Tolkien bajo la mirada de Peter Jackson

Se estrena el último filme de la trilogía de El Hobbit y -mientras algunos se arman de paciencia y buenos cojines- parece adecuado repasar el camino sinuoso y plagado de peligros que emprendimos hace trece años con La Comunidad del Anillo.




Aunque cueste creerlo a estas alturas del partido, los maratónicos (agotadores) filmes de Peter Jackson no fueron la primera adaptación de los libros de Tolkien. Existen intentos previos y el más famoso de todos debe ser El Señor de los Anillos (1978), la maldita y ninguneada superproducción animada de Ralph Bakshi que entre sus curiosidades cuenta con haber tenido una banda sonora compuesta por el prestigioso Leonard Rosenman (Rebelde sin Causa). En el caso específico de El Hobbit, el primer intento serio data de 1966 y es un proyecto del animador Gene Deitch que nunca llegó a completarse.

También está el largo animado de Jules Bass y Arthur Rankin Jr que se emitió por la cadena estadounidense NBC en 1977. Y para aquellos espectadores cuya idea de diversión es mirar monitos de Nickelodeon bajo la influencia de alguna droga, es de rigor mencionar el hito lisérgico más extraño de toda la relación que Tolkien ha tenido con el mundo audiovisual: El Fabuloso Viaje del Señor Bilbo Baggins el Hobbit, un telefilme soviético de 1985 que se puede ver completo en YouTube y que es una hipnótica mezcla de teatro escolar con trucos escénicos robados al cine mudo.

Jackson llegó a Hollywood proponiendo la filmación de El Señor de los Anillos con un plan que hoy suena ambicioso y que en 1998 era casi demente: rodar las tres películas de un tirón en Nueva Zelanda y estrenarlas sucesivamente desde el 2001 hasta el 2003. El drama tras bambalinas de cómo Jackson pasó de ser un director de culto al titán empresarial de fines de la década pasada tiene casi tantos elementos y personajes como la misma saga de Tolkien y es también en sí mismo una fábula sobre el viejo cliché hollywoodense del artista que gana el mundo y pierde su alma.

El primer filme de la serie, La Comunidad del Anillo (2001), es con seguridad una de las grandes películas de fantasía de nuestra generación. Las Dos Torres (2002) ya es un poco aburrida y El Retorno del Rey (2003) es un ladrillo infumable. La saga que había recreado el denso universo mágico de Tolkien en pantalla pasó a ser una auténtica prueba de resistencia incluso para los espectadores más fieles: la versión para cine de El Retorno del Rey duraba 201 minutos. Y las ediciones extendidas de la trilogía no hicieron mucho más que validar la idea de que Jackson y su equipo se habían enamorado de cada plano que filmaran.

Pero la imagen de Peter Jackson como un productor dispuesto a exprimir la vaca hasta la última gota de leche cristalizó por completo al anunciar dos cosas el 2010: que iba a adaptar El Hobbit y que esa adaptación convertiría un libro de 320 páginas en tres películas. A la sencilla historia de Bilbo marchando a su aventura junto a los enanos, Jackson le adhirió fragmentos y personajes que convirtieron El Hobbit en una especie de cover o reencarnación de El Señor de los Anillos: interminables batallas, intrigas de magos y elfos y numerosos guiños a las películas previas. Los tres capítulos de El Hobbit tienen algunos momentos destacables, como la persecución de los enanos con los barriles o el encuentro de Bilbo con el dragón Smaug.

Sin embargo, cuesta creer que el mismo director que filmara películas tan hermosas como Braindead (1992) o Criaturas Celestiales (1994) haya decaído a tales niveles de agotamiento creativo como para desbarrancarse en estas superproducciones hechas para la venta de juguetes y memorabilia adjunta. Mañana se estrena en Chile El Hobbit: La Batalla de los Cinco Ejércitos, que es el tercer y último capítulo de esta (segunda) trilogía: aquí nos enteramos de qué pasó con el dragón y cómo lidian los enanos y otras razas de la Tierra Media con la amenaza naciente de un Poder oscuro que sólo Gandalf entiende a cabalidad.

Pero la industria se mueve más rápida que los conejos del trineo de un mago; está anunciado que Jackson va a dirigir una nueva aventura de Tintín para el 2016 y nada indica que su devoción por estirar el chicle esté en declive: ya se sabe que la edición extendida en Blu-Ray de El Hobbit: La Batalla de los Cinco Ejércitos va a sumarle media hora de metraje a los 144 minutos que tiene el corte para cine.

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