Muere Ricardo Izurieta, el ex comandante en jefe que sucedió a Pinochet
A los 71 años y aquejado de leucemia, el ex jefe del Ejército falleció en su domicilio y en compañía de su familia.
A pesar que Ricardo Izurieta respaldó como comandante en jefe la Mesa de Diálogo en la que el Ejército chileno condenó las violaciones a los DD.HH. perpetradas en el régimen militar, fueron la defensa al general en retiro Augusto Pinochet durante su detención en Londres y el recibimiento que le brindó a su llegada a Chile, algunas de las imágenes que más han perdurado de su gestión al mando de la institución castrense.
El papel del general (R) Ricardo Izurieta Caffarena en el proceso de transición fue uno de los elementos más destacados ayer por dirigentes políticos y autoridades militares, luego que se conociera de la muerte del ex comandante en jefe del Ejército.
Izurieta, de 71 años de edad, murió en la madrugada de ayer en su domicilio de Las Condes, en compañía de su familia. Según informaron algunos cercanos al ex oficial, Izurieta sufrió hace algunas semanas una septicemia, la que agravó la leucemia que padecía desde hace algunos años.
Ayer el gobierno, a través del ministro de Defensa, Jorge Burgos, lamentó la muerte de Izurieta, y diversas figuras políticas destacaron el papel que le tocó desempeñar a Izurieta en el complejo período de transición post Pinochet, tras convertirse en marzo de 1998 en el primer comandante en jefe del Ejército en 25 años que era designado por un presidente elegido democráticamente.
"No fue un proceso fácil", recuerda el ex ministro de Defensa Edmundo Pérez Yoma, quien llevó adelante la negociación para la salida de Pinochet del mando castrense durante el gobierno de Frei.
Pérez Yoma recuerda que se fijaron en Izurieta por el hecho de que había desempeñado su carrera al interior del Ejército, sin ocupar puestos ejecutivos durante el régimen militar. El mismo Pérez Yoma relata que viajó a Washington, donde Izurieta se desempeñaba como agregado militar para sostener las primeras conversaciones. Luego, se concordó el traslado de Izurieta al Ministerio de Defensa, como jefe del Estado Mayor, lo que, asegura Pérez Yoma, permitió al gobierno un conocimiento más acabado de la forma de pensar y actuar de Izurieta antes de su nombramiento como comandante en jefe del Ejército.
"Ejerció el cargo con dignidad, con firmeza y se puede decir que fue un gran impulsor de la reconciliación entre militares y civiles", destacó Pérez Yoma.
Uno de los hitos de sus gestión fue el giro del Ejército frente a las violaciones a los derechos humanos cometidas durante el régimen de Pinochet. Hasta entonces, el Ejército rechazaba el contenido del informe Rettig. Izurieta respaldó la Mesa de Dialogo impulsada por el gobierno.
"Contra mucha resistencia interna logró apoyar al iniciativa. Izurieta hizo un aporte en cuanto a poner por vez primera los derechos humanos dentro de la agenda del propio Ejército", dice el ex coordinador de La Mesa de Diálogo y ex subsecretario de Carabineros, Luciano Fouilloux.
Sin embargo, la falta de resultados concretos en la entrega de información sobre el destino de los restos de detenidos desaparecidos y el apoyo que el ejército brindó a Pinochet, tras su detención en Londres, opacaron en parte los avances de la Mesa de Diálogo.
Los restos de Izurieta están siendo velados en el hall central de la Escuela Militar. Familiares, amigos, autoridades castrenses y de gobierno acompañan la despedida que culminará mañana, cuando sea trasladado al cementerio general.
Sus exequias tendrán carácter institucional, las que según describen, tendrán mismo tenor que las de su antecesor en el Ejército muerto en 2006.
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