Palestino tropieza en Uruguay y registra una nueva derrota en la Libertadores
La caída de los árabes ante Montevideo Wanderers deja en entredicho el futuro de los árabes en el Grupo Cinco de la Libertadores, pero sólo se ha recorrido le mitad del camino.
Al frente sonaban los bronces y un bombo tradicional… en la tribuna oficial, a la izquierda, resonaban los tubalé. Mientras, en la cancha, los dos equipos daban un espectáculo con tanto o más ritmo, de escasas precauciones defensivas y muchas transiciones vertiginosas… Así se justificaba la presencia de poco más de cuatro mil personas para el partido en que ambos se jugaban buena parte de su futuro en la Copa Libertadores. No es que fuera una cifra excesiva, es que habitualmente Montevideo Wanderers no llega ni a los 500 espectadores en el campeonato uruguayo. La tradición copera, sin embargo, es patrimonio de Uruguay y, así, los equipos chicos dejan de serlo tanto. Lo mismo quizás se diga ahora de Palestino, que mueve muchos esfuerzos del club por acompañar el éxito deportivo.
Anoche, no obstante, el equipo tricolor sufrió con intensidad la excesiva exposición defensiva que plantea en sus encuentros. La escuadra de Pablo Guede ataca bien, pero defiende muy mal. Y por eso es que Darío Melo había abortado dos ocasiones de los Vagabundos antes de que llegara la apertura de la cuenta, conseguida por Matías Santos con un derechazo rasante, que dejó sin opción al portero.
Y mientras la brisa montevideana barría el estadio Parque Central y el barrio La Blanqueada, los árabes seguían sufriendo, aunque jamás renunciaban a proponer avances, pese a que el arquero Leonardo Burián intervenía en contadas e intrascendentes ocasiones.
El pecado central de los cisterninos era, sin duda, la pobre contención de sus mediocampistas. Por eso, Guede aprovechó al máximo su área técnica para acercarse a la cancha y gritarles a sus jugadores que pasaran a línea de tres en el fondo, con lo que Alejandro Márquez subió a su posición de volante para colaborar en el quite.
La velocidad de Joaquín Verges y Leonardo Reymundez continuó siendo, pese a todas estas precauciones, un problema insoluble para los encargados de frenar los embates de los Bohemios. Tanto, que las ocasiones siguieron en los pies de los locales, mientras que Palestino sólo manejaba el balón a ratos y de modo irresoluto.
Y mientras los relatores y comentaristas radiales uruguayos lamentaban las oportunidades desperdiciadas por Wanderers, Palestino se iba al vestuario a ver cómo replanteaba su trabajo para rescatar al menos un punto.
Pero poco cambió, salvo los zapatos de Esteban Carvajal y la chaqueta de Guede. Wanderers siguió produciendo peligro y Melo tuvo que mostrar su concentración frente a un sorpresivo tiro libre de Verges. Y mientras el público uruguayo aplaudía, llegaban por fin las sustituciones tricolores.
El asunto comenzó a cambiar, así, casi de golpe. La batalla del mediocampo comenzó a ganarla Palestino, mientras que el DT Alfredo Arias veía como sus volantes se agotaban de tanto ir y venir. Por eso, el juego se equilibró como nadie sospechaba hasta ese instante, cuando se completaba una hora de juego.
Marcos Riquelme puso potencia y cabezazo, mientras que César Valenzuela comenzó a buscar asociación con Vidangossy y Chaves. Con eso, Burián tuvo que trabajar bastante más, aunque Melo siguió pasando algunos momentos de angustia.
El ritmo del juego, así como el de los tambores de unos y otros, terminó por apagarse paulatinamente, aunque con un énfasis mayor en el caso de los locales. Ese factor terminó concluyendo en un resultado lógico: ganó Wanderers porque aprovechó una de las tantas ocasiones que tuvo, mientras que Palestino se quedó anclado en una dinámica que privilegió, esta vez, la precisión por sobre el vértigo. Con eso, al equipo árabe no le alcanzó para rescatar un punto.
El silencio de su hinchada, en los minutos postreros, no hizo más que reflejar esa impotencia. Queda, no obstante, la mitad de camino en el Grupo 5. Tiempo hay, pero no de sobra.
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