Salud mental: La tormenta que viene

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El aislamiento social y la amenaza de una enfermedad aún no descifrada que espera afuera de nuestros hogares para contagiarnos si no tomamos las medidas adecuadas, son motivos suficiente para que la comunidad internacional de psiquiatras esté poniendo atención especial a sus pacientes. Incluso para los expertos, el escenario actual es nuevo y los efectos que va a tener en la sociedad están aún por verse.

Cristián Norambuena, médico de la Universidad Católica y psiquiatra de la Universidad de Chile, experto en estrés postraumático, depresión, angustia e insomnio, lleva varias semanas atendiendo a distancia a pacientes desde Calama a Punta Arenas, gracias a un sistema de telepsiquiatría que incluso le permite enviar recetas electrónicas. Además, se ha mantenido constantemente conversando con colegas españoles, quienes ya están experimentando una nueva etapa de la pandemia. Y ha sido gracias a eso que ha logrado hacerse una idea de lo que le pasa a muchas personas a nivel de salud mental y las posibles consecuencias.

"En términos generales, el aislamiento social es un estresante psicosocial que puede afectar la vida psíquica de las personas", asegura. Y añade: "Se observa un aumento de los trastornos de angustia, depresión, trastornos del sueño, cognitivos e incluso se han observado aumentos en la suicidalidad".

Pero el especialista explica que al hablar del caso específico del aislamiento por coronavirus existe un factor esperanzador, y es el altruismo que lleva a que una persona no quiera salir de sus hogares. "Es una conducta de sacrificio individual por el beneficio colectivo que permite llevar mejor este estrés psicosocial". Conducta que, al menos a nivel psíquico, puede salvar a una persona de caer en la desesperanza y en las consecuencias nefastas que eso conlleva.

De regreso al mundo

Norambuena tiene entre sus pacientes a personas que han estado privadas de libertad en distintos grados y, a partir de su experiencia, cree que la posibilidad de que se genere un estrés postraumático una vez que terminen los escenarios de aislamiento social por el Covid-19 no son poco probables. "Desde la perspectiva de la salud mental, cabe considerar que vamos a tener dificultades para volver a la normalidad", explica.

"Producto de la irrupción de la pandemia, su costo en enfermos, la mortalidad directa, efectos psicológicos en el personal de salud que trata a estos pacientes, efectos psicológicos en la población en general por el temor a la enfermedad y efectos psicológicos por las medidas de aislamiento, veremos en el corto, mediano y largo plazo un incremento en los trastornos psiquiátricos. En particular, cuadros traumáticos agudos, postraumáticos, duelos patológicos, ansiosos y depresivos", advierte el psiquiatra.

Más allá de que la pandemia provocada por el coronavirus haya tomado a la población general por sorpresa, nos puso en una situación incómoda. Han pasado 100 años desde la última y aunque hubo episodios de epidemias locales, nada de la magnitud de lo que vivimos actualmente. Esto genera en muchas personas una sensación de desesperanza y de estrés que podría llevar a problemas más graves en el futuro.

"Lo que es más complicado es la epidemia de depresión severa y pérdida de sentido", asegura Norambuena, acentuando este problema en el personal hospitalario, pero también en menor medida en la población general, producto del enfrentamiento diario con la muerte, las experiencias traumáticas y con la incertidumbre.

La otra epidemia que se viene, según es el especialista, son las adicciones. "Estar más tiempo en la casa da más posibilidades de desarrollar una adicción", asegura, dividiendo a estos potenciales adictos en dos tipos: los primeros, de más sencilla recuperación, son los que al no salir de sus casas se acostumbraron a un trago diario o retomaron el consumo de la nicotina. "Los más complicados son los que están tratando estados emocionales difíciles con alcohol, marihuana o cocaína, porque una persona en estas condiciones no se va a tomar una cerveza en la noche, va a tomar dos piscolas, y una vez que termine el encierro va a necesitar media botella", pronostica.

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