguir. Los precios del petróleo persistirán en su impacto. Entonces, las tendencias más significativas del 2015 serán las consecuencias políticas y económicas de la caída del precio del petróleo. Vamos a ver a países muy desestabilizados, países exportadores de petróleo y que dependen mucho de esas exportaciones los vamos a ver muy políticamente desestabilizados. Y estoy hablando, por ejemplo, de Venezuela, de Rusia, de Irán. También vamos a ver una masiva transferencia de recursos de países productores de petróleo a países consumidores. Ya estamos viendo una caída importante en los ingresos de esos países que exportan petróleo y enormes ahorros en los países importadores, lo cual estimulara sus economías. Esta es una de las principales fuerzas que va a moldear el 2015.
Usted también ha alertado sobre ciberataques y accidentes climáticos sin precedentes.
Se va a exacerbar la oleada de ataques y eventos que tienen que ver con la ciberseguridad. Ya acabamos de ver lo de Corea del Norte y Sony. Hemos visto un in crescendo de estos ataques desestabilizadores en todo el mundo y en todos los sectores. Probablemente en 2015 veremos eventos cibernéticos que no tienen precedentes. Lo otro que hemos estado observando son accidentes climáticos extremos. Todos los años hay inundaciones, tsunamis, tornados, huracanes, etc., pero últimamente han venido aumentando en frecuencia, en consecuencias y causando más daños humanos y materiales. Entonces no es aventurado pronosticar que en el 2015 veremos más accidentes de naturaleza climática y hasta es posible que desgraciadamente ocurra alguno que cause daños superiores al promedio de los últimos cinco años.
Un protagonista clave a nivel global es China. ¿Cómo ve al gigante asiático en 2015?
Manejando los efectos sociales y políticos de la desaceleración económica y manejando la consolidación de Xi Jinping en el poder. El ataque frontal de Xi al tema de la corrupción, el encarcelamiento de altos funcionarios chinos, está teniendo impactos muy importantes, no completamente visibles en Occidente, pero en China son muy importantes. Eso tiene consecuencias, pero obviamente también tiene impacto la desaceleración del crecimiento. No es que China no va a crecer, sino que va a crecer más lentamente. La combinación de la lucha contra la desaceleración y la corrupción mantendrá muy ocupado al señor Xi Jinping.
El reciente anuncio del restablecimiento de relaciones entre EE.UU. y Cuba seguramente tampoco era un hito previsto en 2014. ¿Cómo debería ser la evolución de este proceso el próximo año?
Hasta ahora los protagonistas más importantes de la relación entre esos dos países han sido sus gobiernos. Y si bien lo continuarán siendo, en el 2015 veremos cómo la gente comenzará también a moldear esa relación. De darse realmente los acuerdos, en los cuales se liberaliza el flujo de personas, de dinero y de comercio entre EE.UU. y Cuba, van a empezar a tener un protagonismo importante los turistas, los inversionistas, los exportadores, y sus contrapartes en Cuba. Naturalmente, el gobierno cubano va a hacer todo lo posible por tratar de mantener su férreo control social y político. Hay que recordar que el gobierno cubano es un régimen policial, cerrado, controlador, donde es muy peligrosa la disidencia. Entonces vamos a ver qué pasa cuando la sociedad controlada por este régimen represivo entra en contacto con un mundo abierto, donde hay inversionistas, turistas, comerciantes y hay intercambios de personas, y los jóvenes cubanos entran en contacto con jóvenes de otras partes del mundo con mayor frecuencia y en mayor número. Vamos a ver cómo maneja eso el gobierno cubano. Pero lo más interesante que va a pasar el 2015 es que el protagonismo de la relación entre EE.UU. y Cuba gradualmente va a pasar de los dos gobiernos a la gente de los dos países.
¿Y cómo queda el Presidente Barack Obama, considerando que los republicanos ya han anunciado acciones contra su decisión sobre Cuba?
Lo único que pueden hacer los republicanos es no confirmar al embajador. Si ya se establecieron embajadas en ambos lados, los cubanos mandarán un embajador a Washington. El Departamento de Estado va a proponerle al Senado el nombramiento de un embajador en Cuba y ya los republicanos y (el senador) Marco Rubio han dicho que ellos no van a aprobar ni embajadores ni los fondos para la operación de una embajada en La Habana. Fuera de eso, la apertura del turismo, la flexibilización de quiénes pueden viajar a Cuba y cuánto dinero pueden mandarse por remesas -que aumentaron de monto-, el tema de las telecomunicaciones, etc., todo eso sí va a seguir adelante y el Congreso no podrá interferir con eso, pero el embargo sigue. El embargo impuesto por la Ley Helms-Burton no puede ser cambiado, a menos que sea votado por el Congreso y eso no va a suceder.
Volviendo al impacto que va a tener el precio del petróleo en Venezuela, ¿ve más complicado aún al Presidente Nicolás Maduro en 2015, considerando que quedó más aislado en la región tras el anuncio del restablecimiento de relaciones de Cuba con EE.UU.?
La tragedia venezolana desgraciadamente se va a agudizar en 2015. Un gobierno que cuando el petróleo estaba en promedio a US$ 120 el barril no lograba dotar al país de pasta de dientes, papel higiénico, medicinas indispensables para los enfermos crónicos y que obligó a que los hospitales redujeran las intervenciones quirúrgicas por falta de anestesia no podrá manejar muy bien su situación con los precios del petróleo a US$ 60 por barril. Este ya era un gobierno al cual se le escapó el control del país, donde el número de asesinatos en Caracas en un fin de semana normal excede el número de asesinatos que hay en Damasco, en Kabul o Gaza, donde Caracas se ha transformado en una de las ciudades más peligrosas y letales del mundo, porque el gobierno ha perdido control sobre la seguridad ciudadana, la economía, o sobre áreas enteras del país colonizadas por los narcotraficantes asociados con los militares; y todo esto ocurría cuando tenía las alforjas llenas. ¿Cómo será cuando en 2015 el petróleo venezolano ya no le dé al gobierno el sustento que necesita para mantener el sistema que se ha instaurado en el país?
¿Y cuál es su proyección para otros países de la región, como Brasil y Argentina, que también viven escenarios complicados?
Para todos los efectos prácticos la Presidente Cristina Fernández es lo que los anglosajones llaman un "pato cojo", un gobernante cuyo final está cerca y por lo tanto pierde influencia. Cabe la esperanza de que Argentina tenga un nuevo gobierno que pueda corregir algunos de los desaciertos de la Presidenta. No tengo pronósticos sobre las elecciones presidenciales de octubre próximo, pero lo que me preocupa es que los argentinos tienen una demostrada propensión a no perder la oportunidad de equivocarse escogiendo a sus líderes o las fracasadas políticas que insisten en adoptar. Cada vez que hay una ruta equivocada, la escogen. En Brasil, Dilma Rousseff está enfrentada a una crisis económica y política importante. Los escándalos de corrupción de Petrobras no hacen sino crecer cotidianamente y están tocando a funcionarios importantísimos en torno a Rousseff y del Partido de los Trabajadores (PT) y del ex Presidente Lula. No hay duda de que salió a la luz una radiografía de la corrupción que reina en el PT y en el gobierno de Lula y de Rousseff. Eso el pueblo brasileño lo está viviendo intensamente y se agudiza más debido a la desaceleración económica. Básicamente Brasil no está creciendo y no sólo eso, sino que ahora vienen -con el nombramiento de un nuevo ministro (de Hacienda)- una serie de severos recortes en el gasto que van a tocar a la población. Y entonces Dilma va a tener que manejar la insatisfacción con la situación económica combinada con la frustración por la vasta corrupción que rodean a su gobierno y a su partido.
¿Y cómo ve a Chile en 2015?
Afuera noto que hay gran perplejidad con Chile. En estos momentos Chile está pasando por una época turbulenta de política interna. El mundo todavía no entiende si el gobierno de la Presidenta Bachelet está revirtiendo las políticas que han contribuido a los progresos que ha tenido Chile en las últimas décadas o si simplemente está haciendo ajustes necesarios. Yo personalmente he estado de acuerdo con que Chile haga las reformas fiscales necesarias para dedicar más fondos públicos a combatir la desigualdad económica que hay en el país y que es un tema pendiente al que hay que atacar sin duda. También he dicho que es imposible hacer una reforma fiscal que aumente los impuestos sin que eso cree mucha turbulencia política. Eso sucede en todos los países y es normal y natural que ocurra. Así que comparto la necesidad de un ajuste fiscal y reconozco que este crea mucha crispación política. Sin embargo, he estado notando con profunda preocupación en los últimos tiempos como la gestión económica está plagada de errores, arrogancia, puntos ciegos y está yendo mucho más allá de lo que se pensaba en cuanto a sus consecuencias. También se han visto muy desafortunadas declaraciones de altos funcionarios y de significativos dirigentes políticos que han preocupado mucho a los observadores internacionales. No se sabe si la Presidenta Bachelet está empeñada en desarmar muchas de las políticas económicas que han conducido a Chile a tener el éxito que tiene y a ser admirado por el mundo o si simplemente esto forma parte de un ajuste fiscal necesario, pero que está siendo muy mal implementado y peor explicado. He detectado muchas dudas sobre la competencia profesional de algunos miembros destacados del actual gabinete chileno, pero reconozco que lo que están tratando de hacer es muy difícil e, inevitablemente, polémico. Ojalá que la turbulencia económica internacional que veremos el año próximo, y que no dejará de afectar a Chile, no se combine con una defectuosa implementación de una necesaria reforma fiscal para crear aun más incertidumbre. Hay que evitar que Chile termine pagando un precio económico y político mayor que el necesario por llevar a cabo estas reformas.
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