Crece la preocupación de que la agenda de Trump ponga a prueba la resistencia de la economía

El gasto de los consumidores cayó un 0,2% en enero, según informó el viernes el Departamento de Comercio. Foto: Yuki Iwamura/Bloomberg News
Crece la preocupación de que la agenda de Trump ponga a prueba la resistencia de la economía

Aunque es demasiado pronto para saber si el crecimiento está en problemas, los datos "blandos" de las encuestas y los mercados muestran una creciente inquietud al respecto. El rápido ritmo de los cambios políticos de Trump está generando una incertidumbre política que podría por sí misma pesar sobre las empresas y el gasto de los hogares.


La economía estadounidense ha demostrado muchas veces a los pesimistas que es tentador pensar que nada puede detenerla.

El bombardeo político del primer mes del Presidente Trump está poniendo a prueba esa resistencia.

Es demasiado pronto para decir si se están formando grietas en la economía en general, que creció a un saludable ritmo anual del 2,3% en el cuarto trimestre. La tasa de desempleo descendió al 4% en enero, un nivel históricamente bajo.

Pero el gasto de los consumidores, que representa más de dos tercios de la demanda, disminuyó un 0,2% en enero, según informó el viernes el Departamento de Comercio, en lugar de aumentar como esperaban los economistas. Fue la mayor caída mensual en cuatro años.

Mientras tanto, el índice de confianza del consumidor del Conference Board registró en febrero su mayor retroceso mensual desde 2021, y las expectativas de inflación de los consumidores han aumentado. Un índice de incertidumbre sobre la política económica mundial basado en artículos periodísticos ha superado su récord de la era de la pandemia.

El S&P 500, que subió más de un 6% entre el día de las elecciones y el 19 de febrero, ha caído desde entonces un 3,1%. El rendimiento de los bonos del Tesoro a 10 años ha retrocedido del 4,79% del 14 de enero al 4,23% del viernes. Ahora está por debajo de los tipos de las letras del Tesoro a tres meses. La rentabilidad de los bonos refleja las expectativas de crecimiento y las medidas de la Reserva Federal en materia de tasas de interés. Cuando cae a un nivel menor que el de las tasas de corto plazo, una configuración denominada “curva de rendimiento invertida”, tiende a presagiar un crecimiento más débil.

Los economistas se refieren a las encuestas de confianza y a los indicadores financieros como datos “blandos”. Son notoriamente volátiles, están influidos por las noticias y a menudo son malos predictores de la actividad económica real.

La mayoría de los datos “duros” sobre la renta, el mercado laboral y la producción apuntan en general a una economía en marcha. La caída del gasto de los consumidores en enero puede haberse debido en parte al frío en el sur y a los incendios forestales en Los Ángeles.

Además, es posible que Trump no cumpla todas sus amenazas arancelarias.

“Sospechamos que el ladrido y la mordedura estarán separados por cierta distancia”, aseguró Carl Tannenbaum, economista jefe de Northern Trust. Mientras tanto, el Congreso parece dispuesto a aumentar el déficit presupuestario, lo que impulsaría el crecimiento. “Sin duda estamos pendientes del impacto de los recortes de gastos públicos seleccionados sobre el consumo, pero nuestra expectativa es que el sólido comportamiento del mercado laboral siga apuntalando el gasto de los hogares”, señaló.

Una señal de suavización en los datos duros: las solicitudes semanales de subsidios iniciales de desempleo subieron la semana pasada a 242.000 desde 220.000. Aunque ni siquiera es la cifra más alta de los últimos seis meses, las solicitudes en Washington, D.C., fueron aproximadamente cuatro veces más altas que el año pasado por estas fechas, probablemente como consecuencia de los despidos de empleados públicos y el ajuste del cinturón por parte de los contratistas.

El rápido ritmo de los cambios políticos de Trump está generando una incertidumbre política que podría por sí misma pesar sobre las empresas y el gasto de los hogares.

“Todos estamos aquí sentados tratando de filtrar el ruido a la realidad económica”, dijo la economista jefe de KPMG, Diane Swonk. “Pero el ruido en sí tiene sus propias consecuencias económicas”, advirtió.

Swonk ve crecientes posibilidades de una recesión a finales de este año, en parte debido a la secuencia de la agenda de Trump.

Las piezas que han demostrado ser más rápidas de promulgar -aumentar los aranceles, frenar la inmigración, recortar trabajadores y contratos federales- tienden a afectar el crecimiento a corto plazo. Los recortes fiscales que él y los republicanos del Congreso persiguen podrían no entrar en vigor hasta el próximo año.

“No se ha avanzado en los aspectos ‘positivos’ para el crecimiento: recortes fiscales y desregulación”, afirmó James Knightley, economista jefe de ING Financial Markets. “En su lugar, el gobierno se ha centrado en políticas que arrojan ‘negativos’”, agregó.

La caída de los datos blandos puede ser en parte una reversión de una subida de azúcar poselectoral. Goldman Sachs ha dejado su estimación de probabilidad de recesión en los próximos 12 meses en el 15%, según el economista jefe Jan Hatzius.

También hay cierta disonancia entre las encuestas. El Conference Board sostuvo que los directores ejecutivos encuestados entre finales de enero y principios de febrero reportaron su mayor confianza en tres años, mientras que S&P Global dijo que los gerentes de compras encuestados a mediados de febrero expresaron un optimismo marcadamente menor sobre el próximo año.

Sin embargo, las amenazas arancelarias de Trump también parecen estar aumentando las expectativas de inflación de los consumidores. Ese fenómeno es más difícil de descartar, ya que ha aparecido en múltiples encuestas durante meses consecutivos.

El aumento de las expectativas de inflación es un problema potencial porque los economistas creen que pueden autocumplirse y hacer que la Reserva Federal (Fed) dude en bajar las tasas de interés, incluso si el impulso económico disminuye.

“Con una inflación que acaba de alcanzar su nivel más alto en 40 años, ahora no es el momento de bajar la guardia”, aseguró Jeff Schmid, presidente de la Fed de Kansas City, en un discurso pronunciado el jueves. Señalando la preocupación de que la incertidumbre empresarial pueda pesar sobre la actividad económica, añadió: “La Fed podría tener que equilibrar los riesgos de inflación con las preocupaciones sobre el crecimiento”.

La construcción, frenada por las altas tasas de interés, está muy expuesta a las medidas de Trump contra la inmigración. La producción manufacturera, con tendencia a la baja desde mediados de 2022, podría verse seriamente perturbada por otra guerra comercial.

Trump comunicó el jueves que Estados Unidos planea imponer un arancel adicional del 10% a las importaciones procedentes de China la próxima semana, además del aumento similar que hubo en febrero. También comentó que planea seguir adelante con los aranceles del 25% a Canadá y México.

“Eso podría ser un golpe importante”, manifestó Gregory Daco, economista jefe de EY-Parthenon. “Y no es cierto que se pueda compensar con producción nacional de la noche a la mañana. Se tardan años en construir fábricas”, alertó.

Daco ve la probabilidad de una recesión en los próximos 12 meses entre el 35% y el 40%, unos 5 puntos porcentuales más que a principios de año.

Mientras tanto, algunas señales de fuerte demanda pueden resultar menos tranquilizadoras si se examinan más de cerca. Excluyendo aeronaves y artículos relacionados con la defensa, los nuevos pedidos de bienes de capital aumentaron un 0,8% en enero respecto a diciembre, según informó el jueves el Departamento de Comercio. Según los economistas, esto puede deberse a que las empresas han adelantado sus pedidos para evitar los aranceles. Un indicio similar de acumulación de existencias proviene de los nuevos datos sobre el déficit comercial de bienes, que se disparó a un récord de US$ 153.300 millones en enero, de acuerdo al Departamento de Comercio.

A principios de enero, los economistas encuestados por The Wall Street Journal esperaban que el PIB se expandiera a una tasa anualizada del 2,2% en el primer trimestre desde finales de 2024. Varios de esos economistas dijeron que sus previsiones no han cambiado mucho en las últimas semanas.

Pero un mayor déficit comercial restaría PIB. Un modelo del banco de la Reserva Federal de Atlanta, que actualiza continuamente el crecimiento estimado con nuevos datos, rebajó el pronóstico previsto para el trimestre actual a una contracción del 1,5%, desde un crecimiento del 2,3%. El viernes, los economistas de Piper Sandler rebajaron su previsión del PIB del primer trimestre a una contracción anualizada del 2%, en lugar de un crecimiento del 2%.

“¿Es el comienzo de una recesión? No lo estamos llamando así“, afirmó la economista jefe de Piper Sandler, Nancy Lazar. “Pero esta incertidumbre económica está creando un telón de fondo más débil”, reconoció.

-Traducido del inglés por Pulso.

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