O'Higgins gana con lo justo
Apenas por 1-0 fue la ventaja del elenco celeste ante Fuerza Amarilla de Ecuador, por la Copa Sudamericana.
Esta noche, en Rancagua, lo único positivo fue el resultado. Y pocos pudieron haber quedado contentos con el juego. Incluso los ecuatorianos de Fuerza Amarilla estaban en su derecho de irse amargados, porque aún cuando O'Higgins fue el dominador de la pelota en El Teniente, jamás pudo graficar en cancha (y menos en el marcador), la diferencia que a priori existía con su rival. Lo visto en cancha entrega mucho para el análisis. Y para casi todos los estamentos del club. Jugadores, cuerpo técnico, dirigentes e hinchas. Nadie pudo haber quedado conforme o tranquilo con lo exhibido hoy por uno de los cuatro representantes chilenos en la Sudamericana. Pasa que en el papel, O'Higgins tiene una de las llaves más accesibles de la primera fase de la segunda copa internacional del año.
Y así, sumado a lo hecho hasta ahora en la Copa Libertadores, Chile sigue dejando dudas en el continente. A nivel de clubes, ya no mete miedo. A nadie. Ni siquiera a un modesto elenco ecuatoriano que tiene apenas 17 años de vida, menos incluso que todos los jugadores que mandó a la cancha en El Teniente. Primero fue Colo Colo, luego Unión Española y ahora O'Higgins, que apenas pudo como local.
El cuadro celeste nunca pudo demostrar en cancha su mayor experiencia y el juego que en el torneo nacional sí lo hacen ser protagonista. El destino pudo haberse volcado a favor de los celestes casi al inicio del partido y ahí, quizás, la historia hubiera sido absolutamente positiva. Esto porque a los 4 minutos llegó profundo con una jugada asociada. O cuando a los 10' Insaurralde se demoró demasiado en una llegada en que atacaban tres y defendían dos y que si hubiera decidido mejor podría haber significado la apertura de la cuenta. De ahí en más, el partido cayó en un pozo del que parecía no salir nunca el elenco chileno. Y el que, además, los ecuatorianos no querían sacar de ahí. Porque, evidentemente, el resultado y la fricción le convenía a la visita. Era, a todas luces, un buen negocio para ellos. Y uno pésimo para los rancagüinos, que recién el 31 de mayo jugarán la revancha ante en Machala.
El Capo de Provincia no podía leer el partido. Porque, dicho está, aunque tuvo el dominio casi absoluto de la pelota, no hacía daño. Y por el contrario, permitió que los ecuatorianos, que marchan quintos en el torneo de su país, crecieran en confianza conforme avanzaban los minutos. Eso hasta que apareció Albert Acevedo, uno que bien sabe de jugar la Sudamericana (la ganó el 2011 con la U). Ahí, tras un rebote y en la recta final del partido, logró el 1-0 que algo de justicia le puso a la tenencia de pelota.
O'Higgins dejó muchas dudas a pesar del resultado positivo, el que pudo ser un empate si no es por Miguel Pinto en los descuentos. Al menos consiguió que no le marcaran goles, aunque tendrá que mejorar mucho de cara a la vuelta. Por ahora, ante un débil contendor, alcanza. Pero más adelante la historia será distinta en la Sudamericana
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