Primer ministro francés abierto a suavizar plan de recortes para calmar a socialistas
El plan de recortes del gobierno de Francia prevé la congelación de las pensiones y los salarios de los funcionarios, para reducir el gasto público.
El primer ministro francés, Manuel Valls, se mostró hoy abierto a suavizar su plan de recortes de 50.000 millones de euros con el objetivo de calmar las peticiones de numerosos diputados socialistas, que lo consideran demasiado severo con las clases bajas.
El jefe del Gobierno recibió hoy a una delegación de diputados de su Partido Socialista (PS), a quienes expresó su disposición a introducir algunos cambios en el plan de recortes anunciado la semana pasada y que prevé la congelación de las pensiones y los salarios de los funcionarios y en algunos servicios públicos.
El plan, que se extiende entre 2015 y 2017, será definitivamente presentado mañana en Consejo de Ministros antes de su votación en la Asamblea Nacional el próximo día 29.
El presidente del grupo parlamentario socialista, Bruno Le Roux, que encabezó la delegación, aseguró que Valls había escuchado sus argumentos.
En concreto, el ala más moderada del partido pide "un gesto" con los jubilados que cobran las pensiones más bajas.
Le Roux señaló que la copia definitiva del plan puede incluir una cláusula que restablezca la subida de los sueldos de los funcionarios "una vez que se recupere el crecimiento económico", con el fin de "dar a los trabajadores públicos un horizonte salarial claro".
Además, los diputados socialistas pidieron que se garantice la promesa gubernamental de no subir los impuestos.
Le Roux aseguró que el plan mantendrá los 50.000 millones de euros de recortes, destinados a financiar el plan de reducción de las tasas patronales para incrementar la competitividad de las empresas.
También contendrá el calendario de reducción de déficit, que prevé situarlo en el 3 % del PIB el año próximo.
De esta forma, Valls trata de constituir una mayoría entorno al ala más moderada de su formación para sacar adelante su iniciativa, a riesgo de romper el PS al desoír las exigencias de los más izquierdistas.
Éstos, que consideran que el plan Valls es muy agresivo con las clases medias y amenaza con afectar al consumo y por tanto a la incipiente recuperación económica, pedían una suavización más importante de los recortes.
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