Palestina prepara la Copa de Asia como una carrera de obstáculos
Tras lograr la clasificación a la cita continental, el equipo lucha contra la adversidad tras la ofensiva de Israel.
El balón como forma de resistencia. Ramzi Saleh, arquero y capitán de la selección palestina de fútbol, espera aprovechar su veteranía y sangre fría para ayudar a sus compañeros a superar todos los obstáculos y cumplir los sueños deportivos de sus compatriotas en la cita continental de enero.
Con 103 partidos como internacional desde hace 14 años, Saleh fue uno de los principales artífices de la clasificación "histórica" de Palestina para la Copa de Asia de Naciones en el torneo previo que jugó en Maldivas y donde ganó en la final a Filipinas (1-0).
"Queremos enviar un mensaje al mundo, para decir que el pueblo palestino existe a pesar de los obstáculos israelíes, la destrucción y los martirios", declaró a la agencia AFP el jugador de 34 años.
El fútbol, muy popular entre los jóvenes palestinos, es el deporte rey tanto en la franja de Gaza como en Cisjordania, desde los años veinte y el mandato británico.
El seleccionador Jamal Mahmoud indicó a la AFP que el éxito de la clasificación era ya "una victoria histórica" para Palestina. "Creo que todo el mundo árabe está feliz por nuestros resultados tras esta copa", añadió después de la clasificación en Maldivas.
Pero la euforia por el éxito futbolístico se vio rota pronto por la ofensiva israelí iniciada el 8 de julio y que ha provocado la muerte de 2.100 personas y millones de dólares en daños.
Veintiséis palestinos que estaban jugando al fútbol o practicando deportes forman parte de las víctimas de estos 50 días de conflicto, aunque ningún deportista de una selección nacional ha resultado herido hasta el momento, precisó a la AFP Amri Hannoun, responsable de prensa de la Federación Palestina de Fútbol.
Entre las muertes que más han impactado en la opinión pública internacional se encuentran las de cuatro niños que estaban jugando al fútbol en una playa.
Después del alto el fuego del 26 de agosto, un plantel de 13 jugadores, principalmente del campeonato de Cisjordania, voló a Filipinas para jugar allí la Copa de la Paz. Sin sus mejores hombres, Palestina fue goleada 4-1 por Birmania, una selección situada 72 lugares por debajo en el ránking FIFA.
A la selección palestina le falta entrenamiento, subraya su seleccionador, ya que el conflicto ha perturbado las dos ligas de Palestina, la de Gaza y la de Cisjordania.
"La guerra que tenemos en Gaza ha sido devastadora. Tengo cinco jugadores que son originarios de Gaza. Todos tienen un miembro de su familia, un pariente o un amigo que ha muerto", afirma Mahmoud.
En su siguiente partido en Filipinas, los palestinos superaron 7-3 a Taiwán gracias a la aportación de su nueva incorporación, el defensa Javier Cohene, nacido en Paraguay y que juega en Serbia. Ahora también con la selección palestina.
Israel sostiene que los militantes palestinos utilizan los terrenos de fútbol para lanzar cohetes contra su territorio e instrumentalizan el deporte para difundir propaganda anti-israelí.
En abril, por ejemplo, Israel encarceló al atacante internacional palestino Samah Maraabeh, de 22 años, como sospechoso de haber entregado dinero, mensajes y un celular a un militante de Hamas exiliado en Catar.
En julio de 2012, el volante Mahmoud Sarsak, en prisión en Israel desde hacía tres años sin juicio, consiguió salir de la cárcel tras una huelga de hambre de noventa días y una campaña internacional, a la que sumaron nombres como el del ex futbolista francés Eric Cantona.
El equipo palestino se entrena en el estadio Al Ram, cerca de Jerusalén, a la sombra del muro erigido por Tel Aviv en 2002 para reforzar su seguridad.
Saleh, que juega como arquero en el Smouha FC egipcio, no ha podido visitar a su familia en Gaza desde hace seis meses.
"Tengo dos hermanas en Gaza. Su situación es similar a la de numerosas personas en Palestina: no hay corriente eléctrica fiable, agua contaminada y hay poca comida por el bloqueo", subraya.
Intentando apuntar una visión positiva, dice que este cúmulo de adversidades puede hacer más fuerte al equipo.
"Puede que la presión permita a los jugadores mostrar lo que valen, adoran el deporte. Nuestro pueblo ama el deporte, la vida y la paz", afirmá el arquero palestino.
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