Aunque la mayoría de los analistas apostó por cambios en el comité político tradicional -Interior, Segpres y Segegob- el Mandatario hizo oídos sordos a los cuestionamientos sobre los problemas en la conducción política y en el relato y mantuvo a su circulo de hierro integrado por Andrés Chadwick (UDI), Gonzalo Blumel (Evópoli) y Cecilia Pérez (RN).

Se dijo que Pérez podría a ir a Deportes, que Blumel sería un buen vocero, y que en esta nueva etapa se necesitaba un jefe de la Segpres con más experiencia política para sacar adelante las reformas política. Nada de eso sucedió y los tres ex inquilinos de Apoquindo 3000 salieron triunfadores ayer del salón Montt Varas.

Cercanos a Alfredo Moreno recuerdan que antes de que se iniciara el segundo gobierno de Piñera, veía el Ministerio de Obras Públicas (MOP) como una cartera atractiva y desafiante. "Siempre quiso Obras Públicas, porque quería seguir el ejemplo de Ricardo Lagos y cambiarle la cara a la infraestructura de Chile", asegura un cercano a él.

El expresidente de la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC) se vio muy contento –y sonriente- hoy tras el cambio. No lo había pasado bien en los últimos meses en la cartera que lideraba, Desarrollo Social. La consulta indígena se había convertido en una pesadilla y la muerte de Camilo Catrillanca dejó en el congelador a su plan Araucanía. A ello se sumaban su impotencia por no poder darle movimiento a una burocrática estructura de este ministerio que nunca pudo modificar y los lentos resultados en el tema de la niñez y clase media.

Acostumbrado a ganar y a conseguir sus objetivos en todos los trabajos que ha desempeñado (Banco Chile, Falabella, Teletón, la Cancillería, Penta y la CPC, entre otros) necesitaba una buena salida y Piñera, su amigo personal, se la concedió. Sin perder tiempo, a las 15:30 de hoy Moreno cruzo la calle Morandé rumbo al MOP.

En este cambio el partido de la estrella tricolor no perdió a ninguno de sus ministros, sumó a un militante más -Teodoro Ribera- en una cartera estratégica como es Relaciones Exteriores y, un cercano al partido -Jaime Mañalich- llegó a Salud. Asimismo, mantuvo su "cupo" en el comité político, a pesar que muchos advertían que Cecilia Pérez debía dejar la vocería.

Por ello, varios dirigentes del oficialismo plantearon ayer que en el cambio se tuvo mucho en cuenta los reclamos de las últimas semanas que han realizado líderes de RN, especialmente su presidente Mario Desbordes.

Hoy fue una buena mañana para Manuel José Ossandón. La encuesta CEP lo ubicó en el tercer lugar de los personajes políticos mejor evaluados, con un 37% de apoyo. Una hora y media después se cumplía un deseo pedido ayer por el senador de RN en redes sociales: que José Ramón Valente dejara Economía; y, aunque muchos lo consideran como un triunfo para Alfredo Moreno, Ossandón también había cuestionado duramente la gestión del nuevo titular del MOP en Desarrollo Social.

Cercanos al senador por Santiago Oriente señalan que lo sucedido hoy le da un nuevo impulso en su deseo de volver a ser candidato presidencial, algo de lo cual no está convencido de volver a hacer.

Casi ninguno de los dirigentes y parlamentarios de la oposición quedaron satisfechos con los cambios que realizó el Presidente a su gabinete. De hecho, acusaron cambios "superficiales" "no reales", y que "no cambian la dirección que ha llevado el gobierno". La razón era evidente: no fueron tomadas en cuenta por el Mandatario las declaraciones previas de la oposición que pedían cambios en la conducción y modificaciones en el comité político. Más aún, Piñera tras realizar los cambios pronunció un discurso donde nuevamente- al igual que en su cuenta pública- responsabilizó a sectores de la oposición en parte por la situación económica del país.

Donde sí coincidieron los partidos de centroizquierda fue con la salida de Roberto Ampuero de Cancillería. La mayoría de las figuras del sector ligada a temas internacionales habían cuestionado la política exterior del gobierno y a su ministro.

La inexperiencia política fue el aspecto central del fracaso de Gerardo Varela, en Educación, y de Alejandra Pérez, en Cultura, ambos removidos de sus cargos en el primer cambio de gabinete de Piñera. Hoy se repite un escenario parecido con la salida de Roberto Ampuero de Relaciones Exteriores, quien nunca se sintió a gusto en el edificio José Miguel Carrera, y de Emilio Santelices, quien pese a sus esfuerzos y ganas, nunca pudo controlar el Ministerio de Salud, donde la militancia es una de las características de sus funcionarios.

La ausencia de la presidenta de la UDI, Jacqueline van Rysselberghe, y del secretario general, Jorge Fuentes, no pasó desapercibida hoy en la ceremonia de cambio en La Moneda.

La molestia gremialista no sólo fue en privado. Varias figuras de la colectividad hicieron pública su disconformidad señalando que su partido resultó perjudicado. Esto a pesar de la lealtad que, según señalan, han tenido con Piñera.

El malestar se debe a dos puntos: resintieron profundamente la salida de Alfredo Moreno de Desarrollo Social y la llegada, en su reemplazo, de Sebastián Sichel. Si bien el ex presidente de la CPC es independiente, en el último tiempo la UDI se había acercado a él buscando, entre otras cosas, fortalecer el discurso de un partido con sello social, algo que se ha disputado con RN durante esta administración. Les molestó que a esa cartera llegara una figura que no tiene ninguna vinculación con los partidos de Chile Vamos. El segundo elemento es que dicen que se generó un desequilibrio político y una mejor situación para RN, con la llegada de Teodoro Ribera a Cancillería y de Jaime Mañalich a Salud.

"Ganaron las pataletas por sobre la lealtad", es una de las frases que lanzan en el gremialismo, en privado, para graficar el escenario.

Según fuentes de Palacio, el Presidente habría optado por un diseño en que no se escucharon necesariamente las visiones de los partidos y eso resintió a la colectividad que ha apelado a su "lealtad" con el Ejecutivo.