Primer ministro turco califica de golpistas las filtraciones sobre su supuesta implicación en un caso de corrupción
Erdogan calificó de "intento de golpe de Estado" la difusión de supuestas grabaciones telefónicas entre él y su hijo, en las que se mencionan enormes sumas de dinero que habría que ocultar.
El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, ha calificado hoy de "intento de golpe de Estado" la difusión de supuestas grabaciones telefónicas que, en opinión de la oposición, demuestran su implicación en una amplia red de corrupción.
Durante una intervención en el Parlamento, transmitida en directo por la cadena NTV, Erdogan calificó como un montaje la filtración de cuatro supuestas conversaciones telefónicas entre él y su hijo Bilal, en las que se mencionan enormes sumas de dinero que habría que ocultar. Hasta ahora sólo se habían visto salpicadas de escándalos personas cercanas a él.
De acuerdo al mandatario, esto es "un montaje indecente" y "un ataque abyecto" contra él y contra Turquía.
"Lo que se ha hecho es un ataque abyecto contra el primer ministro de la República de Turquía. Nadie puede salir impune" después de esto, dijo en su discurso semanal ante los diputados de su formación, el gobernante Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP).
El primer ministro atribuyó este nuevo ataque a una serie de "lobbies" políticos y financieros en connivencia con la "organización paralela", un término con el que se refiere al movimiento islamista del predicador Fethullah Gülen, influyente en la Policía y la Judicatura.
"Ayer por la noche presentaron una obra de teatro que crearon ellos y para la que hicieron el doblaje", denunció Erdogan en referencia a la grabación, que ha sido aceptada como auténtica por los dos mayores partidos de la oposición.
Erdogan prometió además que llevará ante la justicia a los autores de este "montaje".
"Nunca cederemos", añadió entre los aplausos de los militantes de su partido.
En la grabación, fechada el 17 de diciembre, un hombre presentado como el primer ministro turco le pide a otro, presentado como su hijo mayor Bilal, que se deshaga de unos 30 millones de euros, apenas unas horas después de una redada policial contra decenas de allegados al gobierno.
El hijo mayor de Bilal ya fue interrogado como testigo por los fiscales anticorrupción.
Erdogan pidió a los diputados de su partido que trabajen en una reforma legal que dará más poder a los servicios secretos y confirmó que el reciente endurecimiento de la ley de control de internet tiene como finalidad impedir "chantajes" mediante la difusión de grabaciones.
Por su parte, la oposición turca ha pedido la dimisión del primer ministro.
"El gobierno debe dimitir de inmediato; ha perdido toda su legitimidad", dijo Haluk Koç, vicepresidente de la principal fuerza opositora, el Partido Republicano del Pueblo. "El primer ministro no tiene tiempo que perder para presentar su dimisión", insistió.
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