"Rápido, buen juego aéreo, tiempista... veo a Paulo Díaz pronto en Europa"
Al habla con el recién renovado entrenador de San Lorenzo, el DT que ha relanzado allí al defensor chileno, el técnico al que dan como seguro sucesor de Tabárez en Uruguay.
Esa mirada tan nítida como bonachona, de repente, resulta invadida por la nostalgia. Y brilla más que nunca en la media hora de charla. Es lógico. Se trata del momento en que Diego Aguirre (51 años) escucha el nombre de un país, Chile, y el de un estadio, el Nacional de Santiago. También ahí una sonrisa total se dibuja en el rostro de ese uruguayo que dirige a Paulo Díaz en un San Lorenzo milagroso que clasificó a octavos de final de la Copa Libertadores eliminando entre otros a Católica, precisamente el rival que lo resucitó, y ayer mismo fue confirmado en el cargo por una temporada más. Falta poco, en octubre, para que se cumplan 30 años de un gol histórico gritado en esa cancha por este entrenador que en aquel tiempo era un 9 impactante y que, en esa definición, sobre el último suspiro del suplementario encontró el 1-0 que le permitió gozar a Peñarol y sufrir al América de Cali. Aquel día de 1987 regaló tal vez el mejor argumento para un apodo que lo resumía a la perfección: La Fiera. Ahora, cuando habla con El Deportivo, Diego Aguirre mira el cielo y se muerde los labios, como si buscara más precisiones de aquel día para la memoria.
¿Se puede decir que su mejor momento en el fútbol lo vivió en Chile aquel día?
Sin dudas. El momento más grande de mi carrera lo tuve en Santiago y no habrá otro igual. Fue aquel gol al América de Cali. Pasaron muchos años, fue histórico, me marcó y también a Peñarol. Hubo un antes y un después de ese gol. Hace 30 años… ¡Cuánto pasó!
¿A ese gol lo mira muy seguido?
Bastante. Pero porque me lo hacen ver cuando me invitan a algún programa. A veces lo comparto con mis hijos. Son cosas lindas.
¿Y muchas veces le tocó volver al estadio Nacional?
Volví, sí volví. Es una cancha y un país donde deportivamente me ha ido muy bien, sobre todo en ese estadio. Para mí, el Nacional de Santiago es un estadio mágico, tiene algo místico. Tiene tanta historia y de todo tipo... De las cinco Libertadores que ganó Peñarol, tres fueron en ese lugar. Es muy fuerte para los uruguayos que somos de Peñarol. Por eso tengo una sensibilidad especial con todo Chile.
Paulo Díaz generó una cierta resistencia en San Lorenzo al principio, cuando llegó de la mano de Guede. Pero con usted se afirmó como titular y hoy nadie lo discute. ¿Qué virtudes le encuentra?
Me sorprendió para bien Paulo Díaz. Es muy rápido, tiene un perfil físico de alto nivel, con muy buen juego aéreo, muy tiempista. Le falta madurar todavía, pero va creciendo de a poco. La selección chilena le viene bien.
¿Lo ve con proyección europea?
Sí, sí. A Paulo Díaz le veo un futuro en Europa. Pronto. Además tiene una virtud, puede jugar en varios lugares. Yo lo puse hasta de lateral izquierdo, que es donde más forzado se siente, le cuesta. Ahí no espero grandes rendimientos de él, pero me juega. Después, puede ser lateral derecho, marcador central y hasta volante central.
¿Pero en qué posición rinde más?
Para mí es un marcador central que tranquilamente también puede jugar de lateral derecho. Hoy Paulo Díaz es el titular en el lateral derecho porque se consolidó en ese lugar mejor que cualquier otro compañero y porque como centrales tenemos otras variantes que están respondiendo.
¿Qué impresión le quedó de Católica?
Me dejó una muy buena impresión. A nosotros nos hizo dos partidos interesantes. Es más, yo creía que en la última fecha Católica le ganaba a Paranaense. Mi cálculo era que debíamos superar sí o sí a Flamengo. Pensaba que un empate no nos alcanzaba, porque estimaba que Católica iba a ganar su partido. Estaba convencido. Lo veía así. Puede preguntar acá mismo, en San Lorenzo. Lo que pasa es que el grupo se terminó definiendo de una forma muy rara. Casi hasta el final de los partidos no se sabía quién clasificaba y quién quedaba eliminado. Es una pena lo de Católica.
¿Por qué?
Porque juega muy bien, intenta protagonizar. Demuestra el gran cambio que ha tenido el fútbol chileno, que es muy importante. Tiene un cuerpo técnico consolidado, con jugadores de experiencia. Es un equipo que me gusta mucho. No pudo clasificarse, pero bueno… A veces, el fútbol es así. Nosotros pasamos, pero recién lo hicimos en la última jugada.
¿Qué opinión tiene sobre la selección chilena?
Tuvo muy buenos momentos con Pizzi, pero también fue un poco irregular. Le costó al principio. Todo cambio de entrenador significa también un cambio de muchas cosas. Es normal la irregularidad cuando se juega distinto al técnico anterior. Pero Pizzi tiene un buen perfil. No puedo profundizar mucho, pero su trabajo me gusta.
¿Alguna vez lo llamaron para dirigir a un equipo chileno?
Sí.
¿Qué club?
No importa, no importa. Fue hace uno o dos años. Y fue más de una vez.
¿Un entrenador de su currículum, si recibe una propuesta del fútbol chileno, hoy la escucha con atención o apuesta a otro mercado?
Por supuesto que un llamado de Chile siempre es muy bien recibido. Lo que pasa es que a veces llegan posibilidades cuando uno tiene contrato o está comprometido con otra situación. Pero Chile, aparte de su fútbol, tiene otra ventaja que miramos los técnicos: es un país de primer mundo. No influye solamente lo deportivo.
Usted suena como reemplazante de Tabárez en la selección de Uruguay. ¿Hay alguna posibilidad de que eso se concrete?
Puede llegar en algún momento... Ser entrenador de la selección de tu país es muy fuerte. Pero hay que ver el contexto. Las cosas en Uruguay se están haciendo muy bien y la selección tiene mucha jerarquía. Hay que ver si llega y en qué momento. Hoy el técnico es Tabárez y no se discute. Tenemos una muy buena relación. Me llevó a la Sub 20, como parte de este proceso en 2008 y 2009. Soy un agradecido a él. Además, cuando hice aquel gol en Chile, el Maestro era mi técnico.
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