Crónica Estéreo | Perú: una semana marcada por la extradición de Toledo y la tensión con Chile por los migrantes
Hace unos meses, la permanencia en el poder de la presidente peruana Dina Boluarte, quien asumió la presidencia después del fallido autogolpe y posterior destitución de Pedro Castillo, parecía, por decir lo menos, dudosa. Masivas y extendidas protestas en todo el país tenían a frágil gobierno en jaque, con Castillo esperando juicio en prisión preventiva en la misma cárcel que aloja al ex presidente Alberto Fujimori. Pero de alguna manera el ambiente se calmó, a tiempo para que otro ex presidente ingresara a la cárcel de Barbadillo, en las afueras de Lima.
Alejandro Toledo, quien gobernó entre 2001 y 2006, llegó hace unos días extraditado desde Estados Unidos para rendir cuentas por un caso destapado 10 años después de dejar el poder. Toledo es acusado de recibir sobornos por 35 millones de dólares de parte de la empresa brasilera Odebrecht, a cambio de licitar en su favor dos tramos de la llamada carretera Interoceánica durante su gobierno. Ahora la fiscalía pide 20 años y seis meses de cárcel por los delitos de lavado de activos y colusión.
El analista político peruano Augusto Álvarez Rodrich, periodista del diario La República, explica hoy las circunstancias de la extradición de Toledo con el trasfondo de una crisis política que, cuenta, parece algo apaciguada por al hartazgo con las protestas y una suerte de pacto de no agresión entre el gobierno y el Congreso. Además, comenta la tensión de los últimos días con Chile por el trato a los migrantes irregulares venezolanos, que ayer tuvo su último episodio cuando el Canciller chileno citó al embajador peruano para expresar formalmente la molestia del gobierno chileno por el duro emplazamiento realizó este jueves el alcalde de Tacna, Pascual Güisa, al Presidente Gabriel Boric, a quien tildó de “irresponsable”.
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