La desgastada relación de Insulza y la mesa directiva de Elizalde
Tras varios episodios que deterioraron su vínculo con la directiva del PS, el senador decidió renunciar a su vicepresidencia. Lo hizo con duras críticas al timonel socialista, a quien acusó de “promover” la candidatura presidencial de Carlos Montes.
Fue el sábado que el senador José Miguel Insulza le comunicó al presidente de su colectividad, Álvaro Elizalde, que presentaría su renuncia “indeclinable” a la vicepresidencia del PS. A través de una dura carta -que dio a conocer ayer-, el exministro entregó sus razones y dio término a la desgastada relación que mantenía con la mesa en la que participó por un poco más de un año.
“Ha llegado la hora de concretar mi decisión. Ella tiene que ver con mi necesidad de plantear con más libertad mis ideas y propuestas, sin sentir que comprometo la posición oficial del partido”, escribió, agregando que “no creo que mi presencia tenga para ustedes ninguna razón de ser”.
La misiva no sorprendió a los socialistas, ni menos a sus excompañeros de la directiva. Según fuentes del partido, la relación de Insulza con su colectividad se había tensionado luego de que protagonizara distintos episodios que lo terminaron distanciando de algunos dirigentes y sectores militantes. Y la consecuencia de eso, dicen, es el punto que más le “dolería” al senador: alejarse de la posibilidad de que el partido lo proclame como su candidato presidencial, algo que ya no logró en 2017.
En ese sentido, al interior del PS no pasó desapercibido que el legislador haya hecho llegar su carta de dimisión justamente el mismo día en que su timonel -en entrevista con La Tercera- asegurara que “la gran virtud de Carlos Montes es que genera respeto transversal en la oposición”. Las palabras de Elizalde fueron leídas como un espaldarazo a su par en el Senado y a quien hoy se posiciona como una de las cartas más fuertes del partido de cara a la presidencial de 2021.
Esa molestia, de hecho, este martes la dejó ver el propio Insulza. “No me parece bien que el presidente del partido comience a promover una candidatura”, dijo a este medio, donde además no descartó una eventual aspiración presidencial.
Desde el partido, no obstante, sostienen que su renuncia se debería a una “operación” y a un “último intento” para posicionarse como posible abanderado. “Claramente ha ido perdiendo presencia nacional”, dice un dirigente.
Pese a esto, otros socialistas aseguran que esta situación no respondería a un “afán presidencial”, sino que al desgaste natural de la relación con la directiva, luego de que el parlamentario se convirtiera en un blanco constante de “fuego amigo” por las posiciones que fijó en algunos proyectos emblemáticos, como el límite a la reelección o la ley antisaqueos.
En ese sentido, entre los socialistas aún pesa que el senador declarara ser “partidario de reprimir con energía” en pleno estallido social. Esas palabras, de hecho, le costaron una amonestación verbal por parte del Tribunal Supremo. Asimismo, también tuvo que enfrentar una polémica luego de que militantes del partido solicitaran su expulsión por ausentarse -por compromisos internacionales- de la votación de la acusación contra el intendente Felipe Guevera.
Otro episodio que resintió Insulza fue la crítica que se le hizo tanto desde el partido como del resto de la oposición por su propuesta de alcanzar un pacto social junto al entonces presidente de RN, Mario Desbordes.
Pero entre quienes conocen la relación de Insulza con la mesa, aseguran que las cosas venían mal desde hace tiempo. Uno de los momentos que, dicen las mismas fuentes, habría sido de inflexión, fue la actitud que adoptó la directiva cuando al senador por Arica lo “funaron” militantes socialistas ligados a Grandes Alamedas, sector al que pertenece el secretario general, Andrés Santander.
Más allá del hecho puntual y de que el senador resintió una falta de apoyo ante la situación, lo que más le habría dolido fue que al transmitir en un grupo de WhatsApp con la mesa que estaría pensando en renunciar, ese mensaje haya sido filtrado a la prensa. Ese gesto habría evidenciado un quiebre total de confianzas.
Con todo, cercanos al senador aseguran que lo que más le incomodaba al exsecretario general de la OEA es que -a su juicio- tanto Elizalde como Santander tomarían todas las definiciones partidarias bajo “el cálculo de la interna” y no, como él, en base a convicciones.
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