Papa reconoció en su primera exhortación apostólica estar "abierto a sugerencias" para reformar el papado
Se considera que es el primer documento del pontífice, ya que la encíclica "Lumen Fidei" dada a conocer en julio fue escrita en su mayoría por Benedicto XVI.
El Papa Francisco reconoció este martes en su primera exhortación apostólica que está "abierto a las sugerencias" para reformar el papado tras invitar a la iglesia católica a realizar una reforma profunda de sus estructuras.
"Me corresponde, como Obispo de Roma, estar abierto a las sugerencias que se orienten a un ejercicio de mi ministerio que lo vuelva más fiel al sentido que Jesucristo quiso darle y a las necesidades actuales de la evangelización", escribió el Papa en ese importante documento llamado "Evangelii Gaudium" (La alegría del Evangelio).
En este sentido, el Papa Francisco asevera que debe "pensar en una conversión del papado" para que el ejercicio de su ministerio "lo vuelva más fiel al sentido que Jesucristo quiso darle y a las necesidades actuales de evangelización".
El Papa Francisco citó al Papa Juan Pablo II quien pidió que se le ayudara a encontrar una forma de ejercicio del primado y aseguró "que hemos avanzado poco en ese sentido".
Asimismo, el pontífice además de llamar a una renovación de la Iglesia Católica, atacó el capitalismo sin límites como "una nueva tiranía invisible", instando a los líderes globales a combatir la pobreza y la creciente desigualdad, en el primer trabajo importante que ha escrito como pontífice.
En el documento, el Papa Francisco fue más allá de comentarios previos al criticar el sistema económico global, atacar la "idolatría del dinero" y suplicar a los políticos que garanticen a todos los ciudadanos "trabajo, educación y salud dignos".
"No puede ser que no sea noticia que muere de frío un anciano en situación de calle y que sí lo sea una caída de dos puntos en la bolsa", agregó.
El Papa dijo que la renovación de la iglesia no podía ser postergada y agregó que el Vaticano y su jerarquía arraigada "también necesitaban escuchar el llamado de la conversión pastoral".
"Prefiero una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, antes que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrarse a las propias seguridades", escribió.
También el papado y las estructuras centrales de la Iglesia universal -continúa- necesitan la llamada a una conversión pastoral, y apunta a que el Concilio Vaticano II quiso que las Conferencias Episcopales pudieran "desarrollar una obra múltiple y fecunda, a fin de que el afecto colegial tenga una aplicación concreta".
Explica que sin embargo, "este deseo no se realizó plenamente, por cuanto todavía no se ha explicitado suficientemente un estatuto de las Conferencias episcopales que las conciba como sujetos con atribuciones concretas, incluyendo también alguna auténtica autoridad doctrinal".
Una excesiva centralización -mantiene- más que ayudar, complica la vida de la Iglesia y su dinámica misionera.
El Papa asegura además que la reforma de la estructuras eclesiales debe pasar porque "todas ellas se vuelvan más misioneras (...) que coloque a los pastores en constante actitud de salida".
E invita a recuperar "la frescura original del Evangelio", encontrando "nuevos caminos" y "métodos creativos", a no encerrar a Jesús en nuestros esquemas aburridos" porque "un anuncio renovado ofrece a los creyentes, también a los tibios o no practicantes, una nueva alegría en la fe y una fecundidad evangelizadora".
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