Temer cumple primer año en el poder con gestión marcada por reformas y bajo apoyo

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Al conmemorar el aniversario, el mandatario dijo ayer que Brasil está en el "camino correcto". Analistas consideran que su principal mérito ha sido implementar agenda económica.




Bajo un cartel que decía "Un año de coraje, trabajo y avances", el Presidente brasileño, Michel Temer, aseguró ayer que tiene "la certeza más absoluta" de que el país está en el "camino correcto" sin haber "apelado al populismo", en abierta alusión a Dilma Rousseff, a quien reemplazó en el poder luego que la petista fuera suspendida de su cargo el 12 de mayo 2016 por presunta manipulación de las cuentas públicas antes de ser destituida definitivamente el 31 de agosto.

Para conmemorar su primer aniversario en el Palacio de Planalto, Temer reunió a sus 28 ministros, a los jefes de las cámaras legislativas y a los presidentes de todos las empresas estatales, ante los que se ufanó de haberle devuelto a Brasil la "confianza que se había perdido" con "el descontrol de los gastos públicos".

La defensa política que Temer hizo de su gestión fue completada con argumentos técnicos presentados en el mismo acto por el ministro de Hacienda, Henrique Meirelles, quien garantizó que la recesión en que Brasil se sumergió en los dos últimos años "ya es pasado". Según el hombre fuerte del equipo económico, "Brasil vive un momento de profunda transformación", gracias a que "por primera vez" se ha impuesto en el país "una agenda de futuro" y "modernización".

Sin embargo, el diario Folha de Sao Paulo aseguró ayer que Temer "aún no tuvo éxito" en las prioridades que estableció para su mandato en el discurso hecho cuando llegó a Planalto. "En su estreno como entonces Presidente interino, destacó que el mayor objetivo de la gestión era la reducción del desempleo", destacó el periódico, recordando que en el primer trimestre, el desempleo alcanzó un récord de 14,2 millones de personas (13,7%).

Temer, no obstante, se muestra confiado en que la "importantísima" agenda de reformas liberales en discusión en el Congreso, donde "goza de un poder casi total", según EFE , harán disminuir pronto el desempleo "heredado" del gobierno de Rousseff.

Pero las dos principales reformas defendidas por el mandatario -las del régimen laboral y previsional- son rechazadas por la mayoría de los brasileños. Según Datafolha, el 58% cree que la reforma laboral significará menos derechos para los trabajadores y 71% se manifiesta en contra de la reforma previsional. La crispación que estas medidas han causado llevaron a que los sindicatos realizaran en abril, con una adhesión calculada en un 45 % de la masa laboral, la que ha sido la primera huelga general desde 1996.

Así, un año después de que reemplazara a Rousseff, ocho de cada 10 brasileños consideran que Temer hizo menos por Brasil de lo que esperaban. Y apenas un 9% aprueba su gestión, según una encuesta de Datafolha.

Con todo, Rafael Cortez, analista de la consultora Tendências de Sao Paulo, explica a La Tercera que "el principal mérito del gobierno de Temer fue conseguir la implementación de una agenda económica en medio de un escenario político muy complicado, como resultado de los desgastes políticos de la operación Lava Jato y del proceso de impeachment de la ex Presidenta Rousseff".

Sin embargo, sostiene Cortez, "el escenario político aún es muy complicado". "El gobierno de Temer enfrenta problemas de déficit de legitimidad, dado el proceso traumático y excepcional de formación del gobierno. Además de eso, la operación Lava Jato continúa disminuyendo la credibilidad de la clase política", destaca. De hecho, recordó Folha, desde el inicio de su gestión, Temer perdió a siete ministros y a su mejor amigo, José Yunes, que tuvo que dejar el cargo de asesor especial de la Presidencia después de ser citado en la Operación Lava Jato.

"Más, para bien o para mal, Temer sobrevive a costa de las victorias en el Congreso, del avance de las reformas y de la máxima de que, mal con él, peor sin él. En especial en la economía", comentó ayer la columnista de O Estado de Sao Paulo, Eliane Cantanhêde.

Temer, cuyo mandato concluye el 31 de diciembre de 2018, "descarta" competir en las próximas elecciones, según dijo en una entrevista publicada ayer por O Globo. "Si consigo, como gracias a Dios lo vengo consiguiendo, hacer las reformas necesarias para el país, me doy por felicísimo", concluyó.

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