La Araucanía, el primer desafío de orden público para Víctor Pérez
"Para el nuevo ministro del Interior la situación en La Araucanía se transformó en su primer desafío de orden público. Uno complejo, puesto que en los últimos gobiernos –tanto de la centroderecha como de la centroizquierda- ha sido imposible superar este conflicto".
Había pasado un poco más de una hora desde que el Presidente Sebastián Piñera lo había nombrado como nuevo ministro del Interior y Víctor Pérez (UDI) se refirió por primera vez, en su nueva calidad de jefe de gabinete, a la situación en el sur del país. “Voy a tener una especial preocupación por La Araucanía. Ya que los ciudadanos merecen vivir en paz (…) La violencia no solamente se aísla con una acción policial, sino que también con una acción política”, señaló ese día en su primer punto de prensa.
Pero no solo fueron palabras. Tres días después el exsenador visitó la región. Ahí hizo declaraciones, que no cayeron bien en algunos sectores de la oposición, como que “en Chile no hay presos políticos. Presos políticos son quienes por sus ideas están presos. Aquí as personas privadas de libertad, que están privadas por resoluciones de tribunales de justicia, no del gobierno” o el llamado a los alcaldes para que pidieran el desalojo de los edificios municipales que estaban tomados por comuneros mapuches. Y hoy a menos de una semana de haber asumido como secretario de Estado, el conflicto en La Araucanía generó la primera ola de críticas a su gestión.
Para el nuevo ministro del Interior la situación en La Araucanía se transformó en su primer desafío de orden público. Uno complejo, puesto que en los últimos gobiernos –tanto de la centroderecha como de la centroizquierda- ha sido imposible superar este conflicto.
Víctor Pérez no le ha quitado el bulto al problema en sus primeros días como secretario de Estado. Ha respondido con fuerza y mientras ha recibido el respaldo de su sector, desde la oposición lo acusaron de “emparafinar” los hechos. Lo ocurrido la noche del sábado donde se registraron enfrentamientos violentos en Curacautín durante el desalojo de comuneros mapuches que tenían tomada la sede de la municipalidad local en apoyo a la huelga de hambre del machi Celestino Córdova y otros, se transformó a la vez en su primer gran dolor de cabeza sobre este tema.
“Así se inicia la gestión del nuevo ministro del Interior en La Araucanía, civiles armados, linchamientos contra mapuches, desalojos violentos de municipios”, señaló por ejemplo, el excandidato presidencial, senador Alejandro Guillier. Mientras que ayer se anunció una posible comisión investigadora y se ofició al Ministerio por este tema.
A su vez, el ministro incluso confesó ayer que para enfrentar este conflicto ha conversado con el senador Francisco Huenchumilla (DC) y probablemente aplicaría alguno de sus consejos y que está dispuesto a dialogar con los dirigentes mapuche.
El puzzle que tiene Pérez no es fácil. Por un lado está la decisión de enfrentar con fuerza la crisis en la zona y apuntar a un mayor respaldo al accionar policial. Con ello, podría responder a los emplazamientos de sectores que piden “mano dura” y a gran parte de los adherentes de Chile Vamos y el gobierno. Por otro, lado está la presión ejercida por sectores de la oposición que piden más diálogo con las comunidades mapuche. ¿Sentarse a conversar o no con sectores que son calificados por algunos como “violentistas” o que ejercen medidas de presión? ¿Aumentar la aplicación de la fuerza en la zona como una forma de aplacar a los grupos más radicalizados? ¿Qué consecuencias puede tener su actuar ante un posible un estallido social 2.0? Esas deben ser algunas de las preguntas que rondan por la cabeza del nuevo ministro del Interior ante su primer gran desafío de orden público.
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