Santos y Zuluaga se enfrentan hoy con la inseguridad como tema clave

"Desde hace unos años hay mucha inseguridad, uno tiene que andar con cuidado por si acaso lo asaltan o secuestran, ahora -incluso- hay indigentes en las calles", comenta a La Tercera Diana García, nutricionista de un hospital en Bogotá. Basta con conversar con los habitantes de la capital colombiana para que siempre adviertan sobre los peligros que existen en la ciudad. Todos concuerdan en que ya no cuentan con la seguridad con la que gozaron hace un tiempo. 

Con este telón de fondo se lleva a cabo hoy el balotaje de las elecciones presidenciales en ese país, donde se enfrentan el actual Presidente, Juan Manuel Santos, que en la primera vuelta obtuvo un 25,6% de los votos, y el candidato "uribista" Oscar Iván Zuluaga, que logró un 29,2%. Las encuestas pronostican una batalla voto a voto entre ambos candidatos, con distintas encuestas que le dan una leve ventaja a uno o a otro.

"A los colombianos les preocupa el deterioro en materia de seguridad; durante el gobierno del Presidente Santos ha habido un deterioro en esta materia y, por otra parte, inquieta la incertidumbre sobre cuál es el rumbo que están tomando las negociaciones de paz. Porque todos los que queremos que el conflicto armado se termine, queremos tener la garantía de que esto no va a abrir la puerta en el futuro a que la guerrilla termine poniendo la agenda de Colombia, ni haciendo las instituciones a imagen y semejanza de lo que ellos creen para este país", explicó a La Tercera la ex candidata presidencial de izquierda Clara López, quien obtuvo un 15% en la primera vuelta.

La Encuesta de Convivencia y Seguridad Ciudadana, elaborada por el Instituto de Estadísticas del país, reveló que la tasa de victimización alcanzó el 18,5% en 2013, lo que representa una disminución de 1,5 puntos porcentuales respecto del año anterior. En tanto, datos de la Policía Nacional señalan que se produjo una reducción de cuatro puntos porcentuales en los secuestros. Así, en 2013 hubo 292 casos respecto de los 305 del año anterior. En el informe, citado por la revista Semana, se indica que los grupos de delincuencia común continúan apareciendo como los mayores secuestradores, por encima de las guerrillas y de las bandas criminales, una tendencia que se presenta desde hace seis años.

En este sentido, el alto consejero presidencial para la Seguridad Ciudadana y la Convivencia, Francisco Lloreda, señaló -en una entrevista con Señal Radio Colombia- que en el país es más la percepción de inseguridad que sienten los ciudadanos que la propia victimización. Según el funcionario, de cada 100 colombianos, 61 registran percepción de inseguridad, mientras que sólo 20 son efectivamente victimizados. "Cuando a alguien le roban un celular y comparte su testimonio con un grupo de amigos, inmediatamente muchos de ellos se sienten inseguros, porque dicen 'me puede ocurrir mañana', entonces, usualmente la percepción de inseguridad es mucho mayor a la victimización, es decir, a la criminalización real", dijo el funcionario.

Otra de las preocupaciones son las negociaciones de paz con la guerrilla. Así, Santos busca ganar un lugar en la historia como el hombre que acabó con cinco décadas de un conflicto que ha dejado 200 mil muertos y millones de desplazados. Sin embargo, muchos otros votantes, que viven en regiones que fueron pacificadas durante la ofensiva militar del gobierno de Alvaro Uribe (2002-2010), se oponen a la negociación y apoyan al candidato del ex mandatario para quien cualquier acuerdo debe incluir penas de cárcel para los líderes rebeldes y la prohibición de entrar a la política.

Según los analistas, esto podría hundir las conversaciones y provocar una escalada de la ofensiva militar, algo que Uribe aprueba. Por su parte, Santos podría permitir a los rebeldes participar en política e imponerles penas alternativas. Las dos recetas para poner fin al conflicto han dividido a Colombia y han convertido la votación de hoy en una suerte de plebiscito entre hacer concesiones para acabar con la guerrilla o buscar que los rebeldes se rindan fuera o dentro del campo de batalla.

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