Nuevas familias: 63% de hogares migrantes lo integran chilenos

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La mayoría son hijos o nietos de extranjeros nacidos en Chile, seguido de adultos que forman pareja.




Indicios de integración -más que de exclusión- de inmigrantes en los hogares del país se muestran en el estudio sobre el factor migración y su efecto en la llamada "nueva familia chilena".

Según la investigación de la Facultad de Derecho de la U. Central y el Centro de Desarrollo Económico Local, basada en los datos de la Casen 2015, un 63% de los hogares de migrantes en Chile son "mixtos", es decir, una mayoría está compuesta por migrantes y chilenos, en tanto un 37% está compuesto exclusivamente por migrantes (ver infografía).

Para el académico coordinador del programa de DD.HH. de la facultad de Derecho de la UCEN, Sergio Fuenzalida, "esta información permite hacer frente a ciertos mitos que alimentan la discriminación de la que son objeto los migrantes. La diferencia entre ellos y lo chilenos no aparece tan clara desde el momento en que muchos de ellos han nacido acá en Chile, y en rigor son chilenos".

De acuerdo con el estudio, existen 831.463 hogares migrantes en los cuales viven 254.318 personas, de los cuales un 44% son chilenos. "Esto confirma lo que siempre hemos sostenido, que no hay diferencia y somos todos parte de una gran familia humana porque compartimos la misma dignidad, Y justamente el hecho de que se conformen familias mixtas lo muestra, así como al establecerse lazos de amistad o lazos laborales. Mientras nos abrimos a interactuar con ellos hay más integración, y eso lo vemos a diario en la realidad. Lamentablemente, lo que hace noticia son los hechos de exclusión", plantea Pablo Valenzuela, director nacional del Servicio Jesuita a Migrantes.

Para el ministro de Desarrollo Social, Marco Barraza, "en la práctica sí se está produciendo una integración. Sin embargo, está faltando más inclusión social ya que en la población inmigrante es donde más pobreza multidimensional existe".

Según el estudio, y de acuerdo con el rol que ocupan los chilenos en los hogares, la mayor parte son hijos de migrantes. Por el contrario, la mayor parte de los extranjeros que conforman estas familias son jefes de hogar, en segundo lugar viene el rol de esposo o pareja, y en tercer lugar son hijos.

"Cuando se habla de familia inmigrante, la gente piensa en guetos en que 15 familias conviven y son todos extranjeros. Lo que hace el estudio es mostrarnos que si bien puede darse ese tipo de familia, en general hay una mixtura en que los hogares de migrantes son mucho más parecidos a los hogares chilenos de lo que se cree. Con una estructura nuclear, con hijos y con nietos, con sus suegros, con otras familias, sin mayores diferencias", agrega el investigador y cientista político Roberto Lagos.

Discriminación

Rodolfo Noriega, secretario de la Coordinadora Nacional de Inmigrantes, sostiene que los hijos o nietos de inmigrantes que son chilenos no están libres de discriminación, pese a tener los mismos derechos. Según el estudio la suma de los descendientes chilenos conforma el 24,6% del total de personas que viven en los hogares migrantes, superando con creces a la suma de los hijos y nietos nacidos en el extranjero, y al resto de los parentescos.

"A los hijos de inmigrantes que son chilenos se les trata más como extranjeros. Es un tema cultural donde se asocia la nacionalidad de los padres a los niños, y particularmente las características étnicas, lo que en la práctica significa situaciones de bullying y doble discriminación", precisa Noriega.

Otro problema que se genera son las dificultades para la reunificación familiar cuando un extranjero sin papeles tiene familia afuera y en Chile, o en los casos de expulsión. "Si bien tener un hijo chileno puede ayudar a conseguir papeles, en caso de una orden de expulsión, los migrantes no tiene posibilidad de presentar su arraigo familiar antes de que se dicte una sentencia. Si la persona no apela o presenta recurso, se produce la separación de la familia, derecho garantizado por el Estado", indica Francisca Vargas Rivas, directora de la Clínica Jurídica de Migrantes y Refugiados de la UDP. "Nosotros atendemos a migrantes, pero muchos no tienen asesoría y son separados de sus familias" precisa Vargas.

Para Macarena Rodríguez, jefa del Instituto Nacional de Derechos Humanos RM, se ha avanzado en materia de integración, pero aún no es suficiente. "No tenemos integrado el hecho de que detrás de cada migrante hay una familia, que es sujeto de derechos. Por lo tanto, todo el aparataje público tiene que adaptarse a los desafíos culturales que las nueva familia chileno-migrante trae".

A Luis Eduardo Thayer, presidente del Consejo Consultivo Nacional de Migraciones, le preocupa que la legislación no tenga un enfoque suficiente que proteja a la familia migrante en su conjunto, y especialmente a los niños.

"Puede que el niño esté regularizado, pero los padres no. Puede darse que el padre se enferme y no pueda trabajar, y el sistema de salud no le va dar atención especializada porque la ley la restringe para ellos, por lo tanto se afecta también a esos hijo. Cuando, como consejo, hemos criticado que la ley no tiene un enfoque de derechos humanos nos referimos a eso, a que se condicionan los derechos a la situación administrativa de las personas", afirma Thayer.

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