¿Sirve que los niños hagan tareas?
Una norma en el Congreso pretende regularlas por ley. Mientras expertos debaten su legitimidad, un estudio dice que el 73% de los padres asegura que sus hijos están estresados.
Cuestionario. Guía de ejercicios N° 5. Desarrollar páginas 130 a 142. Seguro se ha encontrado con varias de estas tareas en los cuadernos de sus hijos, todas actividades que los escolares deben realizar en casa y fuera del horario de clases, es decir, después de las cinco de la tarde de lunes a viernes o durante el sábado o domingo.
Con un proyecto de ley en el Congreso que pretende regular el envío de tareas a la casa y una discusión en aumento entre padres y apoderados, expertos debaten si las tareas para la casa cumplen el objetivo de reforzar el aprendizaje de los niños y mejorar su rendimiento.
Según Jaime Retamal, doctor en Educación de la U. de Santiago, la evidencia muestra que los trabajos para la casa y el estudio fuera del colegio, tal como están planteados hoy y considerando que los niños están en un sistema de Jornada Escolar Completa (JEC), "sirven de muy poco, es más, podrían estar colaborando con aumentar el estrés y desmotivar a los estudiantes, incluso hasta ser contraproducentes con el sentido pedagógico". Probablemente, agrega, hace 20 o 30 años, cuando el colegio terminaba a la una o dos de la tarde, sí tenían alguna justificación. Hoy no.
"Está comprobado que más tiempo haciendo tareas, no ayuda a mejorar el aprendizaje ni las notas. Existe además un problema sociocultural, muy investigado en todo el mundo: las tareas penalizan a los estudiantes más desfavorecidos socialmente porque no tienen a nadie competente en sus casas, en términos pedagógicos, que les ayude a resolver alguna duda", dice Retamal.
Para Macarena Silva, psicóloga e investigadora del Centro de Investigación Avanzada en Educación de la U. de Chile (Ciae) el link entre tareas para la casa y rendimiento no es consistente con estudios sobre el tema.
"Muchas veces los papás no tienen los conocimientos pedagógicos que las tareas implican. Distinto es si se envía como trabajo la realización de un árbol genealógico. En ese caso, el padre o la madre actúa en su rol y no como profesor de reforzamiento". Con JEC, añade, no debieran enviarse tareas a la casa.
¿Hay tareas que sirvan?
Según Retamal, la literatura recomienda ejercicios breves, de no más de 10 minutos pero con un objetivo claro y realista y siempre que sean retroalimentadas por el profesor, es decir, que las revise y no se quede sólo en enviar por enviar.
Los trabajos de aprendizaje por proyecto, como llevar un diario de vida del curso, algunas lecturas pequeñas y tareas que no demoren más de 10 minutos, sí sirven, al igual que resolver problemas. "Una disertación con horarios de JEC son válidas cuando se les pide el material para que lo busquen en la casa, pero que lo elaboren mientras están en el colegio", explica Retamal
"Una buena tarea tiene un propósito claro, un objetivo conocido por los escolares y también por sus padres y debe ser pensada para que el alumno la resuelva solo. Pueden ser instruccionales o de extensión del aprendizaje, un proyecto, entrevistas a personajes de la sociedad, como un cartero o averiguar cómo funciona un municipio, pero no como reforzamiento de la materia pasada en clases", dice Silva.
En el caso de los alumnos de enseñanza media, Retamal cree que a ellos no se les debe enviar ningún tipo de tarea. "A esa edad se debe fomentar la autonomía y la responsabilidad. No le puedo decir a un alumno de cuarto medio 'estudie para la PSU'". Se puede orientar, pero el responsable de estudiar es él. Por eso hay tanto fracaso en el primer semestre de universidad, les falta autonomía, afirma.
Tiempo de ocio
Para los padres las tareas escolares, además de causar estrés y agobio en los niños y la familia, resta tiempo libre. Un sondeo de la U. Adolfo Ibáñez (UAI) muestra que el 85% de los padres encuestados estima que sus hijos destinan menos de 10 horas semanales para esparcimiento y ocio.
La psicóloga infanto juvenil, parte del equipo investigador de la UAI, Eva Dauelsberg señala que la falta de tiempo de descanso es una queja general que también evidencian los niños y los padres en la consulta. "He visto muchos niños con estrés manifiesto que dicen que están cansados y quieren más tiempo de ocio. Otros más pequeños, que no son capaces de verbalizar lo que sienten, pero tienen dolor de estómago, irritabilidad y otro tipo de sintomatologías que da cuenta del estrés que tienen", señala.
"Cuando hay mucho estudio en la casa, las relaciones familiares se resienten y surgen las peleas entre los papás y los hijos por hacer las tareas. Además, no todos los padres manejan los actuales contenidos de algunas materias", comenta. Si a eso se suma las horas que pasan los niños en JEC, el tiempo que las familias dedican al esparcimiento es poco. "No tener tiempo de ocio le gatilla a cualquier persona, adultos o niños, trastornos ansiosos. Estamos hablando de salud mental y esto genera un empobrecimiento de ella", indica
Según la encuesta, los padres y madres no sólo no están en desacuerdo con las tareas, sino que además reconocen que quieren más tiempo libre con sus hijos (ver infografía).
A juicio de Dauelsberg, los adolescentes se ven agobiados y eso explica en parte por qué cuando llega el fin de semana se ven niños de octavo básico y primero medio abusando del alcohol y las drogas.
La psicóloga de la UAI cree que además del exceso, desde el punto de vista de las políticas públicas en educación y al analizar los contenidos curriculares, muchas veces las tareas están ajenas al desarrollo cognitivo de los menores. "Un pequeño porcentaje puede entenderlo. Por ejemplo, niños de 12 años no tienen adquiridas las capacidades abstractas para entender las materias de física o química. En kínder, en algunos colegios, deben terminar el curso leyendo y escribiendo y eso no es acorde con su proceso de crecimiento. Se saltan procesos de desarrollo. Obligarlos a eso, también los estresa", explica.
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