Partido Republicano modifica agenda para ampliar su base de apoyo en EE.UU.

Algunas figuras han suavizado su discurso respecto de los inmigrantes ilegales.




Los republicanos enfrentan una "bomba de tiempo" demográfica. En 2016 la población blanca representará un 70% del electorado y estados "rojos" como Texas y Arizona podrían convertirse en swing state en 2020 debido al crecimiento de la población de otros grupos étnicos, que se han mostrado más proclives a votar por los demócratas. En las elecciones de noviembre pasado, el 89% de todos los votos que recibió Mitt Romney provinieron de los blancos. Y ahora, condados históricamente rurales y de población blanca, como Prince William en Virginia, se han transformado en zonas urbanas y demócratas. Todos estos hechos complican el futuro electoral del Partido Republicano, que ha comenzado a cambiar su agenda para revertir estas tendencias políticas y ampliar su base de apoyo. En un hecho inédito, esta semana 75 prominentes figuras republicanas firmaron un documento que será presentado ante la Corte Suprema, donde dan cuenta de su apoyo al matrimonio entre personas del mismo sexo.

Este grupo está conformado por personalidades como el ex gobernador de Utah y ex precandidato, Jon Huntsman; la ex gobernadora de Nueva Jersey, Christine Todd, y algunos congresistas. Así, parte importante del conglomerado rompió con la línea del partido. En el pasado, otras figuras republicanas habían respaldado públicamente las uniones homosexuales, como el ex vicepresidente Dick Cheney y el ex secretario de Estado Colin Powell.

Nueva estrategia

Al mismo tiempo, y en otro hecho que evidencia la nueva estrategia, prominentes legisladores republicanos se pronunciaron ayer a favor de que inmigrantes indocumentados puedan optar a la naturalización. El Presidente Barack Obama espera firmar una reforma migratoria durante el primer semestre de este año, y ha dicho que si no ve un progreso en el Senado, presentará una propuesta propia.

Otros republicanos también han insistido en que ellos no son antiinmigración, aunque para cambiar la imagen que tienen entre ese grupo, aún falta bastante. De todos modos, los analistas sostienen que, al menos, algunos republicanos han escuchado el mensaje de las urnas.

Parte de esta "nueva visión" sobre los inmigrantes proviene de Marco Rubio, uno de los nuevos líderes del partido, cuyos bonos han subido de cara a las elecciones de 2016. Rubio, senador por Florida, conservador e hijo de padres cubanos, ha escalado con fuerza al interior del conglomerado republicano. Por su origen hispano, Rubio aparece como una buena carta para los intereses electorales republicanos, aunque en materia de inmigración él mismo ha dicho que los indocumentados -alrededor de 11 millones- no tienen ningún derecho de permanecer en el país. En todo caso, su posición en este ámbito ha sido cambiante.

Así y todo, este senador es la "esperanza" republicana, especialmente después de su discurso en la Convención Republicana, ocasión en la que recordó su historia de vida. La estrategia de los republicanos es recuperar parte del "voto latino". Y nadie mejor que Rubio para conseguirlo. Según una encuesta de The Wall Street Journal, sólo el 33% de los republicanos apoya una propuesta para permitir que los trabajadores indocumentados soliciten el estatus legal. El diario recordó que la última reforma integral de Washington, que incluyó la concesión del estatus legal a tres millones de "sin papeles", fue impulsada en 1986 por Ronald Reagan, ícono del conservadurismo en EE.UU.

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