Obispos mexicanos piden que termine la violencia del narcotráfico
Los prelados dejaron en claro su condena de todo aquél que venda, transporte o consuma drogas
Los obispos católicos de México dijeron el jueves que el gobierno debe mejorar en su lucha contra la corrupción para poder detener la violencia causada por el narcotráfico, aunque también reconocieron que el clero debe cumplir un papel en esa batalla.
La Conferencia del Episcopado Mexicano dijo que está trabajando en un informe que incluirá pasos concretos que puede tomar la Iglesia en esa lucha.
"Todos tenemos algo de responsabilidad", dijo el obispo de La Paz, Miguel Angel Alba.
Agregó que los prelados aún están debatiendo las recomendaciones que habían planeado difundir el jueves, tras pasar tres días reunidos en las afueras de la capital mexicana hablando sobre la violencia que invade al país.
Para diseñar su estrategia, los obispos mexicanos consultaron a sacerdotes de Colombia e Italia que también han enfrentado la amenaza del crimen organizado. Su reporte incluirá información sobre la violencia del narcotráfico en parroquias de todo el país.
"No estamos lejos de la gente. Somos parte del pueblo", dijo Alba. "Escuchamos directamente la voz de la gente. Y vemos directamente también sus daños".
Los obispos leyeron una declaración a periodistas el jueves en la que no dieron recomendaciones específicas, pero en la que dejaron en claro su condena de todo aquél que venda, transporte o consuma drogas. Describieron al tráfico de estupefacientes como un negocio sucio que seduce a la gente al prometerle bienestar pero que sólo trae violencia y muerte.
"¡Ya basta! Ya no se dañen a sí mismos y ya no sigan causando tanto daño y dolor a nuestros jóvenes, nuestras familias y a nuestra patria", dijo Alba al leer el comunicado.
Agregó que los prelados esperan divulgar su informe para el 1 de enero, el Día Mundial de la Paz.
Desde que el presidente Felipe Calderón lanzó una ofensiva contra los cárteles de la droga poco después de asumir el cargo en diciembre del 2006, la violencia ha aumentado en gran medida y cerca de 14.000 personas han muerto.
Las autoridades católicas dicen que la violencia ha perjudicado a fieles y sacerdotes.
México es segundo después de Colombia como el lugar más peligroso para los sacerdotes en América Latina. Dos de cada 10 curas enfrentan riesgos serios, según un estudio divulgado por los obispos en agosto.
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