De “sabe que puede contar con la Argentina” a “comunista corrupto”: el historial de amor y odio de Milei con sus pares regionales

El presidente de Argentina, Javier Milei, gesticula en el escenario mientras presenta su nuevo libro "Capitalismo, socialismo y la trampa neoclásica", en el estadio Luna Park, en Buenos Aires, el 22 de mayo de 2024. Foto: Reuters

No son pocos los altercados verbales en los que se ha enfrentado Javier Milei durante su año de gobierno. Y la lista crece si se expande hasta la campaña presidencial. Pero, al mismo tiempo, ha tenido elogios para sus aliados en el continente.


Si alguien pronosticaba que, con su llegada al poder, el presidente de Argentina, Javier Milei, iba a frenar el lenguaje agresivo -o los dedos, considerando sus constantes cruces en redes sociales- agresivo, no pudo estar más equivocado. Y el último en recibir los agravios del mandatario trasandino fue su par chileno, Gabriel Boric.

“Poniendo zurdos en su lugar”, escribió en X como respuesta a una publicación relativa a Santiago Caputo, su ministro de Economía, que se lanzó contra el presidente chileno al asegurar que en Chile gobierna “un comunista que los está por hundir”.

Por cierto, no es el único. Gustavo Petro, de Colombia; Lula da Silva, en Brasil; el mandatario boliviano, Luis Arce; y Nicolás Maduro, de Venezuela, también han sido el foco de ataques verbales de Milei. Claramente, son más los líderes nacionales de izquierda que los de derecha en el continente, al menos en este ciclo político, que han recibido los ataques del libertario. En paralelo, no ha contenido sus palabras de cercanía y amistad a sus aliados, como el reelecto Donald Trump, de Estados Unidos -a quien envió tres mensajes, para incluso viajar al país norteamericano- o Nayib Bukele, de El Salvador.

Los enemigos del libertario

Previo a su llegada a la Casa Rosada, cuando todavía era candidato a la presidencia, era común escuchar una diatriba del economista de La Libertad Avanza contra políticos de izquierda regional y mundial. Fue ese el caso con Boric y Lula. Con el primero, fue en un viaje a nuestro país donde dijo que esperaba “que ustedes (los chilenos) tengan la dicha y la altura como para poder sacarse también a este empobrecedor de Boric”.

Tras su victoria en noviembre de 2023, la relación no mejoró ni un ápice. Es más, en un año de gestión libertaria, no se ha concertado ninguna reunión bilateral entre ambos jefes de Estado, y la vez que Milei tocó territorio chileno, fue para asistir a un evento privado.

El presidente de Argentina, Javier Milei, y el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, durante la Cumbre del Mercosur en Montevideo, Uruguay, el 6 de diciembre de 2024. Foto: Reuters

Con Lula, la situación es similar. Fue durante la campaña presidencial argentina donde más se le escuchó descalificar al mandatario brasileño, llamándolo numerosas veces “comunista” a modo de ofensa, y “corrupto”.

Ya en el poder, el mandatario brasileño le pidió una disculpa formal, a lo que Milei se negó. Al contrario, redobló la apuesta días antes de que se desarrollara la cumbre de Mercosur, donde ambos debían ir en calidad de mandatarios, pero donde el argentino se terminó excusando y faltó al primer encuentro entre ambos. “Las cosas que dije son ciertas. ¿Cuáles son los problemas? ¿Que le dije corrupto? ¿Acaso no fue preso por corrupto? ¿Que le dije comunista? ¿Acaso no lo es? ¿Desde cuándo hay que pedir perdón por decir la verdad?”, disparó. Todavía no hay una reunión oficial entre ambos, al igual que con Boric. En la cumbre del G20 realizada en Río de Janeiro, en noviembre, Lula y Milei intercambiaron un frío saludo, según la prensa trasandina.

Otro de los líderes de la izquierda regional, Gustavo Petro, también ha tenido encontrones con Milei. De hecho, el gobierno de Colombia ordenó la expulsión de diplomáticos de la Embajada de Argentina en Bogotá, luego de que el libertario tildara a Petro de “asesino terrorista”, donde, de paso, calificó al entonces presidente de México Andrés Manuel López Obrador, como “ignorante”.

No era la primera vez. En enero, a poco más de un mes de asumir, ya había dicho que el mandatario colombiano era “un comunista asesino que está hundiendo” al país, en palabras similares a las pronunciadas por el ministro Caputo para referirse a Boric. Petro no se quedó atrás, y comparó las ideas de Milei con las de Adolf Hitler y los dictadores Jorge Videla, de Argentina, y Augusto Pinochet, de Chile.

Menos frecuentes son las palabras de Milei para con Luis Arce, el presidente de Bolivia. Cuando se dio la fallida asonada de junio de este año en el país altiplánico, la oficina de Javier Milei salió a expresar su “repudio” por “la falsa denuncia de golpe de Estado realizada por el gobierno de Bolivia el pasado miércoles 26 de junio”, que, según el mandatario argentino, fue “confirmada como fraudulenta en el día de la fecha”.

Y añadió: “Hace tiempo que la democracia boliviana está en peligro, no por un golpe militar, sino porque históricamente los gobiernos socialistas derivan en dictaduras. Sobran ejemplos: Cuba, Venezuela, Nicaragua, Corea del Norte”.

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El presidente de Argentina, Javier Milei, y el de Venezuela, Nicolás Maduro.

Con quien ha sido directo, pero menos constante que con Boric o Lula, es con Nicolás Maduro. Si bien es sabida su animadversión hacia el chavismo, el ritmo solo creció tras las elecciones venezolanas del 28 de julio pasado, donde la relación entre ambos se quebró tras el asilo entregado por Argentina a seis opositores de Maduro y la posterior detención de un gendarme trasandino en territorio venezolano.

Los aliados

En la vereda contraria, hay dos nombres particularmente. De cruzar el Atlántico, se podría sumar a Giorgia Meloni, la premier italiana, pero como nos estamos limitando al continente americano, los personajes que destacan de inmediato son Donald Trump, el recientemente electo mandatario de Estados Unidos, y Nayib Bukele, de El Salvador.

El 6 de noviembre, el día después de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, Javier Milei estuvo particularmente activo en redes sociales. ¿La razón? Quería hacerle llegar lo antes posible -y en múltiples formatos- sus felicitaciones al magnate republicano. Tras varios posteos, incluso recurrió a TikTok para, en formato de video y en inglés, saludar a Trump.

“Felicito al presidente electo Donald Trump por la gran victoria en las elecciones celebradas en el día de ayer”, dijo, para luego añadir: “Usted sabe que puede contar con la Argentina para hacer grande a los Estados Unidos nuevamente. Y nosotros sabemos que podemos contar con usted para hacer a la Argentina grande nuevamente. Le deseo el mayor de los éxitos”.

Donald Trump junto a Javier Milei en la reunión anual de la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC) en National Harbor, Maryland, el 24 de febrero de 2024. Foto: Reuters

Una semana después de las elecciones, finalmente Trump aceptó el llamado telefónico con Milei, ambos alineados en criticar -en mayor o menor medida- entes multilaterales de cooperación. La espera hizo temblar la afirmación del argentino de que, junto a Trump, son “los dos políticos más relevantes del planeta Tierra”. Pero, finalmente, Manuel Adorni, vocero presidencial del país vecino, escribió en X: “Donald Trump al Presidente Javier Milei: ‘Usted es mi presidente favorito’”.

Otro con lazos relativamente cercanos es Nayib Bukele, mandatario de El Salvador. Y si bien tienen diferencias ideológicas sobre el rol del Estado, el centroamericano ha dicho que Milei es “un amigo”, y que tiene “la mejor impresión del mundo” de su par argentino.

Conocedores de la última reunión entre ambos mandatarios, ocurrida en septiembre de este año, cuando Bukele visitó la Casa Rosada, dijeron al diario La Nación que hubo amistosos intercambios de palabras, incluidos consejos mutuos. Mientras Argentina busca acercarse al modelo de seguridad implantado a fuego por el mandatario salvadoreño, este dijo estar obsesionado con el déficit fiscal cero. La recomendación de Milei: “Recortar los mismos sectores que en la Argentina”.

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