Nelson Tapia, al borde de la cancha
El histórico arquero de la Selección da sus primeros pasos al mando de un cuerpo técnico en Independiente de Cauquenes, que jugará en la Segunda División Profesional.
Se le nota en la cara. A Nelson Tapia (Molina, 1966) se le ve contento. Era un desafío que esperaba, y que por fin llegó, en Cauquenes, Séptima Región, cuyo equipo regresó al profesionalismo luego de un largo periplo en el fútbol amateur.
La fría mañana del pasado miércoles recibe a un histórico del fútbol chileno en una comuna de 41 mil habitantes. Después de 36 años, el club Independiente de Cauquenes vuelve al fútbol profesional (Segunda), y el proyecto estará a cargo del ex arquero de la Selección, quien hace su debut encabezando un cuerpo técnico.
Ese día fue la presentación oficial, en un centro comercial de la localidad, que contó con la presencia de los dirigentes y también del alcalde, Juan Carlos Muñoz. "No existe la presión de echarlo", afirma de inmediato el edil, ex jugador del club, y quien también participó de la llegada del histórico golero.
El entusiasmo de Nelson Tapia se reafirma considerando que dirigirá en su región. La noche anterior la pasó en su campo de Molina, y vivirá en Cauquenes. Se encuentra buscando casa. Mientras tanto, aloja en un hotel. Cuando termina la conferencia de prensa, y las fotos se multiplican, Tapia se calza el buzo. Se da el tiempo de conversar con todos, desde la entusiasmada prensa local, hasta los Carabineros presentes en el lugar.
Pasa la vorágine y se sienta a conversar con La Tercera. Su cara de entusiasmo no cambia: "La oportunidad la he buscado mucho. Tras mi retiro, en 2005, hubo años de aprendizaje, trabajando con chicos, con adultos, a nivel juvenil, a nivel del área formativa; la he buscado como gerente deportivo, como entrenador de arqueros, estaba siempre buscando posibilidades de trabajo. Que se me dé la posibilidad y encabezar a este cuerpo técnico me pone contento, y sobre todo es Independiente, es la Séptima Región, es mi zona. Estoy desesperado por meterme a la cancha".
"Fui recomendado por directivos, así me contacté con la gente dueña de la sociedad que se armó en Cauquenes. Empezamos las conversaciones, había buenas referencias mías, porque presenté varios proyectos en la Tercera A, en la Segunda, porque siempre he sido de la idea de arrancar desde abajo. Siempre pensaba con ese objetivo claro. Se demoró un poquito pero se concretó", declara.
¿Cómo es Nelson Tapia como entrenador? El 4-3-3 es su esquema predilecto, aunque reconoce que se adaptará según el plantel. Si dependiera de él, el enganche no fallaría. "El 10 tiene que jugar, pero en el momento ese modelo de juego puede cambiar a un 4-4-2... Hay que diseñar un modelo que los jugadores lo puedan entender rápidamente. Yo busco la inteligencia, que sepan leer el juego, que no jueguen a la pelota", sentencia.
Si de referencias se trata, Manuel Pellegrini es un nombre que aflora de inmediato, y que Tapia conoce, ya que coincidieron en O'Higgins y la UC. "Me gusta mucho su trabajo, su metodología, aunque en Chile nadie la conoce y nadie la lleva a cabo, nadie, siendo el entrenador más exitoso del fútbol chileno, junto a Fernando Riera", declara, aunque tampoco se olvida del brasileño Vanderlei Luxemburgo, quien lo tuvo en el Santos (2004), y de Óscar Tabárez, su DT en Vélez (2000-2001).
Durante la tarde, Nelson visita por primera vez su hábitat: el Estadio Fiscal Manuel Moya Medel. La primera práctica es en la cancha sintética, al lado de la oficial. 26 jugadores llegan a la citación, para conocer la mano del DT, y para ver si pueden quedarse. La idea es comenzar a seleccionar al plantel que competirá en el torneo. 15.55 y llega el alcalde. Es el tema del día.
16.00. Tapia cita a los jugadores al centro de la cancha para presentarse. "Bienvenidos y suerte", les dice. Lo primero es la parte física. Ahí entra en escena el PF Leandro Jara. Mientras se intensifica el trabajo físico, Tapia observa. Luego de la activación muscular, Tapia los cita al centro del campo. ¿Cuántos arqueros tenemos?, pregunta. Comienza a separar a los futbolistas según su ubicación. "Me gustan los jugadores inteligentes, que leen el juego", repite. Divide al grupo en dos equipos: uno 4-4-2 y el otro 4-3-3. El entrenamiento se desarrolla con normalidad, cualquiera lo puede ver. Hasta el alcalde se queda. La tarde cae y la lluvia tampoco quiere faltar. Los muchachos tratan de mostrarse al nuevo jefe, que fue campeón de Primera, que jugó un Mundial, y que ahora arranca desde abajo un camino tan anhelado como intenso.
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