Vierten colorante para hallar vías de escape de agua radiactiva en Fukushima
Los técnicos han intentado sellar la grieta por donde se escapa el líquido, pero han fracasado en sus intentos.
Tokyo Electric Power (Tepco), la operadora de la planta nuclear de Fukushima, vertió líquido con colorante en un túnel cercano al reactor 2 de la central para tratar de determinar la ruta por la que el agua radiactiva se filtra al mar.
Según la televisión NHK, los trabajadores vertieron el líquido de color blanco en un túnel que conduce a la fosa donde este sábado se detectó una grieta de unos veinte centímetros, que permite que agua con una elevada radiactividad se escape al mar.
La filtración se intentó detener sellando la grieta con hormigón e inyectando polímero en polvo para absorber el agua, pero ninguno de esos dos recursos tuvo éxito.
El objetivo del colorante es poder seguir la ruta exacta por la que llega al mar el agua contaminada, que por su elevado nivel de radiactividad se cree podría proceder del núcleo del reactor 2.
Tepco baraja varias posibilidades para detener la filtración al mar, como tratar de tapar la grieta con productos químicos o instalar una barrera en el litoral para contener el agua radiactiva.
De forma paralela, los técnicos continúan los esfuerzos para drenar el agua radiactiva que inunda los sótanos de los edificios de turbinas de las unidades 1, 2 y 3, que dificulta seriamente las labores para enfriar los reactores de la central de Fukushima.
El portavoz del Gobierno, Yukio Edano, insistió en que se trabaja para frenar el escape detectado el sábado "lo antes posible", aunque este domingo también advirtió de que las filtraciones desde Fukushima pueden durar "meses".
Ante la preocupación por la radiactividad, el gobierno estudia diversas alternativas para contenerla, incluida cubrir los edificios que albergan los reactores con un gigantesco envoltorio especial, según fuentes oficiales citadas por la agencia local Kyodo.
De aplicarse a las cuatro unidades con problemas, esta opción podría costar unos 666 millones de euros y llevar unos dos meses de trabajo, según las fuentes.
La posibilidad ha sido, sin embargo, criticada por algunos expertos, que apuntan al riesgo de que el envoltorio sea destruido por el calor que emana de los reactores y al hecho de que cubrirlos dificultaría el vertido de agua sobre ellos.
El profesor emérito Keiji Miyazaki, de la Universidad de Osaka, insistió en que lo que hay que hacer cuanto antes es "restaurar las funciones de refrigeración de los reactores", dañadas por el tsunami.
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