El diseño de La Moneda para tomar mayor control del debate en el Congreso
Esta semana el gobierno le puso urgencia a dos mociones parlamentarias: la que busca establecer el voto obligatorio para las próximas elecciones -incluyendo la de una eventual Convención 2.0- y la que establece una nueva normativa para el cese en el cargo cuando se trata de un parlamentario que ejerce violencia. Con esto, el Ejecutivo apuesta a mostrar un mayor despliegue, más allá de las reformas estructurales y del debate constitucional que están liderando los partidos.
Una serie de bilaterales con sus pares del gabinete ha tenido en los últimos días la ministra de la Segpres, Ana Lya Uriarte. Así lo hizo este miércoles en el Congreso, por ejemplo, con el titular de Energía, Diego Pardow, y antes con Javiera Toro (Bienes Nacionales), Marcela Ríos (Justicia) y Nicolás Grau (Economía).
Los encuentros han tenido como objetivo revisar la agenda sectorial de cada de una de las carteras. Según quienes han conocido de esos intercambios, Uriarte les ha pedido a los ministros que muestren sus prioridades legislativas y el estado de avance de sus proyectos prioritarios para ver qué materias se pueden agilizar en el Congreso. Este jueves sostuvo un encuentro con el ministro de Educación, Marco Ávila, y se espera que en los próximos días haga lo mismo con Antonia Orellana (Mujer), Alexandra Benado (Deporte) y Maisa Rojas (Medio Ambiente), entre otros.
En el gobierno aseguran que para esta nueva etapa -cuyo hito fundacional se dio el pasado 4 de septiembre con el triunfo del Rechazo en el plebiscito y tras el cambio de gabinete que implicó que Giorgio Jackson dejara la Segpres para liderar el Ministerio de Desarrollo Social-, es clave para La Moneda tener un papel más protagónico en las discusiones legislativas y, asimismo, que se reactive y se haga más visible la agenda programática del gobierno. Una materia que no ha sido fácil de resolver porque el mismo Ejecutivo había ligado el avance de su programa al resultado del plebiscito y, además, en privado está el diagnóstico -entre los partidos oficialistas- de que las carteras sectoriales tienen poca visibilidad y no han logrado instalar temas.
Luego de que el Presidente Gabriel Boric decidiera que su administración tenga un rol de “acompañamiento” en las tratativas para llegar a un acuerdo por un nuevo proceso constituyente -justamente para desvincular una nueva Constitución a los avances del gobierno- se hizo más evidente la necesidad del Ejecutivo de mostrar una agenda propia que dé cuenta de lo que Boric ha pedido reiteradas veces a sus ministros: que avancen en los compromisos programáticos y comuniquen los pasos que ha dado el Ejecutivo.
En Palacio reconocen que Uriarte tiene ventajas comparativas para avanzar en una agenda legislativa -pese a que el gobierno tiene minorías- sobre Jackson, quien tuvo complejidades evidentes para desplegarse con los parlamentarios y generó anticuerpos incluso en sectores oficialistas durante su gestión.
Pero la tarea, aunque la socialista ha sido ampliamente valorada en el Legislativo, no es fácil sobre todo porque -más allá de los números-, el gobierno ha ingresado solo una de sus reformas estructurales -la tributaria- y hace poco el Presupuesto 2023, quedando la reforma a las pensiones aplazada para fines de octubre.
Así, con la discusión constitucional latente y debates altamente técnicos que son áridos para la ciudadanía, el diseño del Ejecutivo apunta a darles urgencia a proyectos con apoyo político transversal y que hagan sentido a las personas como lo son el de voto obligatorio -al que se le puso urgencia suma- o al que busca establecer una nueva normativa para el cese del cargo de parlamentarios en caso de agresiones. En este último caso, el gobierno vio una oportunidad para avanzar en aquello tras el ataque realizado por el diputado Gonzalo de la Carrera (Independiente) a la diputada de Comunes Emilia Schneider, al emitir comentarios discriminatorios relativos a su identidad transgénero.
De esta manera, con iniciativas que apoyen y tenga un alto consenso, en el Ejecutivo puede ir anotándose algunos triunfos en el Congreso.
La “mano” de Uriarte
Una de las directrices que ha dado Uriarte en las últimas semanas es que se le hagan llegar semanalmente las mociones parlamentarias que ingresan para evaluar si el Ejecutivo puede patrocinarlas o agilizar su trámite. En eso, marcará un sello distintivo haciendo gestos a diputados y senadores, cuyos votos en el futuro podrían ser clave para avanzar en las reformas emblemáticas.
Según explican desde la Segpres, en la última semana la ministra ha actualizado la urgencia de 82 proyectos de ley. Entre esos destacan con urgencia suma el que modifica la ley miscelánea de educación, la ley general de educación para garantizar entrega de contenido integral en horas de libre disposición para la jornada escolar completa y el Convenio 190 de la Organización Internacional del Trabajo que busca eliminar formas de violencia y acoso en espacios laborales, entre otros.
Asimismo, desde que asumió en el cargo, en su gestión ha aplicado discusión inmediata a proyectos como el que promueve el almacenamiento de energía eléctrica, la ley de dolor crónico, la modificación al Código Sanitario para regular medicamentos bioequivalentes y el que modifica la ley del tránsito para sancionar organización en carreras no autorizadas de vehículos.
Esta última semana, además, se ingresaron indicaciones a la reforma tributaria, a la ley de datos personales, al denominado Fogape y a un proyecto de técnicas especiales de investigación para el crimen organizado. La próxima semana, en tanto, Interior ingresará enmiendas al proyecto de infraestructura crítica con el cual esperan poder ahorrarse el desgaste en el Congreso de la renovación de los estados de excepción en la Macrozona Sur del país.
Hasta el 5 de septiembre pasado el gobierno del Presidente Gabriel Boric había enviado al Congreso 28 mensajes.
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