Pasión por el alfajor

Los argentinos consumen más de 6 millones de alfajores al día, tienen más de 50 marcas distintas, cerca de 40 variedades disponibles y una versión autóctona por cada provincia. Sin medias tintas, casi por cada alfajor que existe en el país hay defensores y detractores. Un asunto nacional.




Paula 1126. Sábado 20 de julio 2013.

Los argentinos consumen más de 6 millones de alfajores al día, tienen más de 50 marcas distintas, cerca de 40 variedades disponibles y una versión autóctona por cada provincia. Sin medias tintas, casi por cada alfajor que existe en el país hay defensores y detractores. Un asunto nacional.

Los argentinos no tienen un alfajor preferido. Como son argentinos, lo que tienen es un alfajor del que son fanáticos, hinchas. Y con cada de discusión que entablaban por las galletas, la cobertura o el relleno, se les va la vida. Conocen –o parecen conocer– detalles imposibles: la altura precisa de una capa de dulce de leche o la humedad exacta de una masa. Hablan como si el gusto por un alfajor o por otro los definiera como personas. Y de algún modo lo hace: es también el gusto de la infancia, del colegio, de la merienda. Es el gusto de la adolescencia, pero también del camino andado: discutir sobre alfajores es conocer terrenos, tener historia: hay marcas de alfajores que solo se consiguen en la zona sur del gran Buenos Aires, otros que solo se consiguen en el oeste y otros solo en la Patagonia. Y hay, cómo no, ránkings. Por cada argentino, un ránking; un Top 3 de "Mejores alfajores".

El Suchard. Las vueltas de la vida

Del fanatismo argentino por los alfajores puede dar cuenta la firma Suchard, la primera que introdujo en el mercado trasandino el alfajor relleno con mousse de chocolate, en el año 1984. La innovación prendió enseguida y el alfajor se convirtió en un éxito. Estuvo 17 años en los kioscos hasta que, crisis económica mediante, desapareció.

Después vinieron otros –muchos– alfajores con mousse. Incluso hace algún tiempo la marca Cachafaz llegó con una lograda imitación y una evidente copia del packaging del Suchard, algo que terminó evocando demasiado al original.

El principal destino internacional del alfajor argentino es Chile, donde llega el 60% del total exportado*

Transformado el Suchard en un ícono de los 80, una generación entera adicta a la nostalgia y a las redes sociales canalizó su reclamo en internet. Cada cierto tiempo, un grupo nuevo surgía en facebook con un pedido recurrente: "¡Que vuelva el Suchard, que vuelva el Suchard!".

El fabricante (Mondelez International) vio en ello una oportunidad y apostó, 12 años más tarde, a su relanzamiento. Calentó el regreso en las mismas redes y vitoreó el retorno en facebook, twitter e instagram. Después, claro, vino la realidad: alevosas diferencias sobre esta vuelta: para algunos, el sabor estaba intacto; para otros, el chocolate había cambiado y el alfajor, ahora, hasta caía pesado. Los dardos apuntaron al mousse, pero también a la cobertura, y señalaron que allí, donde antes se leía "cubierto de chocolate", ahora se leía "baño de repostería".

Todavía hay algunos trasnochados que siguen pidiendo la vuelta.

–Queremos que vuelva –dicen–, pero que vuelva el verdadero.

Precios

Populares (Guaymallén, Capitán del espacio, Jorgito): menos de 4 pesos (US$ 0,8). Rango medio (Suchard, Bagley): 6 pesos (US$ 1). Alta gama (Havanna, Cachafaz): casi 10 pesos (US$ 1,8).

* Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de Argentina. Anuario 2011 de Comercio Exterior

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