La gestión política en la mira
Luego de la caída en la aprobación presidencial, la baja en la percepción del rumbo de la economía y dos controvertidos ajustes de gabinete, analistas y dirigentes oficialistas ponderan las razones del complejo escenario y las responsabilidades de La Moneda.
A cinco meses de llegar a La Moneda, Sebastián Piñera realizó su primer cambio de gabinete. Un ajuste que se hizo cargo del ruido que generaba la figura del exministro de Educación Gerardo Varela, aunque abrió dos flancos impensados: la compleja situación de Mauricio Rojas -quien duró solo 90 horas como ministro de las Culturas luego de que se conocieran las duras críticas que realizó al Museo de la Memoria-, y la interrogante sobre el nuevo subsecretario de Redes Asistenciales, Luis Castillo, objeto de un veto liderado por la DC por su eventual responsabilidad en el ocultamiento de la autopsia del expresidente Eduardo Frei Montalva.
En semanas marcadas por el declive de la aprobación presidencial y la caída en la percepción del rumbo de la economía, la discusión sobre las responsabilidades del gobierno en este escenario se hizo habitual al interior del oficialismo. Una visión crítica al respecto fue exteriorizada por el vicepresidente de RN, Gonzalo Fuenzalida, quien en entrevista con La Tercera apuntó al segundo piso, aludiendo a un problema comunicacional reflejado en un "frenesí de anuncios", donde no se establecen prioridades políticas.
En este contexto, la gestión política -objeto de duras críticas en el primer gobierno de Piñera- vuelve a estar en el foco del debate.
"Con la composición del primer gabinete de Piñera uno vio una ofensiva ideológica, como si hubiera toda una reflexión sobre cómo enfrentar este nuevo periodo. Pero con el pasar de los meses uno se da cuenta de que eso eran más bien fuegos artificiales. Ese esquema se derrumbó y uno nota que hay cierta improvisación. Porque era evidente que Educación iba a ser un ministerio hipersensible y era evidente que a 45 años del golpe y a 30 del plebiscito iban a pasar cosas. Lo que uno ve es que no hubo reflexión sobre eso, no había nada planeado", plantea Daniel Mansuy, profesor de la Universidad de los Andes e investigador del IES.
"Pienso que los yerros cometidos por el gobierno en las últimas dos semanas son preocupantes, pues parecen ser de carácter estratégico y de conducción política más que comunicacionales", sentencia en tanto Álvaro Pezoa, doctor en Filosofía de la Universidad de los Andes. "En el plano estratégico no queda claro qué quiere realmente hacer el Ejecutivo: ¿atender a sus objetivos y compromisos de campaña -que fueron votados favorablemente por casi el 55% del electorado en diciembre pasado- o enredarse en cada disputa que le plantea la oposición, en especial la izquierda, cual si se encontrase inmerso en una "guerra de guerrillas"?", añade.
Para Gonzalo Müller, director del Centro de Políticas Públicas de la UDD, "las dificultades que enfrenta un gobierno siempre son políticas. Creo que el facilismo de lo comunicacional lo terminó de agotar el gobierno de Bachelet. A estas alturas, es una muletilla inservible".
El analista también apunta a la responsabilidad de los partidos. "Como en muchos casos, aquí hay una acumulación. Primero, partidos que están haciendo una transición a transformarse en una coalición de gobierno y entender que eso tiene derechos y deberes. Y hay algunos que se sienten con la libertad de transformarse en francotiradores y comentaristas", asegura.
Para el también columnista Hugo Herrera, director del Instituto de Filosofía de la UDP, la situación que enfrenta el gobierno responde a una disputa de dos visiones estratégicas: la de partidos como RN y Evópoli, que hacen esfuerzos por "ampliar" a Chile Vamos hacia el centro, y la de sectores tradicionales de la derecha -influenciados por centros de estudios como Libertad y Desarrollo y la Fundación para el Progreso- que promueven una mirada preferentemente economicista, que se refleja, según su parecer, en la gestión del segundo piso y en la mirada de Varela, Rojas y el titular de Economía, José Ramón Valente.
"Al comité político, al igual que a Piñera, le falta tomar conciencia de esta disputa soterrada. No creo que ellos tengan un afán de despolitizar la gestión del gobierno o hacer solo énfasis económicos. Pero al final caen en eso, porque da la idea de que finalmente los grupos más influyentes son los más recalcitrantes. Y eso explica en parte la molestia de RN y la cautela de Evópoli", dice Herrera.
Desde los partidos matizan sobre la profundidad de los errores cometidos por el gobierno, los que atribuyen a hechos coyunturales.
"Podemos observar muchas cosas positivas, una agenda potente y un equipo con mucha experiencia. Y si hubiera puntualmente cosas que observar, se hace en privado", sentencia el timonel de Evópoli, Hernán Larraín Matte.
"Lo más relevante es no distraer la atención con anécdotas y que el gobierno sea evaluado por sus resultados. Ese es el tema más complejo. Por eso era tan dificultosa una semana que estuvo plagada de anécdotas y donde la evaluación del gabinete y del propio gobierno era en base a esas anécdotas", sostiene el senador RN Francisco Chahuán.
Volver a controlar la agenda
Tanto analistas como representantes de Chile Vamos asumen que el gobierno ha perdido el control de la agenda y que buen parte del futuro se medirá en la posibilidad que tenga de volver a tener ese dominio.
"Lo importante es que el gobierno tiene que retomar la agenda, como lo hizo con el tema de migración. Esos son los temas por los cuales fue elegido. El otro es el tema del empleo. Por eso es tan importante el reajuste del salario mínimo, pero fundamentalmente que las expectativas se traduzcan en mejoras para la población", analiza Aldo Cassinelli, director del Instituto Libertad.
"Es complejo comunicar tu propia agenda cuando tienes un ruido de ambiente muy fuerte, provocado también por errores propios, pero eso no significa que tu agenda esté incorrecta. Yo creo que la agenda del gobierno es correcta y hay que volver a retomar el control", añade la senadora Ena von Baer (UDI).
"La ciudadanía espera que el gobierno se empeñe en cumplir con sus principales desafíos, atingentes a seguridad, infancia, crecimiento económico, empleo, pensiones, salud, etc., y no que gaste sus mayores energías en responder a cada uno de los dichos que efectúan los dirigentes opositores", dice Pezoa.
"El capital de popularidad se le está agotando al gobierno", advierte Herrera. "Y con estos errores, va quedando cada vez menos espacio de maniobra. Por ejemplo, con lo de Rojas, en todo lo que se había avanzado en derechos humanos, recordando su frase de los cómplices pasivos por ejemplo, se vuelve atrás. Lo mismo pasa con Castillo y una eventual cercanía con la DC. ¿Qué posibilidad hay de tender puentes con la DC ahora?", asegura.
Mansuy también es escéptico y alude a problemas de fondo. "Cuando en el anterior gobierno de Piñera muchos criticamos, se nos dijo, 'la derecha está aprendiendo a gobernar'. Pero tuvo cuatro años para prepararse, tuvo una fundación, donde había gente de su equipo pensando. Pero lo que uno ve es que no hay énfasis, no hay ejes discursivos que permitan dominar la agenda", finaliza.
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