Víctor Jara recibe despedida popular a 36 años de su muerte
<p>Símbolo de la Nueva Canción Chilena, los restos del asesinado creador serán velados desde el mediodía de hoy en la fundación que lleva su nombre.</p>
El primer entierro de Víctor Jara fue sin flores, cantos ni amigos. La anónima caminata entre la morgue y el Cementerio General fue toda la procesión que se le permitió a su viuda y dos acompañantes la tarde del 18 de septiembre de 1973. Sobre un carrito chirriante, el ataúd comprado a la rápida en una funeraria del centro, con Santiago ya engalanado por las banderas de la primera fiesta patria bajo mando militar. El cuerpo del artista más famoso de la Unidad Popular atravesado por 44 balas, avanzando hacia un nicho asignado a última hora.
"Tendría que haber desaparecido. Sólo porque su rostro fue reconocido entre cientos de cadáveres anónimos no lo enterraron en una fosa común, con lo cual yo nunca habría sabido qué había sido de él", escribe su viuda, Joan Turner, en el libro Un canto truncado (1983).
El diario La Segunda consignó el entierro con un párrafo al día siguiente que no daba causa de muerte y describía un funeral "de carácter privado, al que sólo asistieron familiares". La nota no sólo no era veraz; además, minimizaba hasta el absurdo un obituario de impacto ineludible para cualquier chileno vivo en esa época. "Su asesinato es muy significativo, porque los que lo mataron creían hacerle un bien a la patria, cuando en realidad estaban haciendo trizas su esencia misma", evalúa hoy Eduardo Carrasco, fundador de Quilapayún y amigo. "Al momento de su muerte, Víctor era alguien muy conocido y querido por la gente. Creo que lo mataron justamente por esa figuración y por el ejemplo que él daba en su consecuencia".
Carrasco precisa que el autor de Te recuerdo Amanda no era un líder en el sentido político de la palabra. Esa condición "más humanista que política", en sus palabras, es la misma que buscan destacar las personas a cargo de su más multitudinaria despedida. Las ceremonias que hoy comienzan en Santiago son la prueba de que, más allá del registro oficial, "Víctor Jara vive en el corazón del pueblo", como dice la directora ejecutiva de la Fundación Víctor Jara, Gloria König. El funeral masivo del cantautor, actor y director teatral se realizará la mañana del sábado luego de una romería hasta el Cementerio General.
TEMATICAS PARALELAS
Las brutales condiciones de su asesinato y el largo silencio que la dictadura le impuso a su nombre y obra crearon las condiciones para un culto póstumo a Víctor Jara. Y aunque la canción política fue sólo una parte de su interés (mantuvo contratos paralelos con los sellos Dicap y EMI-Odeón para, precisamente, equilibrar sus facetas de cantor comprometido e investigador folclórico) se ha hecho inevitable su proyección como símbolo del arte vinculado al Partido Comunista de la época. El musicólogo Juan Pablo González considera pendiente la profundización en un cancionero de al menos 90 títulos que ofrece facetas de inusitada amplitud.
"El había sido un artista destacado en el teatro, y logra incorporar esa experiencia a la canción popular", explica. "Muchas de sus canciones son puestas en escena donde ubica muy bien a sus personajes. En ellas aparece la temática urbana y obrera: la fábrica, la micro... Aunque el peso de Rolando Alarcón y Patricio Manns en la Nueva Canción Chilena es indiscutible, Víctor Jara le da otro nivel de resonancia a su obra".
La caja Deja la vida volar (2008) da cuenta de esas facetas, con cuatro discos asignados, respectivamente, a canciones de amor, personajes, manifiesto artístico y observación social. Eduardo Carrasco recuerda, además, una diversidad que lo llevó incluso a la canción picaresca (La beata) y de especial sensibilidad por los niños. "Su imagen política lamentablemente ha encubierto su valor artístico. Los valores de su arte no tienen que ver con partidismos, e incluso esas características más políticas están vinculadas a una situación que no es la actual. Es importante rescatar a Víctor para todos los chilenos".
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