Una estrella en una fiesta humilde
Erika Olivera arribó a Río y habló de su vestido estrellado que encabezará el desfile chileno. La inauguración, de bajo presupuesto, promete espectáculo. Se esperan pocos atletas.
Erika Olivera arribó ayer a uno de los aeropuertos de Río de Janeiro. Se fue de ahí directo a la Villa Olímpica, pero no tuvo tiempo de pensar, al menos en la tarde, en el maratón femenino que deberá enfrentar el domingo 14, pues hoy tendrá una responsabilidad grande en sus quintos Juegos Olímpicos: ser la abanderada nacional en la cita.
Una vez instalada en su departamento, la deportista no olvidó que llegó a este sitial gracias a la votación que se hizo a través de las plataformas de La Tercera: "Son muy especiales estos Juegos. Son los últimos y con el agregado de ser la abanderada gracias al pueblo chileno. Ha sido muy lindo este proceso de terminar mi carrera portando la bandera. Cada año que pasaba veía más lejos la posibilidad. Ni en sueños me imaginé que esto terminaría así".
La inauguración será en el legendario Estadio Maracaná, a las 20 horas locales (19.00 en Chile), un evento encabezado por directores de cine y donde no faltará la música local, con nombres como Gilberto Gil y Caetano Veloso, junto a otros artistas famosos dentro del país. Las modelos Gisele Bundchen y Lea T, quien es transgénero, también participarán del evento.
La maratonista usará un vestido inspirado en trajes de huaso con una estrella grande. "No tuve tiempo de probármelo, me vine y mi hija, que tiene similares medidas a las mías, se lo probó. El diseño es de Ricardo Oyarzún y es una bandera, no es el típico vestido negro. Elegí una bandera como vestido para sentirme abrazada por ella", cuenta.
Finalmente, la deportista se refirió al hecho de haber acusado a su padrastro de abusos: "Había cosas que no me dejaban tranquila. Necesitaba enfrentar esta última etapa sin eso. Ha sido súper especial esta etapa porque he estado entrenando afuera y mi familia ha tenido que vivir el remezón".
Olivera encabezará a una delegación nacional donde habrá pocos ausentes. "Mi cálculo es que desfilarán unas 40 personas, entre deportistas, integrantes de la misión, técnicos, el área médica. De ellos, no sé cuántos exactamente serán atletas, porque a esta hora (seis de la tarde de ayer) aún estoy recibiendo deportistas en el aeropuerto. Recién a medianoche, en la Villa, lo sabré", señala Jaime Agliati, jefe de la misión chilena.
La lista de clasificados nacionales en Río es de 42, pero algunos ni siquiera habrán llegado a la ciudad para la noche de hoy, como Bárbara Riveros, Isidora Jiménez o Natalia Duco, mientras que otros, como Tomás González, compiten mañana, por lo que decidieron descansar.
La falta de deportistas en la ceremonia es un tema acá en Río, pues muchos han manifestado que la enorme distancia entre la Villa Olímpica y el Maracaná les quita las ganas de ir. "No estoy preocupado por eso. Invito a los deportistas a la mejor fiesta a la que hayan ido nunca. Ellos serán el centro de la ceremonia", dijo el director de la misma, Marco Balich.
El mismo italiano enfrentó los cuestionamientos sobre el evento, que tendrá el más bajo presupuesto de los últimos años. "Eso es irrelevante cuando tienes buenas ideas, entregaremos un mensaje verdadero y con el corazón", aseguró el italiano en la conferencia dada en el Centro Olímpico.
Para hoy se espera una audiencia de tres mil millones de personas, que verán tres toneladas de fuegos artificiales, habrá guiños a la historia de Brasil, en cancha se contarán cinco mil voluntarios y la presencia de decenas de jefes de Estado. El encendido de la llama olímpica coronará la fiesta. La de Erika, la de Chile y la de todo el mundo.
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