Agenda larga para la violencia
Por Marcelo Sánchez, gerente general de Fundación San Carlos de Maipo
Los últimos días hemos observado hechos de particular violencia en que habrían participado alumnos de distintos establecimientos educacionales, en una acción sucesiva y de similares características, con aspectos que parecen sugerir que si no se contiene adecuadamente pudiera escalar a dimensiones complejas que afecten el normal desarrollo del año escolar para miles de estudiantes, luego de un periodo extraordinariamente complejo.
Pero, ¿cuál debiera ser la respuesta frente a estos hechos constitutivos de delictivos graves que afectan de manera violenta a las personas? Pensar en una solución requiere de una mirada amplia, en las causas y no solo desde los efectos. Frente a esto no existen balas de plata y la violencia obedece a un conjunto de variables a la base de la conducta antisocial que no se resuelve solo con la acción punitiva, por cierto, necesaria y adecuada a sus fines cuando hablamos de adolescentes en delitos.
Abordarla requiere ser capaz de llegar antes, hacerlo sobre el sistema que rodea a los niños, niñas y adolescentes, generando condiciones para que puedan desarrollarse positivamente, con la capacidad de desplegar su potencial en los espacios y formas que les permitan construir lazos y vínculos profundos, con estándares claros de comportamiento y con reconocimiento de sus cuidadores y de sus pares. Necesariamente para lograrlo debemos ser capaces de instalar las condiciones para el desarrollo de conductas prosociales en la familia, en la escuela y en la comunidad, implementando una oferta que se inserte en su entorno, que transforme el rol de los cuidadores y los padres con programas y estrategias que cuenten con el mayor nivel de evidencia posible.
En nuestro país ya contamos con muchos de estos programas, desde la sociedad civil existe oferta local en torno al Modelo Comunidades que se cuidan de la Universidad de Washington, también programas como Familias Unidas, ICPS, PMTO que cuentan con sólida evidencia internacional, también hay otras experiencias en el Estado como la Terapia Multisistémica. Es necesario mirar estas experiencias que promueven apoyos a la crianza y desarrollo de habilidades socioemocionales para avanzar en la construcción de una oferta de calidad, disponible localmente fortaleciendo el modelo de las Oficinas Locales de Infancia en el contexto del Sistema de Protección Integral. El error es entrar en la improvisación que resulta de la contingencia, sin una mirada de largo plazo, es llenarnos de agendas cortas, cuando se requiere una agenda que sea larga y desde la primera infancia, cuando surgen los factores de riesgo que están a la base de la conducta violenta, la falta de control de impulsos, la agresividad, el déficit socioemocional, la falta de comunicación al interior de la familia, la violencia intrafamiliar, el abandono escolar, etc..
Tenemos que avanzar en este sentido para evitar este circuito para miles de niños que lo ven como un camino válido y -finalmente- poder desde nuestro rol de Estado y sociedad, dejar de llegar tarde.
Por Marcelo Sánchez, gerente general de Fundación San Carlos de Maipo
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