Richard Ford: "Roberto Bolaño está sobrevalorado en EEUU"




Richard Ford está en problemas. Hace dos años puso el punto final a la trilogía sobre Frank Bascombe, con la voluminosa novela Acción de gracias. Fue tan difícil que a veces cree que quizá ya fue suficiente: "¿Realmente tengo algo más que decir?", se pregunta el escritor estadounidense. Confía en que sí: lleva seis meses trabajando en un libro que desde hace 20 años quería escribir, pero no ha resultado nada fácil. "Ha sido un desafío. Es una voz que no se parece a nada de lo que he escrito", asegura, y saca de su chaqueta una pequeña libreta roja llena de anotaciones para Canadá, como se llamará la novela. Ni Chile le ha hecho olvidar el asunto: la libreta ha seguido ganando apuntes desde que llegó a Santiago el sábado pasado.

Pero aparte de Canadá, Ford está feliz. Alto, delgado y de unos penetrantes ojos celestes casi blancos, ríe sin demasiada provocación y, cuando puede, práctica su español de acento mexicano aprendido "hace mucho años" en Oaxaca, México. El domingo, cuando caminó junto a su esposa desde el centro de Santiago hasta el hotel Hyatt, debe haber pasado por otro turista gringo más en la ciudad. Pero no es otro más: Ford es considerado uno de los mayores escritores vivos de Estados Unidos.

Invitado por la Universidad Católica y La Tercera, mañana, a las 18 horas, en el Aula Magna de la UC,  será entrevistado por Gonzalo Garcés en el marco del seminario La Ciudad y las Palabras del doctorado de Arquitectura. "Espero que no hablemos de arquitectura", dice riendo. "Me gusta el lenguaje de la arquitectura, pero no soy un experto. Bueno, los novelistas no somos expertos en casi nada", agrega.

ISABEL Y ROBERTO
Ganador del Premio Pulitzer por El día de la Independencia (1995), desde los 70 Ford viene retratando el paisaje humano de EEUU en libros como Rock Spring, Incendios y la saga sobre la clase media americana de Frank Bascombe. Sentado en el lobby del Hyatt repetirá una idea: la literatura, bien hecha, es útil. "Te hace pensar cosas que nunca pensaste; atestigua el poder de la imaginación y nos recuerda lo importante que es lenguaje", explica.

A Ford le sirvió. Creció en Jackson, Mississippi, la misma ciudad donde vivían los escritores Eudora Welty y William Faulkner. "Cuando vives en un lugar como Mississippi, que está lleno de ignorantes, sólo saber que hay personas que viven cerca tuyo dedicadas a esa misteriosa labor que es escribir libros, es muy valioso. Sus libros fueron muy útiles para mí", dice.

Admirador de Philip Roth, John Updike y Flannery O'Connor, Ford se formó en los 80 junto a Raymond Carver. Quizás fue su mejor amigo. "Fue un gran hombre, no era un intelectual, era humilde y muy idealista sobre la literatura. No se tienen muchos amigos así en la vida. Que también sea tu colega y admires su trabajo, es mucho más gratificante. Fuimos grandes amigos", recuerda.

Lector imparable, recomienda de EEUU a Jeffrey Eugenides, Jonathan Franzen y Lorrie Moore; alaba al español Javier Marías y al alemán Ingo Schulze. ¿Chilenos? Dice haber leído a José Donoso y valora algunos libros de Isabel Allende aunque se ríe de sus declaraciones "extravagantes". Cuando llega a Roberto Bolaño se detiene.

"Creo que está sobrevalorado en EEUU. Es el sabor del mes. Todos hablan de él, todos escriben de él, pero nadie lo ha leído. En mi país no tienen ningún detractor, lo que puede ser sospechoso. Es fácil hablar de él: es exótico, tiene una biografía interesante y está muerto. Los detectives salvajes está bien, pero es larga. Las escenas de sexo me gustaron, son buenas", concluye.

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