U2: "Parecemos los únicos locos tratando de ser relevantes después de tanto tiempo"
Los irlandeses justifican la polémica estrategia tras su nuevo álbum, el que en septiembre apareció gratis en iTunes.
Hubo un tiempo, hace 40 años, en que la música era una poderosa arma contracultural y todo lo que U2 necesitaba para funcionar cabía en un escarabajo naranja. Cuatro amigos de Dublín acababan de ganar 500 libras en un concurso local para grabar su primera maqueta. La madre de uno de esos chicos, al que se conocería como The Edge, era quien les llevaba en su auto.
"Fue nuestra primera roadie", recuerda Bono. "Tenía un escarabajo naranja. Ibamos conduciendo y después de medianoche hacíamos nuestras redadas con la señora Edge. Nos llevaba por ahí para pegar carteles de nuestros conciertos. Llevábamos rollos de papel de pared, pintábamos en ellos mensajes con spray y los pegábamos. El póster más popular que teníamos era uno que decía: 'U2 le podría pasar a cualquiera'. Y de alguna manera eso es lo que hemos hecho ahora. Le hemos pasado a cualquiera".
El 9 de septiembre, efectivamente, U2 le pudo pasar a cualquiera. Al menos, a cualquiera que tuviera una cuenta de iTunes. Songs of innocence, su decimotercer disco, apareció gratuita e inesperadamente en las bibliotecas de todos los clientes de la tienda de Apple, mientras Tim Cook, consejero delegado de la compañía, rodeado de los miembros de la banda, presentaba su flamante iPhone 6 en California.
El lanzamiento musical más masivo de la historia. 500 millones de personas, uno de cada 14 habitantes del planeta, accediendo al mismo producto. Un hito en la distribución de los contenidos culturales, el regalo más importante de todos los tiempos. Un gesto a la altura de la grandilocuencia de sus autores… que en apenas unos días se volvió directamente en su contra.
Twitter y Facebook empezaron a hervir. ¿Qué hace este disco en mi biblioteca? ¿Con qué derecho me lo colocan? A los pocos días, Apple se vio obligado a distribuir una herramienta para facilitar el borrado del archivo. Y Bono hasta tuvo que pedir disculpas.
Todos los miembros de la banda han pensado mucho acerca del episodio. "Quizás fue un poco osado dejarlo en las bibliotecas de la gente", opina The Edge, el guitarrista. "El mecanismo de entrega no fue algo en lo que pensamos. Al final se convirtió en un asunto de si el regalo lo dejas en la puerta de la casa o en la cocina. Pero, francamente, es un regalo: dónde llegue no debería ser tan crucial".
Por su parte, Bono acepta que pueden haber "cruzado un límite" al ofrecer el disco así. "Pero con todos los abusos de los derechos humanos contra los que, como miembros de Amnistía, hemos protestado, es difícil realmente para nosotros enfadarnos por esto", asegura. "Y para ser sincero, también hay cierto placer culpable en pensar que nuestras canciones han llegado a la biblioteca de determinadas personas. Es de niñato, es imperdonable, la gente dirá que debemos ser lapidados, pero la verdad es que me resulta gracioso".
Criticar a Bono se ha convertido casi en un deporte popular. Él lo atribuye a la fama, que polariza las opiniones. Y cada uno de sus pasos es escudriñado por sus detractores en busca de más incoherencias. Decisiones como trasladar la residencia fiscal de la compañía U2 Limited de Dublín a Holanda en 2010, para tributar menos, no ayudan.
Incluso, su extensa labor filantrópica es tachada por sus detractores de egomanía. Pero el vocalista, aún habiéndolo logrado todo a sus 54 años, aún sabiendo que los únicos perjudicados por sus extralimitaciones son ellos mismos, no está dispuesto a vivir de las rentas, como hacen otros. "Es una opción", admite.
"Pero no es algo que hayamos contemplado muy seriamente. Se trata de una pregunta importante. ¿Por qué tienes que pasar por esto? Parecemos los únicos lo bastante locos como para seguir tratando de ser relevantes después de tanto tiempo. Este es el único campo creativo en el que se espera que, a partir de una cierta edad, no puedas hacerlo bien. La expectativa es que vas a seguir explotando el legado o, básicamente, desaparecer. Pero qué hay de los novelistas o los cineastas. Parece que la música es el único terreno en el que te quemas y tienes que vivir mirando al retrovisor. A mí me encantaría ver a los Clash en vivo, si viviera Joe Strummer. Me pasa lo mismo con los Pixies, cada vez que tocan trato de verlos. Quiero escuchar más música suya. Frank Black es uno de los mejores compositores de la tierra. Pero es muy difícil mantener a una banda unida. Esta es una forma de arte colaborativa. También hay artistas individuales que tienen dificultades con la longevidad, pero sucede más con las bandas. Es difícil mantenerlas unidas".
He aquí otra de las singularidades de U2. Siguen siendo los mismos miembros que empezaron a tocar juntos y todo lo que han vivido no parece sino haber fortalecido su amistad. Incluso, hasta el año pasado, contaban con el mismo mánager de sus comienzos, Paul McGuinness. Viéndolos hoy juntos en el sofá de un estudio de Londres, estos cuatro cincuentones parecen sencillamente un grupo de buenos amigos.
Adam Clayton, el bajista, asegura que la clave es que crecieron juntos: "Es como una pandilla callejera, en cierto modo, o como un matrimonio. Es milagroso que hayamos durado tanto. Aún hoy nos vemos en una inauguración y al final de la noche acabamos los cuatro en una esquina". El baterista Larry Mullen tiene su teoría: habla de cuatro personas incompletas que se completan cuando están unos con otros: "Todos llegamos aquí con varios pedazos rotos y despegados. Y parece que cuando nos juntamos, cuando trabajamos o cuando salimos por ahí es cuando logramos dar el máximo. Somos mejores como grupo de lo que jamás llegaríamos a ser como individuos. En lo personal y en lo musical".
"Resolver los problemas musicales es sólo una parte", añade Bono. "Tenemos que permanecer unidos, mantener a nuestras familias unidas. Intentamos pasar por esto sin una lesión grave. Algún ojo morado, quizá la nariz rota, pero nada más. He visto algunos de los artistas con las imaginaciones más poderosas que se vacían porque no tienen a nadie que les ayude. Es difícil permanecer en cualquier relación. U2 es una imposibilidad maravillosa. Es imposible. No tiene ningún sentido. Alguien debería haber caído hace tiempo. Morir en un accidente de avión. Alguien debería haber tenido un final mítico. Pero resulta que aún tenemos trabajo que hacer".
U2, a pesar del desgaste, no renuncia a ser una entidad importante. Esa búsqueda de relevancia les lleva a pensar cuidadosamente cada nuevo paso. Y en esta ocasión, han optado por buscar la esencia. Han vuelto a las canciones, entendidas a la manera desnuda del punk. "Más o menos cada década descubrimos un nuevo reto, una nueva razón para existir", explica Bono.
Este viaje a la esencia también lo ha sido en las letras. La grandilocuencia del lanzamiento contrasta con el hecho de que se trata de las líricas más íntimas que ha escrito en su carrera. Su infancia en un Dublín violento, sus epifanías musicales, la pérdida de su madre, su relación con la fe. Songs of innocence es una puerta a la intimidad de Paul Hewson, la persona detrás de Bono. "Edge estaba preocupado porque creía que el aspecto solipsístico, autoindulgente, de escribir en primera persona podría ser limitador", admite Bono. "Pero resulta que todo el mundo tiene una calle donde ha nacido, todo el mundo recuerda la primera vez que practicó sexo o que dejó su ciudad".
La ambición de relevancia de U2 no se limita sólo a la grabación de sus discos. Basta mencionar sus giras Zoo TV o 360º, la más taquillera de la historia. U2 no se resigna a ser algo del pasado. "No queremos formar parte de los 80 o de los 90", resume The Edge. "Sé que U2 no durará siempre. Lo que pasará entre ahora y el final de la banda no lo sé. Lo que sí sé es que, si U2 terminara como entidad, nuestra amistad continuaría. Darme cuenta de eso ha sido una revelación. Nos gustan los retos. No queremos ser una gran banda de blues, queremos abrazar nuestro tiempo".
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