Brillos labiales, papas fritas y aromatizadores de ambiente son algunos de los productos ‘esenciales’ que se siguen vendiendo en Rusia
Los gigantes de los artículos de consumo siguen abasteciendo las estanterías con productos como helados y limpiadores faciales naturales después de haber prometido limitar las ventas a los productos de primera necesidad.
Los mayores fabricantes de productos básicos para el hogar se han comprometido a dejar de vender en Rusia todo lo que no sea esencial.
Lo que cuenta como esencial está abierto a la interpretación.
Las papas fritas de marca Lay’s, las máquinas de afeitar Gillette y las fragancias para el hogar Air Wick siguen a la venta en Rusia, junto con varias marcas de helados, una línea de cosméticos para niños y limpiadores faciales naturales. Las empresas matrices PepsiCo Inc, Procter & Gamble Co. Reckitt Benckiser Group RBGLY y Unilever han dicho que han suspendido las ventas de todos los productos, excepto los esenciales, en Rusia.
Las empresas de bienes de consumo están sometidas a una creciente presión por parte de políticos, inversores, activistas y consumidores, que les instan a reducir aún más las ventas y la fabricación en el país tras la invasión rusa a Ucrania.
El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, nombró públicamente la semana pasada a Unilever y Nestlé al señalar a “las grandes empresas que siguen patrocinando la maquinaria militar rusa y no han abandonado el mercado ruso”.
El jueves, el primer ministro ucraniano, Denys Shmyhal, tuiteó que había hablado con el director general de Nestlé, Mark Schneider, quien, según él, no había mostrado ninguna comprensión del efecto secundario de seguir vendiendo en Rusia. Una portavoz de Nestlé dijo que la empresa considera que las conversaciones con las autoridades gubernamentales son privadas.
El fondo de pensiones del estado de Nueva York pidió recientemente a las empresas de bienes de consumo, como PepsiCo , Mondelez International Inc. y Kimberly-Clark Corp., que consideren los riesgos de seguir haciendo negocios en Rusia. Kimberly-Clark rehusó hacer comentarios, y Mondelez no respondió a una solicitud de comentarios enviados.
Por otra parte, algunas grandes empresas de consumo afirman que mantienen las plantas en funcionamiento como forma de apoyar el sustento tanto de sus propios trabajadores como de los empleados por los proveedores. Otras se negaron a comentar sus razones.
Otras empresas han dicho que se mantienen en el mercado porque están atadas de manos por acuerdos de joint-venture (empresa conjunta) o de franquicia. Los fiscales rusos han advertido a algunas empresas de que les confiscarán sus activos si se retiran del país y han amenazado con detener a sus empleados.
Los fabricantes de medicamentos, vacunas y equipos médicos siguen haciendo negocios en Rusia, con el argumento de que tienen la responsabilidad ética de hacerlo.
El conglomerado industrial Koch Industries Inc, una de las mayores empresas privadas del mundo, defendió la semana pasada su decisión de permanecer en Rusia. “No abandonaremos a nuestros empleados allí ni entregaremos estas instalaciones de fabricación al gobierno ruso para que pueda operar y beneficiarse de ellas”, sostuvo el jefe de operaciones de Koch, Dave Robertson, en un comunicado publicado en el sitio web de la empresa.
PepsiCo, que tiene un gran negocio de productos lácteos en Rusia, indicó a principios de este mes que dejaría de vender Pepsi y 7UP en ese país, pero que seguiría fabricando leche, queso, yogur, fórmulas infantiles, alimentos para bebés y papas fritas. La empresa fue criticada la semana pasada por un acuerdo en el que PepsiCo aceptó comprar 2.200 toneladas de papas de siembra en Escocia para exportarlas a Rusia. Algunas se dirigen esta semana a Rusia en un convoy de camiones.
“Debemos mantenernos fieles al aspecto humanitario de nuestro negocio”, escribió el director general de PepsiCo, Ramón Laguarta, en un memorando dirigido al personal y publicado en el sitio web de la empresa. “Eso significa que tenemos la responsabilidad de seguir ofreciendo nuestros otros productos en Rusia, incluidos los productos básicos diarios como la leche”.
Manifestó que la empresa también seguiría apoyando el sustento de sus 20.000 empleados rusos y de los 40.000 trabajadores agrícolas que suministran leche y papas a la empresa.
A principios de este mes, Unilever dijo que suministraría “productos alimenticios e higiénicos esenciales de uso cotidiano fabricados en Rusia a los habitantes del país”. Los artículos de la marca fabricados -y vendidos actualmente- en Rusia incluyen marcas de helados como Inmarko; la marca de cosméticos Black Pearl; Pure Line, una marca de limpieza basada en ingredientes naturales; y la marca de cremas de manos Silky Hands, según una revisión de los sitios web de los minoristas rusos realizada el lunes.
Unilever también está vendiendo la marca Little Fairy, que fabrica cosméticos para niños, incluyendo brillos labiales y esmalte de uñas con forma de cóctel de frambuesa.
P&G, por su parte, informó que sólo vendería productos centrados en “artículos básicos de salud, higiene y cuidado personal necesarios para las numerosas familias rusas que dependen de ellos en su vida diaria”. Gillette, que antes de la guerra abastecía aproximadamente el 70% del mercado de afeitado de Rusia, ha seguido fabricando y vendiendo máquinas de afeitar. Un portavoz de P&G dijo que la empresa redujo la variedad de artículos que vende en cada categoría, incluidas las máquinas de afeitar, para centrarse en productos básicos de baja gama.
P&G tiene fábricas en San Petersburgo y en las afueras de Moscú. La empresa se negó a comentar qué productos sigue vendiendo o ha retirado. El gigante de los artículos de consumo ha subido los precios de los productos básicos en Rusia en casi un 50% para cubrir los costes añadidos de materiales y logística, y la caída del valor de la moneda rusa, según personas relacionadas con las medidas. Los precios han subido un 25% en el caso del detergente para la ropa, más de un 30% en el de los productos de higiene femenina y casi un 50% en el de los pañales para bebés, agregaron.
Reckitt Benckiser seguirá vendiendo en Rusia su crema depilatoria Veet para mujeres y los productos de fragancia doméstica Air Wick. Reckitt, que cuenta con 1.300 empleados en Rusia, dijo que está “satisfaciendo las necesidades de los rusos de a pie que confían en nuestros productos básicos de higiene y salud para sus necesidades cotidianas”.
Nestlé, el mayor fabricante de alimentos envasados del mundo, tiene seis fábricas en Rusia que elaboran productos como las marcas de caramelos Komilfo y Sudarushka. La portavoz de la compañía aseguró que las seis fábricas están operativas y que el 90% de lo que Nestlé vende en Rusia se produce a escala local. La empresa señaló a principios de este mes que tenía una responsabilidad con sus más de 7.000 empleados en Rusia y que seguiría “garantizando un suministro fiable de productos alimenticios seguros y esenciales para la población local”.
Las empresas, que se enfrentan a sanciones imprecisas, están valorando los beneficios de mantener las relaciones comerciales con los socios rusos frente a los daños a la reputación de continuar con las operaciones, declaró el profesor de finanzas de la Universidad de Michigan, Paolo Pasquariello.
El profesor Pasquariello dijo que etiquetar cualquier producto como esencial cuando no sirve directamente para una necesidad médica clara, “me parece un intento de lavar su elección para mitigar la pérdida de reputación que sufrirán”. “Las sanciones son una forma de guerra económica. Las empresas que consideran esenciales sus hamburguesas con queso, sus zapatos o sus equipos están, en última instancia, socavando la premisa de las sanciones”, añadió.
Aunque la caída del rublo significa que una parte de los beneficios a corto plazo se evaporará, Rusia ha sido un mercado clave en los últimos años para muchas de las empresas que siguen operando allí.
El mes pasado, Nestlé atribuyó el fuerte crecimiento de Rusia -que representa alrededor del 2% de sus ventas mundiales- a su región de Europa, Medio Oriente y Norte de África, que registró el mayor incremento de ventas de la última década.
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