José Antonio Viera-Gallo: "El problema radica en los ministros del TC que nombra el Congreso"
Como miembro del Tribunal Constitucional entre 2010 y 2013, el exsenador socialista es partidario de una profunda reforma al organismo, como terminar con el control preventivo por oficio y que los integrantes que designa el Poder Legislativo sean elegidos por concurso público para "dar mayor legitimidad a la institución".
Recién volvió de Buenos Aires el 15 de marzo y está a la espera de que llegue el container con sus cosas, tras cumplir su misión de tres años como embajador de Chile en Argentina. José Antonio Viera-Gallo, exministro y exsenador del Partido Socialista, espera reactivar su oficina de abogados y comenzar a hacer clases en universidades el segundo semestre. La política activa no está en sus planes: "Política, lo que se llama la política, no. Pero en la vida publica, sí. Participar en el espacio público, escribir opiniones... pero en la vida partidaria no creo".
Usted conoce desde adentro el Tribunal Constitucional, ya que fue ministro entre 2010 y 2013. Ahora el organismo está en el centro del debate por sus atribuciones, por la forma de elegir a sus miembros y por las resoluciones que toma. ¿Cómo ve esta controversia en torno al TC?
La idea de que la Constitución tenga una vigencia real y que haya algún organismo encargado de velar por eso a esta altura de la evolución del derecho público es algo incuestionable. Si no lo hace un tribunal especializado termina haciéndolo la Corte Suprema como ocurre en EE.UU. o Argentina. Ya no estamos en una etapa en que las constituciones puedan ser simples declaraciones románticas de principios. Dicho eso, hay que señalar que la tutela del tribunal es principalmente para que las mayorías no violen la Constitución, son siempre organismos que se llaman "contramayoritarios" y por eso sus resoluciones producen controversias. Porque lo que hacen es poner un freno a las mayorías.
¿Y eso está bien? Varios sectores hacen ver que llevamos años discutiendo el tema del lucro, que se superó un debate difícil en ambas cámaras, la propia expresidenta Bachelet dice que se distorsiona la decisión democrática que era eliminar el lucro en la educación superior.
A ver, una cosa es que los fallos del tribunal pueden ser objeto de escrutinio público y de debate, eso forma parte de la vida democrática. Otra cosa es que se entienda bien cuál es la función del TC, porque la idea es que la mayoría parlamentaria no puede sobrepasar la Constitución. Ahora evidentemente los tribunales se pueden equivocar. En ocasiones el tribunal va en contra de lo que la sociedad va reclamando, como es el caso del lucro.
¿Cuál es su opinión sobre esa resolución en particular?
Todavía no conocemos si el fallo anuló el artículo 63 por vicios de forma o de fondo. Si fuera por forma, sería muy fácil de resolver. Si en cambio los motivos fueran de fondo ahí el problema es más complejo. Me cuesta pensar qué argumentos utilizaron. Cómo se puede fundar un rechazo a la exclusión de las empresas en los directorios de las universidades, porque el tribunal ya avaló que los sostenedores de los colegios fueran personas jurídicas sin fines de lucro.
Usted dice que es importante que exista un TC. ¿Pero no hay un problema de legitimidad sobre cómo se eligen los miembros, ya que a veces pareciera ser muy politizado, como que votaran en bloque?
Cuando a uno lo nombran tiene que atenerse a lo que llaman el principio de ingratitud, es decir que uno tiene que desprenderse de la posición de la autoridad que lo designó. Ese es el ideal. Sobre la composición del tribunal, los problemas que veo es que no debiera tener un número par, ya que son 10, y el presidente del tribunal tiene un poder dirimente. A mí me parece bien que sean nombrados por los tres poderes del Estado, en general no hay mayor reproche a la forma en que ha designado la Corte Suprema, porque hacen una selección por concurso. Hay un filtro de mérito más estricto. Respecto a los que han nombrado los distintos presidentes de la República tampoco hay mayor controversia. El problema radica en los ministros que nombra el Congreso, ahí se ha producido una distribución entre los distintos partidos políticos, y no siempre nombran a su mejor gente.
¿Apunta a Cristián Letelier y Nelson Pozo, cartas de la UDI y el PS, nombrados el 2015?
Yo no me acuerdo en la actualidad quiénes son los cuatro que nombró el Congreso. Pero el ideal sería que el Congreso también hiciera un concurso público. Además, las personas que nombra el Congreso deberían en vez de cuatro ser cinco, para que se acabe esta idea de que esto es binominal. El ideal sería fijar con mayor rigor las condiciones de nombramiento de los miembros del TC, porque eso va a dar mayor legitimidad a la institución.
El otro debate que se instaló es respecto de los alcances del control preventivo.
El control preventivo le quita mucho tiempo al tribunal, es un trabajo muchas veces tedioso e inútil. Se revisa articulo por articulo proyectos enteros para nada y puede generar mucha controversia. Me parece mucho más razonable que el tribunal actúe cuando alguien autorizado por ley lo pide.
El debate por el TC es cruzado. En el propio programa del Presidente Piñera está hacerle algunos cambios. ¿Es esta reforma la discusión constitucional que viene?
Todo el mundo se da cuenta de que hay que hacerle cambios. Es un tema que tendrá que ver el gobierno de Sebastián Piñera y en algún momento habrá que retomar el debate de los cambios constitucionales. En el TC y otros urgentes como los quórum supramayoritarios para aprobar ciertas leyes.
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