Apostar contra los bancos trae recompensas y reveses
La subida de las tasas de interés ha vuelto a poner de moda las ventas en corto. En las últimas semanas ha estallado la polémica, con críticas que alegan que los operadores están asustando a los clientes de los bancos para que retiren sus depósitos de golpe. Los abogados que representan al sector bancario pidieron la semana pasada a los reguladores que prohibieran las ventas en corto de acciones de empresas financieras.
Las ventas en corto vuelven a estar de moda en Wall Street, recompensando a quienes apuestan contra los bancos y provocando una reacción violenta.
Las ventas en corto, es decir, apostar a que los precios de los valores caerán, aumentaron el año pasado cuando muchos inversores se prepararon para las turbulencias del mercado. Este enfoque ayudó a los fondos de cobertura a batir los principales índices bursátiles el año pasado por primera vez desde 2008.
En las últimas semanas ha estallado la polémica, con críticas que alegan que los operadores están asustando a los clientes de los bancos para que retiren sus depósitos de golpe. Los abogados que representan al sector bancario pidieron la semana pasada a los reguladores que prohibieran las ventas en corto de acciones de empresas financieras.
La Comisión del Mercado de Valores de EE.UU. no está considerando una prohibición, dijo un representante de la agencia. Según un estudio del Banco de la Reserva Federal de Nueva York, la prohibición de las ventas en corto promulgada en 2008 por la SEC no logró frenar las ventas masivas y dificultó la negociación de algunos valores.
Las ventas en corto de valores financieros se dispararon cerca de un 11% en abril, sin que se movieran significativamente los precios de las acciones, según el proveedor de datos bursátiles Ortex. Lo contrario está ocurriendo en mayo, cuando las ventas en corto han disminuido y las acciones de los bancos regionales están perdiendo cerca de un 10%.
Porter Collins, cofundador de Seawolf Capital, señaló que su fondo abrió posiciones cortas en bancos como First Republic Bank el año pasado al subir las tasas de interés, presionando a la baja los precios de los bonos que tenían los bancos.
“Todo estaba a la vista en los estados financieros para explicar la quiebra de estos bancos”, afirmó Collins. “Era sólo una ecuación matemática”, agregó.
Los vendedores en corto suelen tomar prestados valores a cambio de una comisión y los venden inmediatamente, planeando recomprarlos a precios más bajos en el futuro, devolverlos a los prestamistas y embolsarse la diferencia de precio. Otros vendedores en corto compran opciones o swaps que ganarán valor si bajan los precios de las acciones o bonos a los que hacen referencia.
Cuando Silicon Valley Bank y Credit Suisse quebraron en marzo, fondos de cobertura como Beach Point Capital Management, Converium Capital, ISO-mts y Saba Capital Management LP se beneficiaron de las operaciones que habían realizado previamente contra bonos de bancos europeos, indicaron personas familiarizadas con las empresas. Más recientemente, fondos como Seawolf y Lake Cornelia Research Management se han beneficiado de la venta en corto de acciones de bancos regionales estadounidenses.
El interés en corto, o porcentaje de acciones vendidas en corto, ha sido mayor para First Republic Bank y PacWest Bancorp, superando el 15%, de acuerdo a datos de S&P Global Market Intelligence. El interés en corto también aumentó para un puñado de otros, incluyendo Metropolitan Bank, Bank of Hawaii, Zions Bancorporation, Customers Bancorp y SouthState Corp.
Con esto, el sector financiero era uno de los menos cortos a finales de abril, con un promedio del 1,7%, es decir, la mitad del interés en corto de los valores tecnológicos, según datos de S&P.
Las posiciones cortas en valores tecnológicos y bonos del Tesoro estadounidense, otra popular apuesta bajista, se dispararon en marzo, al buscar los inversores seguridad frente a la crisis bancaria. Los fondos de cobertura macroeconómica que se pusieron cortos en bonos del Tesoro porque esperaban que los tipos de interés siguieran subiendo, sufrieron fuertes pérdidas.
“Sin duda, estamos viendo más actividad en el lado corto que en la última década”, sostuvo Aaron Steinberg, jefe de ventas de servicios de primera en Pershing, una unidad de Bank of New York Mellon que apoya a los fondos de cobertura.
El gestor de fondos de Beach Point Capital Management, Ben Hunsaker, empezó a comprar derivados hace aproximadamente un año que se revalorizarían si bajaban los precios de los bonos de bancos como UBS Group y Deutsche Bank. Pensó que los bancos estaban expuestos a las consecuencias de la inflación de las materias primas causada por la guerra en Ucrania y por el posible colapso de Credit Suisse.
A principios de marzo, los swaps de incumplimiento crediticio sobre bancos europeos representaban una cuarta parte de todas las apuestas cortas en su cartera de bonos respaldados por activos de US$ 3.000 millones. La cartera ganó aproximadamente un 1% en total en marzo, tras la quiebra de Silicon Valley Bank y Credit Suisse, según una persona relacionada con el asunto. Los hedge funds perdieron un promedio del 0,7% ese mes, de acuerdo a datos de Hedge Fund Research, ya que las turbulencias bancarias provocaron fuertes oscilaciones en los precios de las acciones y de los bonos.
Los fondos de cobertura recibieron su nombre originalmente por utilizar posiciones cortas para cubrir, o compensar, las pérdidas potenciales de las apuestas “largas” a que los precios subirían. Estos fondos “largos-cortos” perdieron popularidad gradualmente después de 2008, cuando las bajas tasas de interés hicieron subir mayoritariamente los precios de la renta variable y la deuda, y los operadores adoptaron aforismos como “no luches contra la Fed”.
El repunte de las acciones meme (cuyo valor se dispara en el mercado como resultado de un impulso generado en redes sociales) en 2020 fue la guinda del pastel. Los operadores aficionados apoyaron a empresas como GameStop y Eastman Kodak, castigando a los fondos de cobertura de ventas en corto que esperaban que sus acciones cayeran.
Muchos inversores especializados en ventas en corto redujeron o cerraron sus operaciones. Incluso cuando acertaron -las acciones de GameStop y Kodak han bajado un 75% desde los máximos de 2021-, sus análisis se vieron a menudo superados por el entusiasmo del mercado.
Ahora que la política monetaria se está endureciendo, los inversores buscan cada vez más posiciones cortas para protegerse de la volatilidad causada por la geopolítica, la macroeconomía y el cambio climático mundial. Los hedge funds perdieron un modesto 4% el año pasado, según datos de Hedge Fund Research, mientras que el índice S&P 500 cayó un 18%.
Los inversores colocaron alrededor de US$ 9.000 millones de dinero nuevo en todos los fondos de cobertura en los tres primeros meses de 2023, después de retirar alrededor de US$ 75.000 millones de abril a diciembre del año pasado, de acuerdo a Hedge Fund Research. Las salidas totalizaron unos US$ 160.000 millones de 2016 a 2021.
Converium, con sede en Montreal, se lanzó en 2021 con una estrategia para combinar operaciones cortas con apuestas largas en inversiones desfavorecidas que pensaban que repuntarían, pero vieron relativamente pocas operaciones atractivas. El año pasado creó más oportunidades, y la firma devolvió alrededor del 5,5%, dijo una persona relacionada con el asunto. Sus activos bajo gestión se han duplicado desde enero de 2022, precisó la persona.
Converium registró una modesta ganancia en marzo gracias a las apuestas cortas sobre bonos bancarios europeos y obtuvo una rentabilidad de alrededor del 4% en los tres primeros meses del año.
Según Hedge Fund Research, los hedge funds obtuvieron una rentabilidad promedio del 1,3% en el mismo periodo, mientras que el índice Dow Jones subió un 0,9% y el S&P 500 un 7,5%.
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