Analistas coinciden con crítica de Carlos Peña al rol del mundo intelectual frente al estallido

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Max Colodro afirmó que “en la intelectualidad progresista hubo un enorme oportunismo" y que sin buscar entender las causas del fenómeno, "romantizaron la violencia y fueron cómplices de unas expectativas de corte adolescente”.


“Chile está convertido en un desastre. Yo no sé cómo no lo advierten”. Ese fue el diagnóstico del rector de la Universidad Diego Portales, Carlos Peña, en entrevista con La Tercera Domingo, a tres años del denominado estallido social.

En su análisis, el abogado lanzó una dura crítica al gobierno del Presidente Gabriel Boric: “Estamos en presencia de una gran irresponsabilidad. Boric debiera ser capaz de decir ‘me equivoqué', él cree que todo se arregla con excusas”, dijo. Asimismo, criticó el papel que jugó el mundo intelectual frente a las revueltas y afirmó que “el miedo a la funa” nubló el campo de la reflexión.

Sobre este punto, el analista político y académico de la Universidad de Talca, Mauricio Morales, coincidió con Peña y dijo a La Tercera que “hay responsabilidad del mundo intelectual explicado, en gran parte, por temor a la funa. Hubo un silencio cómplice tan dañino como la defensa irracional a la revuelta por parte de muchos intelectuales que terminaron desempeñándose más como fogoneros que como analistas imparciales”.

A su juicio, el mencionado sector compartió “la primera gran fake news, al confundir la legítima protesta con niveles inusitados de violencia, a entender la evasión en el pago del Metro como un simple indicador de malestar, y a encuadrar los saqueos como hechos aislados de violencia. El más mínimo clamor por restituir el Estado de derecho era interpretado como una forma de defender privilegios o de encubrir a una elite abusiva”.

En la misma línea, el doctor en Filosofía y director del Magíster en Comunicación Política de la UAI, Max Colodro, afirmó que “en la intelectualidad progresista hubo un enorme oportunismo a partir del estallido social. No buscaron entender las causas del fenómeno, romantizaron la violencia y fueron cómplices de unas expectativas de corte adolescente”.

“Eso es algo que se proyecta hasta hoy, en que no existe -salvo honrosas excepciones- un interés real por desnudar las reales consecuencias de la revuelta y, menos, la enorme derrota electoral del proceso constituyente iniciado en ese contexto”, sostuvo, haciendo referencia al plebiscito del 4 de septiembre.

En tanto, el director ejecutivo instituto Res Publica, José Francisco Lagos, manifestó que si bien hubo voces que hicieron un esfuerzo en trabajar en este análisis, “faltó un diagnóstico alejado del simplismo respecto a esos hechos y se tomaron los primeros disponibles: la desigualdad como principal problema del país; y que los 30 últimos años habían sido malos para Chile”. En ese sentido, indicó, la única solución que brindó la política fue el proceso constituyente y “lamentablemente con el tiempo hemos visto que se trataba de una solución equívoca porque, entre otras cosas, estaba basada en un diagnóstico equívoco”.

“Errores” del gobierno

Respecto a la “irresponsabilidad” del gobierno mencionada por Peña este fin de semana, Morales afirmó que el principal error del gobierno fue “constitucionalizar” la agenda.

Sobre una posible solución, manifestó que “las excusas sólo generarán irritación social, y por eso mismo es recomendable que el gobierno concluya esta primera etapa con una especie de ‘sanación’, que consiste en reconocer los errores, comprometerse con hacer sentir el Estado de derecho y, sobre esa base, hacer el uso legítimo de la fuerza”.

Por su parte, Colodro fue tajante: “El gobierno cambia de opinión con una frivolidad impresionante, solo en función de eventuales conveniencias políticas. Y la principal consecuencia de ello es una gran pérdida de confianza y de credibilidad en la gestión del gobierno y del propio presidente. Esta es una administración que no es capaz de sostener ninguna convicción”.

En tanto, Lagos sostuvo que “los grandes opositores al gobierno son ellos mismos un par de meses atrás. Estos últimos días ha quedado reflejado con los polémicos tuits que emitieron algunas autoridades. Hoy, cada uno en su cargo, deben hacerse cargo de lo que dijeron, porque de mantener tales posiciones hacen impresentable su continuidad en tales cargos”.

El director ejecutivo instituto Res Publica agregó que “problemas como ese, pero también -como señala Peña- de incapacidad de tener un relato propio, adulto y responsable de la situación actual del país, y medidas que apunten a resolver los problemas que está pasando el país, son lo que tienen al gobierno en un estado de letargo permanente”.

Por otro lado, desde los partidos políticos, el senador DC, Matías Walker, aseveró que hubo “ambigüedad” de Apruebo Dignidad frente a los hechos de violencia vividos en el estallido. Además, recalcó que “haría muy bien hacer un acto de reconocimiento. Que nunca más se valide la violencia; que en democracia las manifestaciones tienen que hacerse de forma pacífica; que se insultó a Carabineros de manera que no corresponde”, aludiendo a comentarios de autoridades -como el ministro de Economía, Nicolás Grau- publicados en Twitter.

En tanto, el diputado de Acción Humanista, Tomás Hirsch, cuestionó el análisis y aseguró que “lo único que hace es traslucir su desprecio por un proceso que en Chile ha sido generador de una posibilidad de transformación profunda respecto del modelo que venimos arrastrando por tanto tiempo y que ha significado una inequidad y falta de dignidad absolutamente inaceptable”.

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