Proyectando mejores futuros
Escribo esta columna el día con la positividad más baja de la pandemia en Chile, agradeciendo la acertada política de vacunación, el plan Paso a Paso, y celebrando que -luego de más de un año de postergación-, pude participar en la ceremonia de titulación de la generación 2020 de Arquitectura UDD Concepción. Pese a las estrictas medidas de aforo, distanciamiento físico y control sanitario, la emoción de reencontrarnos presencialmente estudiantes, docentes y familiares nos llena de esperanza, por lo que quiero compartir algunas palabras de mi discurso:
Las máscaras, escudos, paneles de plexiglás y stickers en mobiliario, juegos y calzadas prohibiendo compartir la ciudad son la evidencia más dramática de la principal falla de diseño de la humanidad.
La sociedad del siglo XXI, la de las grandes reformas para alcanzar la justicia social, detener el cambio climático, la de la transformación digital, aquella llamada a garantizar la libertad para superar la pobreza y alcanzar la prosperidad no puede ser vencida por una falla de diseño tan burda, sorpresiva y cruel como ésta.
La humanidad post Covid tendrá que rediseñar los hogares, para permitir el teletrabajo, teleestudio y tantas otras nuevas actividades remotas. Las ciudades e infraestructuras tendrán que redefinirse para nuevos modos y patrones de viaje, logística, transporte, comercio y modelos de desarrollo sustentables, colaborativos y circulares. Los barrios también deberán transformarse con espacios seguros para el reencuentro, la inclusión y paz social. Ante la crisis de vivienda que enfrentamos, debemos innovar para garantizar acceso universal a la vivienda digna y barrios integrados, para que miles de familias que sufrieron la pandemia hacinadas o expulsadas a campamentos puedan encontrar un hogar.
Cada uno de nosotros está unido por intereses comunes, por nuestra capacidad compartida de repensar y dar forma a lo que es posible desde la arquitectura. Parafraseando al curador de la Bienal de Venecia, Hashim Sarkis, este es un papel tan poderoso y relevante de nuestra disciplina, que incluye considerar ¿cómo viviremos juntos en el mundo?; ¿de qué manera viviremos como individuos que no pueden permitirse pensar solo como individuos?; ¿cómo compartiremos los espacios colectivos, las infraestructuras (tanto físicas como sociales), los recursos? y ¿cómo nuestro mundo colectivo puede ser más equitativo, más sostenible, más justo? Todas esas preguntas requieren respuestas desde la arquitectura. Cuando le preguntamos qué debemos enseñar a nuestros alumnos en el contexto de la pandemia al Premio Nacional de Arquitectura Cristián Valdés, con humildad respondió: ya sea en docencia remota o presencial, el problema es el mismo: enseñar a vivir.
Chile y el mundo necesitan ahora más que nunca lugares para vivir y sanar, sigamos proyectando mejores futuros, con optimismo, sin temor a las hojas en blanco, y atentos a las múltiples oportunidades que surgirán para rediseñar el nuevo Chile y un mundo post Covid.
Comenta
Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.