Agustín Huneeus congela proyecto en Casablanca: “Está suspendido por incertidumbre socioeconómica a largo plazo”

AGUSTIN HUNEEUS
AGUSTIN HUNEEUS - ROSTRO - SONRIENDO -EMPRESARIO - VITIVINICOLA - POSANDO - VIEDO - CHILE

El empresario pretendía desarrollar desde 2019, junto a varios socios, Maucolén, una iniciativa que incluía 240 parcelaciones residenciales y la conservación de 150 hectáreas de viñas y más de 2.000 hectáreas de bosque nativo, al estilo Napa Valley.


A inicios de 2019, el empresario vitivinícola Agustín Huneeus Cox presentó en público Maucolén, un “desarrollo armónico vitícola-inmobiliario” que conjugaría la construcción de residencias con la conservación de 150 hectáreas de los mejores viñedos que mantuvo tras la venta de la viña Veramonte −a la española González Byass en 2016− y extensas áreas de bosque nativo, cruzadas por una red de senderos, con una inversión de US$ 40 millones en cinco años.

La prensa hablaba de “la nueva Casablanca de Huneeus” y de su protagonismo en la segunda gran reconversión del valle con este proyecto para convertirla en zona de urbanismo sustentable y amigable con los viñedos, al estilo de Napa Valley, donde Huneeus posee la viña Quintessa. La primera ocurrió en la década de los 90, cuando él fue clave en que emergiera en el mapa mundial de la industria del vino.

Huneeus vendería los terrenos a una sociedad constituida para desarrollar el proyecto y se quedaría con el 15% a través de su fundación. En la nueva firma participaban con distintos porcentajes Hernán Besomi, cofundador de la constructora Ebco; Matías y Alfredo Fernández Recart, de Inmobiliaria Imas; el exsenador y exministro Pablo Longueira; Daniel Pardo, quien entre 2014 y 2016 había trabajado como gerente de Mercado en Estados Unidos de Veramonte y luego como gerente de la División de Vinos Importados en Huneeus Vintners; Fernando Rufin, socio y gerente de Imas y Ebco; Jacqueline Plass; y Gonzalo Cubillos.

La idea era comercializar 240 lotes de entre 5.000 metros cuadrados y dos hectáreas, con precios que partían en unas 4.000 UF. En palabras de Huneeus, querían conformar un barrio diversificado, no “un nido de elite”. Unas 2.250 hectáreas se mantendrían como zona de preservación, incluyendo parte de los viñedos, a fin de resguardar el terroir inigualable para el merlot y el syrah. La ecuación consideraba una casa por cada 10 hectáreas de bosque y viñas.

Las obras comenzarían en la segunda mitad de 2019, pero el proyecto terminó congelado por varios factores. El primero fue el escándalo por los sobornos para admisiones en prestigiosas universidades de Estados Unidos, destapado el 12 de marzo de ese año, por el que resultó condenado su hijo, Agustín Huneeus Quesney, quien estaba a cargo de los negocios. Esto obligó al empresario a retomar la conducción de su compañía Huneeus Vintners. En todo caso, sus cercanos aseguran que ese caso no influyó en Maucolén, ya que el proyecto se haría a través de su fundación y no involucra a la familia.

A ello se sumó el cambio de clima social y político en Chile: el 18 de octubre, la secuela de protestas y la discusión constitucional. Y en la primera parte de 2020, la aparición de la pandemia Covid-19, que asoló la actividad económica.

“El proyecto Maucolén está suspendido por incertidumbre socioeconómica a largo plazo”, respondió de manera escueta Huneeus, consultado por Pulso.

Uno de sus socios comenta que el proyecto “no prosperó por consideraciones del propietario” y otro detalla que se congeló hacia fines de 2019, que además en 2020 se salió Pablo Longueira en el marco de su fallido intento de retornar a la primera línea política y que se intentó retomar en algún momento de 2021, pero en abril se decidió que no estaban dadas las condiciones para seguir.

Epílogo en veremos

Otro participante en el proyecto afirma que el proyecto se congeló por la situación económica y política del país, pero que no está descartado: “Es un proyecto de largo plazo, con un fuerte componente social, porque 15% de las ventas iría a causas filantrópicas, principalmente el Hogar de Cristo”, afirma. A ello se agregan el alza de las tasas de interés y las restricciones de financiamiento a proyectos inmobiliarios. Un gestor acota que Maucolén es una iniciativa muy ambiciosa, con un modelo de negocios que no existe en Chile, que armoniza sustentabilidad y cuidado del medio ambiente con producción agrícola orgánica y con la presión por urbanizar este valle. “Queremos marcar una diferencia. Por lo mismo, es un proyecto que no genera grandes utilidades, sus márgenes son menores a los normales; así es que con cualquier riesgo se desestabiliza”, enfatiza.

Varios tienen la esperanza de relanzarlo cuando mejoren las condiciones financieras y exista más claridad sobre las regulaciones y el marco institucional. En ese caso se verá quiénes de los socios mantienen interés en continuar.

Huneeus también pensaba sacar en Casablanca un último gran vino, el que ya tenía nombre, Epílogo, y estaría a cargo de Rodrigo Soto, ex enólogo y gerente general de Veramonte, quien se fue a Huneeus Wintners. “El vino Epílogo, como parte de este proyecto (Maucolén), espera pacientemente”, afirma Agustín Huneeus.

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