Austeridad: la moderación del ajuste fiscal transforma el debate




La austeridad ha sido el tema que ha marcado la pauta post recesión en las economías avanzadas.

Es demasiado esperar que surja un consenso en la gestión fiscal en 2014, pero el asunto probablemente no tendrá el poder de polarización de los últimos cuatro años. El optimismo de que el debate sobre las finanzas públicas perdería parte de su veneno viene del punto muerto global del año pasado.

Los partidarios de la austeridad fueron golpeados severamente en abril cuando una propuesta central a sus argumentos resultó tener errores. Si acaso los errores eran suficientes para invalidar su conclusión fue irrelevante para el hecho de que la advertencia de los profesores Carmen Reinhart y Kenneth Rogoff, de que las tasas de crecimiento económico caerían una vez que la deuda pública subiera por sobre el 90% del ingreso nacional, no serviría más para convencer a los reguladores o al público de la necesidad de reducir el déficit.

La confusión de los eventos no era exclusiva para los partidarios de la austeridad. El año pasado comenzó con amplias predicciones de que vendrían problemas en la economía estadounidense originados por una gran reducción fiscal. La consolidación del presupuesto resultó de una sesgada pelea política, pero lejos de desplomarse, la recuperación de EEUU siguió y terminó el año como la economía con la mayor tasa de crecimiento del G7.

Hay amplio consenso en cuatro temas. Primero, la mayoría de las economías avanzadas deben recortar el gasto público o subir los impuestos para reducir el endeudamiento público. Los economistas concuerdan en que la crisis ha empobrecido a la mayoría de los países ricos, creando persistentes déficit de presupuesto, en lugar de molestias temporales que desaparecerán con la recuperación.  Segundo, los esfuerzos para reducir el déficit generalmente limitan el crecimiento, aunque en qué grado lo hace es ampliamente discutido. Tercero, los efectos negativos de la austeridad son más cuando la política monetaria no logra compensar la debilidad de la demanda. Y cuarto, algunos países con crisis fiscales, como Grecia, no tienen más opción que cortar el crecimiento en un momento difícil.

Las discusiones más amargas son acerca de países que se puede decir que tenían una opción. ¿Debiera haber sido más suave la consolidación fiscal o esta no era una opción creíble para los gobiernos de EEUU, UK, el núcleo de la eurozona y Japón? Ni una respuesta clara vino del desempeño de estos países en 2013.

Mientras EEUU sorprendió a la mayoría con la adaptación de la recuperación a las alzas de impuestos y la indiscriminada limitación del gasto público, Ben Bernanke, el ahora ex presidente de la Reserva Federal, dijo que el desempeño podría haber sido mejor. En uno de sus últimos actos a cargo de la Fed, dijo: "la política fiscal del ajuste excesivo a corto plazo probablemente ha sido contraproducente".

Y añadió, "con las políticas monetaria y fiscal trabajando en direcciones opuestas, la recuperación es más débil de lo que sería de otra forma. Pero la actual mezcla de políticas es particularmente problemática cuando las tasas de interés están muy bajas, como ahora".

En el Reino Unido se vio lo opuesto. El FMI había acusado al gobierno británico de "jugar con fuego" por su excesiva austeridad, la cual Olivier Blanchard, su director economista, dijo que estaba perjudicando el gasto privado.

Gran Bretaña ahora está más preocupada del crecimiento producido por el consumo excesivo y desbalanceado que del estancamiento. George Osborne, ministro de Finanzas, se siente orgulloso de haber impuesto un plan de muchos años de reducción del déficit y haberse apegado a este.

En la eurozona, la insistencia de personas prominentes, como Jens Weidmann, presidente del Bundesbank, de que otros países deben "apegarse a lo que sin duda es un arduo camino de ajuste hasta el fin" no ha ayudado a la recuperación, con la zona apenas arrastrándose fuera de una segunda recesión de 18 meses. Y en Japón, la "segunda flecha" de Abenomics, que inicialmente involucraba un estímulo fiscal, pareció ayudar al repunte.

Este año, el hecho que podría disminuir las disputas sobre la austeridad es que el mundo avanzado está apuntando a hacer menos. El FMI cree que "se espera que la reducción fiscal se modere… como una gran parte de la consolidación ya se ha hecho". Además de Japón, se estima que las economías avanzadas ya han implementado dos tercios de la austeridad necesaria.

La pregunta es si las instituciones políticas pueden tener prudencia a largo plazo. Un nuevo estudio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) notó el gran número de democracias que han sacado del poder a los partidos que estuvieron a cargo durante la crisis fiscal. El mismo estudio dijo que no había una solución mágica a la reducción del déficit, y que el momento óptimo para la austeridad era justo cuando la economía estaba reactivándose, lo que es casi imposible de hacer con precisión.

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© The Financial Times Ltd, 2011.

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