UE aplaza discusión sobre garantías irlandesas tras endurecimiento de Dublín

El primer ministro Brian Cowen insiste en que esas "garantías" políticas se viertan en un protocolo anexo a los tratados comunitarios, lo que requiere la ratificación en todos los estados miembros.




La cumbre europea decidió aplazar hasta mañana la discusión sobre las garantías que la UE está dispuesta a dar a Irlanda, para que pueda celebrar un segundo referéndum sobre el Tratado de Lisboa, después de que Dublín endureciera sus exigencias.

Según fuentes comunitarias, el primer ministro Brian Cowen insiste en que esas "garantías" políticas se viertan en un protocolo anexo a los tratados comunitarios, lo que requiere la ratificación en todos los estados miembros.

Los jefes de Estado y Gobierno de los Veintisiete ni siquiera llegaron a discutir este punto, el primero que tenían en la agenda, durante la primera sesión de trabajo de la cumbre, debido a que "el tema no está maduro", señaló otra fuente comunitaria.

La petición irlandesa provocó una serie de consultas bilaterales de última hora, que la presidencia de turno checa celebró con varios líderes, especialmente la canciller alemana, Angela Merkel, y el Presidente francés, Nicolas Sarkozy, y que retrasaron casi una hora el inicio de este Consejo Europeo.

Las "garantías" constituyen una serie de aclaraciones y compromisos que pretenden tranquilizar a los ciudadanos irlandeses sobre la inocuidad del Tratado de Lisboa respecto a cuestiones sensibles para ellos como la política de neutralidad, la soberanía fiscal, la legislación sobre el aborto o los derechos laborales.

Con esas garantías como elemento nuevo, el gobierno irlandés cree justificado repetir la consulta sobre el nuevo Tratado.

Pero el "taoiseach" (primer ministro) pidió en una carta dirigida hoy a los demás jefes de Estado y Gobierno de la UE que esas garantías no sean meras promesas políticas, sino que tengan un carácter jurídico vinculante como el de los protocolos anejos a los tratados comunitarios.

La fórmula del protocolo causa espanto en algunos socios comunitarios, porque significa reabrir un proceso de ratificación sobre un texto europeo, algo que no resulta nada fácil en estados como el Reino Unido, la República Checa o Polonia, por citar los más euroescépticos.

Incluso si se aprovecha la oportunidad de la previsible entrada de Croacia en la UE, para ratificar el protocolo irlandés junto al tratado de adhesión del país balcánico, se corre el riesgo de reabrir polémicas y divisiones en muchos países.

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