Se les apareció marzo: La U perdió ante Audax

Los azules intentaron reaccionar, pero los verdes ya habían hecho la tarea. 3-2 con incidentes en las gradas de Ñuñoa.




En el Superlunes, el primero después de las vacaciones veraniegas, el que abría el periodo postestival, no hubo caos vial ni colapso en el transporte en Santiago, tal como se esperaba. La única crisis en la capital de la República es la que vive la Universidad de Chile. Es que, simplemente, ya no hay forma de calificar el momento de los azules. Jugando de local, la sombra del equipo que dirige Martín Lasarte cayó ante un inteligente Audax Italiano por 2-0.

El triunfo del cuadro verde no es sorpresa. Jorge Pellicer planificó un partido inteligente. Se puso en ventaja temprano, gracias a un certero remate de Juan Cornejo. Eso fue justo antes de los diez minutos. El zurdazo del lateral encontró complicidad en Johnny Herrera. Luego, con una U grogui, los visitantes controlaron el ritmo del primer tiempo hasta la media hora, cuando los azules amagaron una reacción: un remate de distancia de Sebastián Martínez, y otro desde buena posición de César Cortés, que Iván Vásquez sacó desde la línea, dieron la errada percepción de que los estudiantiles podían revertir el partido.

No es que hiciera demasiado Audax. Un partido inteligente, bien parado, fue suficiente para que, tras el descanso, sentenciaran el duelo. Felipe Mora corrió el contragolpe, Guzmán Pereira lo baja en el límite del área y, aunque parecía fuera, el juez Eduardo Gamboa dio penal. Lo cambió por gol Bryan Carrasco. Y ahí medio que se acabó la historia.

Luego, Diego Valdés anotaría un golazo, para sentenciar la suerte de un campeón defensor que es, más bien, un equipo de sombras. Un cuadro fantasma.

Es cierto que luego el propio Pereira puso un cabezazo en el palo que terminó sacado de nuevo desde la línea. Antes, Sebastián Ubilla había asustado a Jaime Bravo también, y que el propio Conejo, haciendo tándem con Mathías Corujo, machacaron por la banda derecha, antes de que Valdés pudiera el tercero para los itálicos. Pero ayer, como en todo el Clausura, la U no liga una. Ahora: tampoco hace mucho mérito para merecer algo más. No hay juego colectivo, los rendimientos individuales son paupérrimos y, sobre todo, se ve un grupo de jugadores sin convicción, sin reacción, sin sangre, sin piernas, sin temple. Sin nada.

Un descuento de Leandro Benegas y otro de Sebastián Ubilla no hacen más que maquillar tibiamente el triste momento que vive el conjunto que adiestra Lasarte.

Crisis total

El momento de los laicos es, sencillamente, decepcionante. Once jugadores que son unos auténticas almas en pena.

Injusto sería desmerecer lo obrado por Pellicer y sus hombres en la goleada. Pero de verdad que la U, así como está, es una presa fácil para cualquiera. Como en el boxeo, se trata de un púgil de mentón frágil.

La crisis de confianza individual y colectiva es fácil de graficar. Iban 20 segundos (sí, ¡20 segundos!) y Osvaldo González trató de salir jugando un balón que le cedió Herrera. Mauro Olivi lo presionó un poco y Rocky terminó perdiendo la pelota dentro del área universitaria. Al ariete audino se le fue larga. Por suerte. Pero esa jugada muestra el momento de la U: lleno de dudas, sin certeza alguna, más que el equipo no anda. En ninguna línea. Y, lo que es peor, ningún jugador asoma como estandarte para amagar un repunte a punta de ganas, aunque sea.

Puede ser cierto que el trabajo de intertemporada, entre el título de diciembre del Apertura y este Clausura, no fue suficiente para que los azules recuperen la forma física o futbolística; que los afecte profundamente la presencia intermitente del DT por lesión. Pero nada es excusa para el triste momento que viven. Se puede conceder que las individualidades no anden. Pero en la suma de esfuerzos, no se ve nada colectivo. El mediocampo no existe, prácticamente. Para atacar, no genera alimentación a los puntas. Y Pereira y Martínez corretean rivales, intentando disimular los forados en retaguardia.

Pero todo eso es indisimulable. A la U, se le apareció marzo. Y con todo. Tal como se le había aparecido enero y febrero. Por ahora, los hinchas azules esperan que llegue pronto Semana Santa, para terminar de una vez con el padecimiento.

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