Oportunidades laborales impulsan llegada de haitianos a O'Higgins, Maule y Biobío

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Migrantes valoran empleos en la agricultura y construcción, y la mejor calidad de vida. Hospital de Curicó instaló señalética en creol y PDI del Maule tomó curso de aquella lengua.




La cartilla de los derechos y deberes de los pacientes es un listado que está disponible en todas las salas de espera de los hospitales del país. Dicho documento es vital para que la gente que acude a estos recintos tenga -y exija- una atención de salud óptima. Así lo sabe también el personal del Hospital de Curicó, lugar donde se acaba de instalar este listado en dos idiomas: español y creol, como se le conoce a la lengua criolla en Haití.

Se trata de una muestra clara y simple de cómo algunas ciudades de la zona centro-sur se están preparando para recibir a ciudadanos de ese país, que deciden alejarse de Santiago e instalarse en Rancagua, Talca, Curicó y Chillán, algunos de sus destinos escogidos. En parte, por las oportunidades laborales que allí ofrecen la agricultura y construcción.

"Cada vez llegan más haitianos para trabajar en viñas o predios frutícolas, por lo que son muy importantes para la comuna", contó Claudio Segovia, alcalde de Graneros, localidad ubicada a 12 kilómetros de Rancagua.

Una situación similar ocurre en Curicó, donde sus habitantes de a poco han visto como la comunidad haitiana crece. Se estima que en la provincia hay actualmente cerca de dos mil isleños.

"La llegada de haitianos a Curicó prolifera en verano, que es una buena época laboral. Ese período es época de cosechas y acá, en Curicó, tenemos pleno empleo", explicó su edil Javier Muñoz.

Pero la ciudad de las tortas no ha sido la única que ha visto este crecimiento. En general, la Región del Maule ha tenido una llegada masiva de inmigrantes.

Fedanes Lucien (27) halló trabajo hace poco, como cuidador de una casa de campo en San Clemente. "En Santiago pagan más dinero, pero en esta zona también hay empleo y las personas son diferentes; no nos discriminan (...) y los arriendos tienen un menor precio, no nos estafan, como en otros lugares".

El seremi del Trabajo del Maule, Darko Tapia, contó que "hay empresas que les ofrecen las mismas condiciones laborales que a los chilenos, e incluso ayudan con cartas para que puedan arrendar casas". Añadió que la fundación encabezada por la Congregación Hermanos del Buen Pastor, en Talca, "toma contacto con empresas para ubicar a los migrantes de diversos países".

El fenómeno parece ir creciendo. Esta semana, 31 efectivos de la Policía de Investigaciones (PDI) recibieron capacitaciones en creol del Centro de Estudios Migratorios de la U. Católica del Maule. Su objetivo es poder ayudar a los inmigrantes ante eventuales denuncias por abusos y en la agilización de trámites migratorios.

Precisamente, Junior Pierre (33) se desempeña como mediador lingüístico en esa universidad. El es bioelectromédico de profesión, pero cuenta que en Santiago trabajó en estaciones de gasolina hasta que se instaló en Talca, hace cuatro meses. "Cada día llegan unos 50 hermanos a la comuna. Los atrae la buena acogida, las facilidades que nos dan las autoridades. Y también porque acá hay mucho trabajo en el campo o la construcción", sostuvo.

Acogida

Los servicios se han ido adaptando a la llegada de los nuevos vecinos. En Chillán, por ejemplo, se calcula que habría cerca de 500 ciudadanos haitianos. Y en las comunas cercanas, otras 200 personas más de ese país. El profesor de francés Daniel Pino colabora haciendo clases de español en la parroquia San Vicente. Allí, sostiene que la comunidad se interesa por ayudar, después de que se conocieran algunas estafas y arbitrariedades. "Hay aprovechamiento en otras ciudades. Les arriendan pequeñas piezas y viven hacinados. Hemos visto haitianos que los han echado a la calle cuando esto ha sido descubierto. ¿Cómo no vamos a ayudarlos?".

En Graneros ya se graduaron los primeros 25 isleños que aprendieron español básico. Incluso han sido integrados a celebraciones tradicionales, como el reciente desfile del 21 de Mayo.

En Curicó, en tanto, pronto incorporarán un departamento municipal para ayudar a los foráneos. "Estamos instalando una oficina de asuntos migratorios, con el propósito de orientar y vincular a los haitianos con las distintas redes que hay en la comunidad", informó el alcalde Javier Muñoz.

La migración de haitianos hacia el sur también ha sorprendido desde hace tres meses a los osorninos, que ven el fenómeno como una novedad. Bruny Myrlande (24) trabaja como asesora del hogar en casa de Caupolicán Bertin y su familia. Si bien la joven haitiana aún no habla bien el español, se esfuerza por integrarse y se comunica a la perfección con Magdalena (8), la nieta menor, a quien ayuda a practicar el francés.

"Supimos que Bruny estaba buscando trabajo, la contactamos y se vino a trabajar al tiro. Es muy responsable. Pronto traerá a su marido, que está en Santiago, y le ayudaremos a buscar trabajo", señalan en la casa.

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