La conversación entre Sebastián Edwards y Arnold Harberger, el padre de los Chicago Boys
Arnold Harberger, quien fue presidente de la Escuela de Chicago por 12 años, indica que esta no fue una “caja de resonancia de Friedman”, en una entrevista realizada por su exestudiante y académico de UCLA.
Arnold Harberger, el considerado padre de los Chicago Boys chilenos, a sus 97 años hizo memoria de su paso por el centro de pensamiento que formó a varios líderes económicos y políticos de América Latina. No lo hizo en cualquier formato, sino que en entrevista con uno de sus estudiantes, el académico de UCLA, Sebastián Edwards.
En la revisión de su trayectoria de 35 años en la Escuela de Chicago (que van desde su nacimiento en 1947,como estudiantes, hasta 1982 incluyendo sus doce años como presidente), una de las aristas que abordan se centra en una de las figuras más prominentes de la mencionada casa de estudios: el premio Nobel de Economía, Milton Firedman.
Edwards, que llegó como estudiante de posgrado, en 1977, reconoce que él y sus compañeros, “en muchos sentidos”, pensaban que arribaban a “una fortaleza construida alrededor de Milton Friedman y sus puntos de vista”.
Sin embargo, Harberger cuestiona este protagonismo. “Me resisto mucho a la idea de que Chicago fuera básicamente una caja de resonancia para Friedman”, asegura, ligando su respuesta a la negación de que se tuviera una inclinación política particular, en el contexto estadounidense.
“Tuvimos tantas personas votando demócratas como republicanos. El caso es que el otro departamento principal tenía en su mayoría demócratas. No es que fuéramos predominantemente republicanos; teníamos algunos, y ellos no tenían ninguno (o tenían muy pocos), por así decirlo”, le indica a Sebastián Edwards.
Hecha esta aclaración, el mismo Harberger se anima a hacer una mejor definición de la institución, preguntándose “¿Qué determina la Escuela de Chicago?”. Desde su punto de vista, “significaba creer que las fuerzas del mercado eran extremadamente importantes para determinar cómo funcionaban las cosas en el mundo real, y nadie en Chicago estaba en desacuerdo con ese principio”.
De todas maneras, se hace cargo de lo que la escuela proyectaba en torno al economista considerado como uno de los padres del neoliberalismo. “En Cambridge y particularmente en el MIT, y dentro del MIT, Paul Samuelson y Bob Solow, hicieron comentarios sarcásticos sobre Chicago, y especialmente sobre la actitud y los intereses de Milton Friedman, y yo diría que había una especie de creencia de que todos éramos una especie de clones de Friedman. Esto, por supuesto, no era cierto”, recalca el veterano economista.
Para profundizar su línea argumentativa, Harberger sostiene que hay tres principios en torno a la Escuela: “la teoría es de suma importancia y debe guiar el pensamiento económico; los constructos teóricos deben confrontarse con el mundo real, deben probarse, debe haber mucho análisis de datos; y en caso de duda, vuelva siempre a la teoría fundamental de los precios, al funcionamiento de los mercados”.
La conversación entre los dos economistas, que se reencontraron como pares en su trabajo como académicos en la Universidad de Chicago, quedó plasmada en un paper publicado recientemente en el Centro de Estudios Públicos y en la revista web Promarket, justamente, de la Universidad de Chicago.
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